jueves, 28 de abril de 2011

El hábito de leer

Aunque habitualmente mis entradas se limitan a reseñar libros que he leído, en esta ocasión voy a hacer una excepción y voy a copiaros íntegramente un documento que me envió hace unos días la profesora de mi hijo mediano (excelente profesional y mejor persona) que me pareció de gran interés al aportar un montón de ideas sobre cómo fomentar el hábito de lectura entre nuestros hijos. Ya sabemos de siempre que la norma básica es que leamos con ellos, ante ellos, para ellos, que los niños vean que nos acercamos con asiduidad y naturalidad a los libros, pero, además, hay un montón de cosas más que se pueden hacer en torno a la lectura y que son de utilidad para atraer a los más pequeños hacia el mundo de la letra impresa.
Ahí va el texto tal y como me llegó. Espero que os sea de utilidad como lo ha sido para mí.

El hábito de leer también se adquiere sin utilizar libros

Consejos para estimular la lectura a partir de las actividades cotidianas.

Por Raquel San Martín
De la Redacción de LA NACION
Los libros no son la única herramienta para que los chicos experimenten por qué es interesante y atractivo leer. Hablar de lo que se lee y de cómo está escrito, recordar lecturas de la infancia con los chicos, usar el correo electrónico y hasta actividades cotidianas como armar la lista del supermercado o compartir el diario a la mañana pueden ser tan eficaces como una biblioteca para crear un ambiente hogareño que despierte la pasión por leer y escribir.
Más allá de la indiscutible utilidad de leer habitualmente a los chicos, y de que ellos vean a los adultos leer –y disfrutarlo–, los especialistas invitan a los padres a tener una concepción amplia de la lectura y pensar que en una casa circula una gran variedad de textos, incluidos los que habilita Internet.
“El libro es una excusa interesante, pero no es el único medio para entrar en la cultura escrita. Además de los que están en la biblioteca, en una casa hay otros textos circulando, algunos menos visibles, como el diario, que también ayudan a la vinculación con lo cultural. Leer no se da sólo con textos escolares o eruditos”, señaló a LA NACION Andrea Brito, investigadora de Flacso, donde coordina un posgrado sobre lectura y escritura.
Para la Fundación Leer, las actividades cotidianas son "excelentes oportunidades" para crear "un ambiente lector estimulante".
En una serie de consejos que la entidad dedicada a promover la alfabetización y la lectura difundió recientemente, se sugiere pensar en revistas, notas, envases, carteles y diarios como soportes para textos domésticos. También aconseja leer y escribir en presencia de los chicos con diferentes fines (por placer, para informarse, para resolver una tarea) y compartir situaciones cotidianas con ellos, como leer una receta o instrucciones para hacer funcionar un aparato, escribir una nota a la maestra, dejar recordatorios en la heladera o mensajes para otros miembros de la familia.

Empezar por conversar

Hablar sobre la lectura y la escritura es una recomendación que se repite. "Hoy se habla de lectura compartida, porque la producción de sentido es social. Hay que generar situaciones que inviten a compartir. En relación con los libros, se puede hablar de los contenidos y de la ficción de un texto, pero también del lenguaje en el que está contado, de la edición del propio libro (si tiene fotos, dibujos u otros elementos), o hablar del acto de leer, de lo que produce y modifica en cada uno una lectura", dijo Gustavo Bombini, doctor en Letras y coordinador del Plan Nacional de Lectura del Ministerio de Educación.
"Esto apuntala otros procesos de aprendizaje. Hablar sobre la propia lectura es abrir un camino potencial que sirve de base para aprender otras cosas", advirtió Bombini.
"La entrada de la lectura y la escritura en el ámbito familiar se puede dar por el lado de la oralidad y la conversación. Hablar de lo que se lee es un modo de ingresar en la cultura escrita", coincidió Brito. Se puede, por ejemplo, encontrar similitudes entre personajes de distintos libros, hablar de lo que no se entiende o resulta difícil en un texto, o relacionarlo con otros lenguajes. Una película, un dibujo animado y ciertos videojuegos, apuntó Brito, son puertas de entrada a textos literarios porque se basan o hacen referencia a ellos, o porque despiertan su recuerdo.
En ese sentido, los adultos tienen una herramienta clave que no siempre aprovechan: sus propias experiencias de lectura cuando eran chicos o adolescentes, que se pueden compartir. "No hay que ser un especialista. El adulto debería pararse en las preguntas que él mismo se hace frente a la lectura; admitir que no todo gusta; que se puede elegir lo que se lee; que hay diversidad de géneros y soportes para leer, y transmitir a los chicos los criterios de selección", dijo Brito.
Internet también puede aprovecharse, en la medida en que demanda lectura. "En lugar de tenerles miedo, lo interesante es ver cómo las nuevas tecnologías colaboran para resignificar la lectura y qué experimentación se da con la lectura en la pantalla. El libro tradicional ya se combina con otros lenguajes, como la imagen. En las nuevas tecnologías, lo escrito se combina con lo visual, lo musical, lo icónico, la imagen en movimiento", describió Brito.

