sábado, 30 de abril de 2016

El secreto de Vesalio

Un aguerrido reportero, Bernat Fleixa, lleva varios meses tras pista de la que cree que es una buena historia para su periódico: varias decenas de jóvenes pobres han aparecido muertas en las proximidades del puerto de Barcelona, ignoradas por la autoridad y por la policía. El periodista recibía información sobre estos hechos del doctor Amat, un médico que realizaba estudios sobre la situación de la población más desfavorecida de la ciudad, habitantes de los más insalubres barrios cercanos a la Barceloneta. Cuando el doctor Amat también aparece muerto en extrañas circunstancias, su hijo Daniel regresa de Oxford, a donde se marchó a estudiar tras un fatal accidente que supuso un drama familiar y en siete años no había vuelto a tener relación con su padre, por lo que desconocía sus últimos estudios e investigaciones. Para Daniel, como para Bernat, está claro que la muerte de Amat no se debe a un accidente por lo que ambos se asocian de algún modo con el fin de descubrir la verdad sobre lo ocurrido, las causas de todas esas muertes y lo que se oculta detrás de ellas. Les ayudará en esta tarea un joven estudiante de Medicina, Pau Gilbert, excelente aprendiz de cirujano y que fue ayudante del propio doctor Amat. 

Con este argumento arranca "El secreto de Vesalio" una emocionante novela escrita por Jordi Llobregat y que logra trasladarnos a la Barcelona 1888 que se prepara para inaugurar su Exposición Universal donde brillarán los mayores avances científicos y técnicos de todo el mundo, destacando entre ellos el gran logro de la electricidad como culminación del gran auge de la tecnología que pronostica un inmenso progreso. Magníficas construcciones modernistas siembran la ciudad de nuevas formas, el avance técnico y comercial contrasta con la miseria de los barrios humildes como el de la Barceloneta donde una numerosa población llegada en avalancha a la gran ciudad, atraída por las posibilidades de trabajo, se hacina en viviendas insalubres, con calles de barro, sin agua ni iluminación, sin atención médica ni medidas básicas de higiene.

En este escenario de dramáticos contrastes se desarrolla esta novela en la que se mezclan elementos de ciencia con el esoterismo, el conocimiento con la locura, la pasión por el progreso con la codicia sin freno, los prejuicios sobre la capacidad profesional de las mujeres con los límites morales de la medicina, de sus fines y de los medios a emplear para lograr los grandes avances. Una novela llena de emoción con la que pasar un buen rato y que si bien en su desenlace resulta un poco excesiva y algo fantasiosa, no se le puede negar que ese mismo desenlace es absolutamente frenético y mantiene la emoción hasta el final. Una buena lectura, por tanto.

sábado, 23 de abril de 2016

La sonata del silencio

"La sonata del silencio" es una de esas novelas que te dejan una cierta marca en el corazón, más o menos intensa, pero marca al fin y al cabo; es una historia que permanece en tu memoria durante mucho tiempo, sus personajes, sus escenarios, la viveza con que te transportan hasta una época fielmente dibujada, a una sociedad como la España de los años 40 con su dureza, la miseria económica y moral, el silencio impuesto por la uniformidad ideológica donde el poder está en manos de unos pocos que lo ejercen con escasa justicia y demasiada arbitrariedad, la sumisión de los que no resultaron beneficiados al imponerse el nuevo régimen, no ya desde el punto de vista político, ya que en esta novela no se habla apenas de política, sino desde el punto de vista de las injusticias sociales, del desigual reparto de los privilegios, del bienestar y, especialmente, de la libertad. La novela de Paloma Sánchez-Garnica es, fundamentalmente, la historia de una gran amistad, la de Antonio Montejano y Rafael Figueroa, o más bien, de lo que queda de ella y del devenir de las familias de ambos una vez que esta amistad se pone a prueba de la manera más dura y la relación queda rota sin posibilidad de arreglo pero al mismo tiempo ambos quedan amarrados el uno a otro, sus vidas unidas irremediablemente. Las dos familias conviven en la misma escalera, las hijas, Elena y Julia, son íntimas amigas, cada una sometida a las reglas sociales del correspondiente grupo social al que pertenecen; las esposas no pueden ser más diferentes: Marta Ribas, esposa de Antonio, es una mujer culta, de origen refinado y cosmopolita, que se ve atrapada en una existencia de miseria y humillaciones de la que no se ve capaz de escapar, mientras que Virtudes es la orgullosa esposa del notario Figueroa, opulenta y mezquina, cumplidora de las convenciones sociales y religiosas e implacable con lo que considera que debe de ser el papel de una devota y entregada esposa y madre de familia.

