Llevaba encadenadas últimamente una serie de lecturas de tinte más bien dramático, llenas de sufrimiento y oscuros argumentos, con lo que me apetecía hacer una pausa y entretenerme con algo de carácter más ligero, con una lectura "desintoxicante" que me sirviera de balón de oxígeno antes de introducirme en nuevas historias intensas y tal vez más truculentas. Pero creo que me he pasado de frenada con este "No me dejes (Ne me quitte pas)" de Màxim Huerta, un autor del que ya he leído varias novelas y que sabía que me iba a proporcionar unos momentos de lectura relajada y optimista, pero confieso que esta es la más edulcorada y naif de las novelas que he leído en los últimos tiempos. Pero eso es casi lo que iba buscando cuando recurrí a este autor, así que me merezco lo que me he encontrado ¿o no?
La novela se basa en las historias de tres mujeres españolas emigradas en París, una joven recién llegada cargada de problemas sentimentales y otras dos mujeres bastante mayores que ya han hecho su vida en aquella ciudad en la que llevan residiendo muchos años. El punto de encuentro es una encantadora floristería regentada por un parisino maduro y galante. La historia gira en torno a los personajes que van contando sus historias románticas, sus vidas en París, que muchas veces dicen o cuentan cosas que pueden resultar bobas, ridículas, absurdas o bonitas, tiernas y emotivas, según como te pille el humor a la hora de tomar la lectura. Lo cierto es que el libro está plagado de imágenes preciosas y evocadoras de un París idílico, de tienditas encantadoras, patios cuajados de rosales... todo es de color de rosa, empezando por el principal escenario de la historia, una pequeña floristería con un propietario que arrastra una triste historia de amor perdido en su juventud, una señora solitaria, una joven perdida, personajes con gran carga de tristeza pero fundamentalmente positivos, impregnados del estilo del autor que nos propone una filosofía fácil, de andar por casa, según la cual todos tenemos la felicidad al alcance de la mano, lo que nos prueba con frases del tipo: "Todas las veces que quieras ser feliz solo tienes que serlo. No esperes. Sé." ¡Hala, ya está! Si no eres feliz es porque no lo has intentado con fuerza.
El estilo resulta en ocasiones empalagoso, con esas frases profundas llenas de ideas de felicidad "prêt-à-porter", pero lo cierto es que no resulta complicado engancharse al mundo que nos presenta en el que el narrador aparece con frecuencia hablando directamente con los personajes, en ocasiones dirigiéndose al lector, lo que provoca una gran cercanía con la historia que estamos leyendo, nos parece formar parte de ese grupo de personas que nos muestra la novela, las vemos como amigos o parte de la familia y al narrador como a una persona cercana que no sólo nos presenta sus historias sino que nos involucra en ellas. Lo cierto es que con esta lectura he logrado lo que buscaba: adentrarme en una historia sin complicaciones, sin dramas más allá de las penas de amor y contada correctamente, tal vez demasiado edulcorada, adornada con almíbar y poesía a partes iguales, colmada con abundancia de citas literarias, letras de canciones de amor... en fin, una novela que ofrece lo que se espera de ella, aunque no sea recomendable para lectores con problemas diabéticos o reacios al romanticismo radical.
Creo que tanto romanticismo algo empalagoso no es para mi.
ResponderEliminarUn abrazo
En cualquier caso es una lectura fresca y descomplicada. De vez en cuando el cuerpo te pide algo así y esta es una buena opción para esas ocasiones.
EliminarSaludos.