La escuela propone

La escuela es una aliada natural para formar futuros lectores. Más aún, en muchos sectores sociales es quien hace entrar los libros a las casas. "Un modo de potenciar el lugar de la familia como promotora de la lectura se da cuando la escuela establece vínculos con la familia y la compromete. Hay, incluso, hogares donde los libros entran de la mano de los chicos", apuntó Bombini.
Comentó experiencias en marcha en distintas escuelas del país en ese sentido. Por ejemplo, convocar a los papás fuera del horario escolar a talleres de lectura ("hay experiencias de padres inmigrantes que intercambian relatos sobre sus culturas", contó) o invitarlos a la biblioteca escolar, un importante centro de irradiación de textos escritos en muchas comunidades, a leer a los chicos. "Esto tiene un impacto formativo en los padres, que luego pueden replicar estas experiencias en sus casas", apuntó Bombini.
También hay libros que salen de la escuela y circulan por las casas de los alumnos junto con un cuaderno de notas de lectura que la familia debe completar.
La escuela es clave, además, cuando se da el caso contrario: chicos o adolescentes con inclinación a leer en hogares donde la lectura no es una práctica cotidiana. Hay quienes piensan que ésa no es una situación infrecuente.
"No hay una fractura entre una sociedad con adultos que leen y jóvenes que no. Los adultos tienen incorporada la retórica de la lectura y la escritura, pero no su práctica", señaló Martín Kohan, escritor (reciente ganador del Premio Herralde, con su novela Ciencias morales ), docente universitario y ex profesor en escuelas medias.
"Está muy extendida la falacia de imaginar una sociedad adulta lectora que no lo sabe transmitir a los jóvenes. Hay un discurso moral sobre la necesidad de leer, y si hay algo que tienen los adolescentes es entrenamiento para detectar esas hipocresías", opinó Kohan.
Para el escritor, "la casa es decisiva", pero aclaró: "Si la lectura fuera una práctica natural e incorporada en los adultos, no habría que enseñar nada ni tener tantas estrategias y disciplina. Ver a tus padres leer te da por lo menos cierta intriga".

Desde la casa

• Pensar que en una casa circula una variedad de textos que se pueden usar como puerta de entrada a la lectura: diarios, revistas, notas, mensajes e Internet, entre otros.
• Hablar de la lectura y de los libros. Se puede conversar sobre los personajes y la historia, compararlos con los de otros libros; sobre cómo está escrito un texto, sobre las dificultades que presenta, sobre las ilustraciones, sobre las cosas que uno aprendió, recordó o imaginó leyéndolo.
• Compartir con los chicos las lecturas de la infancia y adolescencia. Contarles y mostrarles qué libros eran los preferidos, cómo y dónde se los leía, por qué se los elegía.
• Usar el cine, los dibujos animados y los videojuegos que hacen referencia a textos literarios. Buscar esos libros y compararlos.
• Aprovechar situaciones cotidianas, como hacer la lista del supermercado, leer una receta, desayunar leyendo el diario (los chistes son particularmente atractivos para los chicos), leer instrucciones para hacer funcionar un aparato, dejar mensajes para otros miembros de la familia o escribir notas para la maestra. Leer y escribir en presencia de los chicos con distintos fines (para informarse, por placer, para resolver una tarea).
• Utilizar Internet y el correo electrónico como medios que dan un lugar renovado a la lectura.