La historia de la novela nos cuenta cómo la amistad entre Antonio y Rafael es puesta a prueba cuando Antonio debe dar la cara por su amigo, de lo que resulta que Antonio nunca llegará a ser acusado de nada pero con su paso por la cárcel la suerte le volvió la espalda: los Montejano perdieron su negocio, su casa, su buen nombre y la posibilidad de llevar adelante un vida digna en la España de las grandes diferencias sociales. Hundidos en la miseria, viven de la caridad de su amigo Rafael, más que acomodado gracias a su puesto de notario. Y es que cuanto mayor es una amistad más duele la traición y Rafael no podrá dejar de sentirse culpable de la injusticia que hundió a su amigo en la miseria y trata de limpiar su conciencia ayudando a la familia Montejano, si bien también tendrá ocultos motivos para desear, en el fondo, que su amigo no termine de salir de su desgraciado estado. Se encontrará de frente con el tozudo orgullo de Antonio que se niega a vivir de la misericordia ajena y trata de ser capaz de mantener a su familia por él mismo.

La novela está plagada con todo un mosaico de personajes riquísimos llenos de claroscuros, donde abundan los retratos de seres humanos que se mueven en un ambiente general de amargura y miseria moral, junto con la miseria puramente económica, la de personas que pasan grandes apuros para salir adelante honradamente frente a miembros de la clase acomodada que vive de espaldas a la triste realidad de la gran mayoría de la población. Lo más triste de todo lo que nos muestra esta novela es el papel de la mujer en la España de la posguerra, sometida absolutamente a su marido, al confesor y a las estrictas normas de falsa moral donde la decencia o la imagen de decencia que dé una mujer es la que la convierte en honrada; una moral que no le permite vivir de su propio trabajo, algo que sólo está permitido a los hombres o a las mujeres pertenecientes a las más bajas clases sociales, aquellas mujeres humildes que no tienen honor que defender. Hay concretamente una escena en la que asistimos a un diálogo entre cuatro hombres prototípicos de la época que pone los pelos de punta con el retrato que hacen de lo que debe ser una mujer decente, de sus obligaciones, su papel como madre y esposa, lo que se espera de ella y lo que nunca se le puede consentir. ¡Qué difícil terminar con todas esas ideas inculcadas a fuego durante años en las mentes de los españoles! ¡Qué largo y qué duro el camino hacia el fin de los prejuicios y de la igualdad de derechos, más allá de lo que digan las leyes!

Pero fundamentalmente la novela nos muestra relaciones humanas que son el centro de todo drama: amistad, lealtad, traición y secretos, elementos todos perfectamente dosificados en una novela con mucha pasión, sufrimiento, donde asistimos a situaciones de injusticias, incomprensión, impotencia, y sobre todo opresión a la libertad de la mujer. Son de destacar los retratos minuciosos y pormenorizados de los numerosos personajes que pueblan la novela, tratados todos con una gran acierto descriptivo, tanto física como fundamentalmente desde su vertiente humana, de carácter, con sus defectos y virtudes, sus actitudes ante la vida, expectativas y motivaciones. Cada retrato es un cuadro que nos muestra lo más íntimo de cada personaje y nos lo encuadra en relación al resto de los protagonistas. Se tocan, además, grandes temas como la brutalidad y la sinrazón de la guerra y sus consecuencias, una guerra que no sólo perdieron los del bando derrotado sino todos aquellos que se vieron apartados de sus vidas anteriores, del lugar que ocupaban anteriormente en el mundo, aún sin haber luchado en ninguna batalla, hubo quienes no perdieron la vida propiamente dicha pero sí la vida que tuvieron antes; el dolor por aquello que nunca se volverá a recuperar, más en el plano moral que material, en el aspecto de derechos y dignidad está en el fondo de todo el relato. La autora deja asomar, sin embargo, una leve luz de esperanza por la cual podemos llegar a creer que la lucha por alcanzar una situación mejor, por cumplir los sueños, puede acabar en victoria si se pelea por ello con fuerza y no se asume la derrota. No sé si es una postura realista, pero al menos en la novela nos lleva a un final que compensa los sufrimientos y las derrotas que sufren los protagonistas y al menos a nivel del lector se agradece que la justicia se imponga a la maldad.

