El argumento del libro se inicia cuando a la muerte de Elspeth Noblin, parte de su herencia va a parar a manos de sus sobrinas, Julia y Valentina Poole, hijas de Eddie, la hermana gemela de la difunta y, a su vez, también gemelas. Las jóvenes viajan desde EEUU a Londres para tomar posesión de la casa que han heredado donde les espera la sorpresa de conocer, aunque ya no en vida, a su difunta tía que ha quedado atrapada en forma de presencia fantasmal en su antiguo piso. La casa se encuentra situada junto al cementerio de Highgate, al que tiene, incluso, un acceso privado directo y donde trabaja como guía Robert, también vecino del edificio y amante de Elspeth, de cuya muerte no logra recuperarse a pesar del paso del tiempo y que se supone que debe ayudar a las gemelas en su adaptación al nuevo entorno. El otro habitante del bloque es Martin, peculiar personaje atrapado igualmente en su propia casa pero en su caso esto es debido a una enorme cantidad de fobias y manías que le impiden salir a la calle o ni tan siquiera dejar entrar la luz del día por las ventanas, por lo que la vida se le complica aún más cuando su mujer decide abandonarlo y él se ve incapaz de seguirla hasta Amsterdam.
Los protagonistas son bastante atractivos en general, desde las gemelas hasta sus vecinos. La peculiar relación entre las gemelas que resulta que no son idénticas, sino especulares, esto es, una es el reflejo invertido de la otra, hace que desarrollen una absoluta dependencia mutua y a la vez que tengan enfrentamientos constantes ya que mientras que Julia considera, desde su posición de dominio sobre su hermana, que no necesitan relacionarse con nadie al margen de ellas mismas, Valentina siente, por primera vez, la necesidad de independizarse y llevar adelante una vida propia al margen de su hermana.
Quiero advertir, para que nadie se lleve a engaño, que la abundancia de elementos góticos, desde el omnipresente cementerio hasta presencia del fantasma no hacen necesariamente de esta una novela de terror ni oscura; más bien al contrario, las vivencias (si es que se puede emplear este término) de la difunta Elspeth descubriendo su nueva condición de espectro llegan a ser bastante divertidas y los experimentos que realiza desde su nuevo estado son unas de las partes más entretenidas de la historia. El cementerio, además, no se presenta como un lugar lóbrego sino como una especie de enorme jardín medio salvaje donde los turistas acuden a realizar visitas guiadas, los zorros y los cuervos conviven con una enorme variedad de especies naturales y los enterramientos sirven de base a estudios sobre la historia, la sociedad de la época victoriana y la vida de los personajes allí enterrados. Supongo que es una visión más británica y protestante de la muerte que la que tenemos por estos lares.
Original en muchos aspectos, la novela resulta básicamente amena, con pasajes realmente entretenidos, si bien el gran secreto a desvelar al final del libro no me ha resultado tan sorprendente como se suponía que debería ser, ya que resulta ser algo que es fácil de sospechar desde el mismo inicio de la lectura, por lo que el desenlace de la historia flojea un poco. En general, el libro se deja leer bastante bien, la historia es interesante y los personajes mayoritariamente atractivos. Una novela entretenida, en fin.