lunes, 25 de abril de 2011

La Universal

En esta Semana Santa, entre las procesiones, las reuniones familiares y con amigos, además de un viajecito que hicimos previamente a París, se me han pasado casi dos semanas sin apenas tiempo para abrir un libro, ¡pero es que casi no he parado por mi casa! con lo que he tardado más de diez días en terminar de leer “La Universal” de Toti Martínez de Lezea, a pesar de que me ha gustado mucho y por eso he ido arañando minutillos sueltos de lectura en los aeropuertos, antes de irme a dormir ... es lo que tienen las vacaciones, que a veces te agotas de hacer tantas cosas que no encuentras ni una horita de relax para disfrutar leyendo.

Pues la novela es altamente recomendable, empezando porque se puede denominar como novela histórica y eso, en este blog, siempre suma puntos a la hora de las recomendaciones. La historia se inicia con el atentado que sufrió el día de su boda del rey Alfonso XIII a su paso por la Calle Mayor de Madrid. Pocos días después, muy cerca del lugar del atentado, en la calle del Rollo, abre sus puertas la pensión La Universal, con la intención de servir de fuente de ingresos a la triste economía familiar de Antón Ozaeta y su mujer, pero la miseria generalizada en la convulsa España de principios de siglo hace que apenas dos de los huéspedes que se alojan en la pensión puedan participar en los gastos del negocio, de modo que al casero se le ocurre la genial idea de constituir una compañía de circo como vía alternativa de ingresos, plan que al menos sirve para ilusionar y unir en un proyecto común al variopinto grupo humano que forman los habitantes de la pensión.

La trama se completa con una investigación llevada a cabo por uno de los huéspedes, el abogado Wallinstein, empleado de uno de los bufetes más elegantes de la capital, que descubre un turbio asunto de herencias, desapariciones, fraudes y líos amorosos que implican a algunos miembros de la alta sociedad madrileña y en cuya investigación acabarán involucrados todos los miembros de la reciente troupe circense.

La novela se lee con agrado, aunque en algunas ocasiones pueden resultar un tanto confusas las relaciones familiares entre los implicados en el asunto a investigar, al igual que algunas situaciones en las que casualmente se van descubriendo datos que sirven para la investigación resultan “demasiado casuales”. De cualquier manera, la historia es muy agradable de leer por su tono básicamente optimista donde la solidaridad y la amistad triunfan sobre un ambiente de pobreza general en una época histórica en que la alternancia política, la corrupción y las sospechas hacia todo lo que se consideraba como amenaza al sistema establecido no garantizaban ni el bienestar ni la seguridad de los ciudadanos, pese a lo cual los residentes en La Universal tratan a toda costa de sacar adelante su proyecto y disfrutar al máximo de la vida.

martes, 12 de abril de 2011

The time traveler's wife

Debo empezar diciendo que este libro, The time traveler's wife, de Audrey Niffenegger, lo tenía aparcado desde hace bastante tiempo (un par de años, por lo menos) y no me decidía a empezarlo. Es uno de esos libros que encuentro a través de las recomendaciones de Amazon y, a pesar de que en general por este medio he realizado verdaderos descubrimientos, no me decidía, o tal vez no me atrevía, a emprender su lectura. Me echaba atrás el argumento: una pareja atípica en la que Clare conoce a Henry, su futuro marido, cuando ella tiene 6 años y él la visita con frecuencia viajando en el tiempo desde el futuro; igualmente a través de sus viajes Henry se desplaza a su propia infancia, observa a sus padres, charla con él mismo de pequeño y va reviviendo episodios felices y también trágicos de su pasado que nos permiten entender su presente. Todo parecía bastante enmarañado y no estoy muy segura de ser capaz yo misma de reseñar esta novela sin echar para atrás a algún futuro lector, cosa que lamento, pero puedo garantizar que una vez que se comienza a leer la trama discurre fácilmente, la autora tiene, sin lugar a dudas, mucha más habilidad para desarrollar la historia y a superponer los distintos planos temporales de la que pueda tener yo al intentar resumirla.


