Y después de esta reflexión personal, decir que no hay mucha diferencia en cuanto al nivel de entretenimiento, ritmo y suspense con las novelas anteriores. En el caso de esta novela, hay varias líneas de investigación que se cruzan en torno al asesinato inicial de un anciano historiador que aparece muerto en su casa sin que haya muchas pistas que iluminen a los policías en sus pesquisas, aparte de ciertas amenazas recibidas de parte de un grupo neonazi por dedicarse la víctima al estudio de la II Guerra Mundial. Los detectives de Tanumshede iniciarán su investigación sin contar, al menos en teoría, con la ayuda de Patrick que se encuentra de baja paternal para atender al cuidado de su hija Maja, mientras que Erica vuelve a su trabajo de escritora. O eso es lo que se supone en principio.
Lo cierto es que ni Patrick está tan apartado del trabajo de la comisaría como pretende ni Erica logra centrarse totalmente en la nueva novela que debe entregar, ya que, inesperadamente, ha hallado entre las pertenencias de su difunta madre una antigua condecoración militar alemana, lo que despierta su curiosidad y le lleva a tratar de conocer algo más a fondo el pasado de su madre, que resulta que formó parte, durante la época de la guerra, de una pandilla de jóvenes entre los que se contaban, entre otros, el anciano ahora asesinado, además de otra mujer que, casualmente, también va a ser asesinada por su marido poco después.
Este lío de crímenes sin motivo aparente, sumados a que hay muchas personas que por diferentes razones de investigación policíaca, periodística o familiar, tienen motivos para interesarse en estos asesinatos y se dedican a investigar, cada uno por su cuenta, hace que la trama de la novela no decaiga en ningún momento ya que hay numerosos hilos desplegados, además de que a las investigaciones en curso se suma, como es habitual en las novelas de Camilla Läckberg, el relato paralelo de los hechos del pasado, en este caso los protagonizados en el año 1940 por el grupo de jóvenes que ahora, ya ancianos o muertos, esconden un secreto que explicaría sus muertes y lo que trata de ocultarse tras ellas. No puedo negar que me ha resultado muy entretenida la lectura, me ha agradado reencontrarme con los personajes y la multitud de subtramas personales y profesionales que, sin embargo, no provocan que el relato se embrolle en ningún momento, sino que se combinan perfectamente dando lugar a una magnífica entrega de esta exitosa serie de novelas policíacas. Ya estoy deseando ponerme con la próxima.