Hace muchos años que no leía a
Paul Auster, lo tenía bastante abandonado tras haber disfrutado de tantas de sus novelas que ocupan una buena sección de mi librería, desde la
Trilogía de Nueva York hasta la curiosa compilación de relatos radiofónicos "
True tales of american life", cuyas breves historias basadas en hechos reales recopiladas por Auster me trasladan siempre al universo temático del autor. Y qué puede haber más cercano a ese mundo tan suyo que la propia autobiografía, aunque muy a su estilo, que se nos ofrece en "
La invención de la soledad"?
La primera mitad del libro la compone Retrato de un hombre invisible. Esta parte es más narrativa y nos cuenta cómo la primera reacción de Auster en el momento de conocer la noticia de la muerte de su padre, como escritor vocacional que es, será ponerse a escribir sobre él.
"Incluso antes de hacer las maletas para emprender las tres horas de viaje hacia Nueva Jersey, supe que tendría que escribir sobre mi padre. No tenía un plan ni una idea precisa de lo que eso significaba; ni siquiera recuerdo haber tomado una decisión consciente al respecto. Pero la idea estaba allí, como una certeza, una obligación que comenzó a imponerse a sí misma en el preciso instante en que recibí la noticia de su muerte. Pensé: mi padre ya no está, y si no hago algo deprisa, su vida entera se desvanecerá con él."
La muerte del padre desata una cascada de recuerdos que le lleva a indagar en los orígenes del Sam Auster al que apenas conoció más que como padre pero no tanto como hombre. Mientras desmonta la que fuera la casa familiar, revive sensaciones y momentos. Un álbum de fotos antiguas le lleva a remontarse hasta la infancia del padre, a sus orígenes familiares, la dura historia de sus abuelos y recorrer así el camino hasta el hombre en el que Sam acabó convertido, con sus luces y sus sombras.
"Ha habido una herida y ahora me doy cuenta de que es muy profunda. Y el acto de escribir, en lugar de cicatrizarla como yo creía que haría, ha mantenido esta herida abierta. En ocasiones he sentido su dolor concentrado en mi mano derecha, como si sufriera un desgarramiento cada vez que levanto la pluma y la presiono contra el papel. En lugar de enterrar a mi padre, estas palabras lo han mantenido vivo, tal vez mucho más que antes. "
La segunda parte del libro, El libro de la memoria, es algo más hermético y experimental. El autor se convierte aquí en personaje, se retrata en tercera persona. Combina citas de autores con reflexiones propias sobre la memoria, el recuerdo, la paternidad, la vida y la muerte. Desgrana episodios de su vida ya posteriores a la muerte del padre, desde una estancia en Amsterdam en la que se entremezclan la casa de Anna Frank con la memoria del pueblo judío o el laberinto de calles y canales en los que se pierde constantemente, pasando por sus diversas estancias en París, y siempre Nueva York donde se suceden el fin de su matrimonio, la inesperada enfermedad de su pequeño hijo, la muerte de su abuelo y, como siempre, el béisbol como modelo y patrón para entender el mundo.
Esta lectura te involucra sin remedio en el intenso mundo creativo y vital de Auster, te sumerge en su actividad como escritor, con sus fuentes de inspiración en la vida cotidiana o los problemas de bloqueo creativo; participas de su vida familiar mientras va desgranando a base de recuerdos el modo en que fue descubriendo la historia familiar que ahora comparte con el lector. Un viaje imprescindible para todos los que admiramos a este genio de las letras norteamericanas y universales.