El relato discurre a dos voces: la visión de Clare y la de Henry a través de distintos momentos de su relación. Cada uno cuenta su historia común desde sus respectivos puntos de vista, el presente se va entrecruzando con el pasado, él cuenta sus idas y venidas en el tiempo, visita a Clare en el pasado, lo que para ella es la narración del presente, e incluso de da alguna rara incursión en el futuro y vamos conociendo a ambos personajes a través de lo que han vivido, juntos o por separado. Ella lo tiene claro desde el principio: entiende que Henry es el destino que le espera y vive deseando que llegue el momento en que se conocerán; él trata de guiarla cuando la visita desde el futuro ya que conoce el desarrollo de tendrán sus vidas, aun sin querer revelárselo para no alterar sus actuaciones. Al mismo tiempo, cuando ambos se encuentran en el presente, aunque él no la conoce, ella sabe quién es y le ayuda a sobrellevar su particular circunstancia de viajero en el tiempo.


En fin, una aparente maraña que en realidad no lo es, muy bien tramada y donde enseguida entras en el ritmo de la superposición de tiempos, pero ante todo una preciosa historia de amor nada convencional, llena de viajes en el tiempo que no la convierte, ni mucho menos, en una novela de ciencia ficción. Una mezcla un tanto extraña, sí, pero muy recomendable sin duda.


Aprovecho para indicar aquí, aunque sólo sea por el título otras novelas que me han encantado y que he encontrado igualmente a través de Amazon, pero que no reseñaré ya (aunque de alguna hice una breve entrada), pues ni siquiera tengo claro que se hayan editado en español, pero si alguien tiene la posibilidad de hacerse con ellas, se las recomiendo sin dudar:


“When will there be good news?” Kate Atkinson
“A quiet belief in angels“ R.J. Ellory
"Notes from an exhibition" Patrick Gale

lunes, 4 de abril de 2011

La librería

He aquí uno de esos libros que los amantes de la lectura no podemos resistirnos a leer: “La Librería” de Penélope Fitzgerald, el título es todo un imán para lanzarnos a por él. La premisa del libro, además, es fantástica: 1959, Hardborough , un pequeño pueblo de la costa británica plagado de excéntricos vecinos ávidos de chismorreos; una viuda de mediana edad, Florence Green, decide emprender la aventura de adquirir Old House, una vieja propiedad abandonada desde hace años, para rehabilitarla y abrir la única librería en el pueblo y en muchos kilómetros a la redonda.
"En Hardborough, en 1959, uno no podía tomarse una ración de fish and chips, ni había tintorería, ni siquiera cine, excepto un sábado por la noche de cada dos."
Un proyecto que en apariencia no supondría ningún riesgo más allá del puramente económico para su propietaria se encontrará con la oposición de gran parte de los vecinos por muy distintas causas pero, básicamente, por la actitud obcecadamente negativa mostrada hacia los cambios de cualquier tipo. El principal enfrentamiento de Florence será con la poderosa señora Gamart que se niega a perder el liderazgo como mecenas artística del pueblo y que desea instalar, precisamente en Old House, un supuesto centro para el cultivo de las artes y busca por cualquier medio hacer fracasar el negocio.
Por si todo eso era poco, la vieja casa viene con un indeseable “inquilino”: un espíritu tipo poltergeist que se deja notar de vez en vez en forma de golpes y demás movimientos extraños de muebles.
La novela tiene un tono humorístico muy al estilo inglés, con un regusto algo amargo y con una mirada muy cínica hacia la cerrazón de mentes de los vecinos. Para mi gusto la culminación de lo absurdo se da en el hilarante intercambio de correspondencia entre Florence y su abogado que le expone las quejas de la señora Gamart:
"Me ha llegado una carta de John Drury & Co, en representación de su cliente, la Sra. Violet Gamart de The Stead, en la qu ese indica que su actual escaparate atrae tanta atención indeseable de clientes potenciales y reales, que se está causando una obstrucción temporal, muy poco razonable tanto por la cantidad como por la duración, del uso de la carretera, por lo cual su cliente tiene la intenciónde alegar perjicios contra su persona ya que es necesario que ella, como juez de Paz y presidenta de numerosos comités (se adjunta listado) realice sus compras con mucha celeridad."
En definitiva, una novelita breve de agradable lectura para todos los amantes de los libros que se sentirán identificados de algún modo con la protagonista y los desvelos sufridos en su afán por sacar adelante su negocio frente al desinterés, cuando no oposición, de todo un pueblo.