jueves, 14 de abril de 2016

Monteperdido

Las primeras sensaciones que experimenté al inicio de la lectura de "Monteperdido" fueron algo así como que esta novela de Agustín Martínez me sonaba ya de algo. No me resultaba nuevo el escenario: una zona rural, en esta ocasión una zona de alta montaña, donde una policía nacional interviene en la investigación de un caso criminal. Tras haber leído Puerto Escondido pero, sobre todo, tras la trilogía del Baztán, me volvía a encontrar con una protagonista femenina metida en labores de investigación, sea en cuerpo Policía o Guardia Civil, en un escenario rural y con episodios de su propio pasado que lastran su presente.

Pero pronto desaparecieron mis dudas sobre si iba a volver a encontrarme con más de lo mismo. Enseguida se impuso la emoción de la historia que comienza con la reaparición de una de las dos niñas que, cinco años antes, a la edad de once, habían desaparecido misteriosamente mientras regresaban del colegio en el pueblo de Monteperdido, una pequeña población en los Pirineos donde todos los vecinos se conocen y donde todos sospechan de todos al mismo tiempo que se defienden de cualquiera que venga del exterior, sean turistas en busca de la emoción de los deportes de riesgo, sean investigadores de la Policía Nacional. Con el regreso de Ana, queda claro que durante todo este tiempo las dos niñas han estado cerca del pueblo, que no se las llevó nadie que vino de fuera, que aún es posible que aparezca Lucía. La desaparición de las niñas había unido necesariamente a ambas familias en un dolor común, cosa que ahora ya no es posible; la incertidumbre por saber si Lucía sigue viva, la incapacidad de Ana de dar detalles sobre su cautiverio y de la persona que las ha mantenido retenidas son fuente de tensiones y enfrentamiento. Al pueblo es enviada a investigar una pareja de policías nacionales que tendrán que enfrentarse, no sólo con el misterio del caso propiamente dicho, sino también con la opacidad y el hermetismo de los habitantes de Monteperdido, acostumbrados a subsistir en las duras condiciones del invierno más crudo a base de solidaridad y apoyo mutuo, resultará difícil que se acusen los unos a los otros, que ninguno traicione la fidelidad que debe al resto de convecinos, por lo que la pareja compuesta por Sara Campos y Santiago, a los que une una relación muy especial, más allá de la mera condición de compañeros del cuerpo de Policía, son vistos como foráneos que vienen a meter sus narices en las cosas del pueblo, por lo que se verán obligados a hacer un esfuerzo extra para resolver el caso.

Destacar el papel que el escenario tiene en el argumento de la novela, la Naturaleza extrema, brutal y magnífica al mismo tiempo del Pirineo aragonés es un personaje más en el transcurso de la historia, un elemento con entidad propia tanto como entorno en el que transcurren los hechos como en la forma en que marca el carácter y el comportamiento de los demás personajes. La acción y el ritmo de la novela es de los que van de menos a más claramente, no sólo por que la trama se acelere según avanza el relato y se van dando nuevos acontecimientos, sino porque el relato mismo va enriqueciéndose y volviéndose más complejo e interesante según avanzamos en la lectura, los personajes van dejando ver nuevos aspectos de su personalidad y de sus biografías con lo que la resolución del caso desvela otros misterios más allá del asunto de la desaparición de las propias niñas. Una novela bien trazada, que funciona de principio a fin y supone un nuevo ejemplo de que en este país se están escribiendo thrillers de muy alta calidad, que no es necesario irnos a otros países para quedar atrapados en misterios, investigaciones y crímenes excitantes.

viernes, 8 de abril de 2016

Una pasión rusa

Con frecuencia tengo la sensación de que dedico más tiempo a leer opiniones, críticas, reseñas, argumentos, a la búsqueda de una novela que considero que me puede llegar a emocionar por su forma y su fondo, que el tiempo que dedico a la lectura efectiva propiamente dicha. Y es que la elección correcta de la siguiente lectura es generalmente complicada; influyen en ella no sólo mis gustos, la calidad del autor o el argumento de la historia en sí, sino cosas tan ajenas al propio libro como mi humor en ese momento, el estado emocional en que me encuentre e incluso las modas o tendencias que impone el mercado: lo mismo todo son historias de vampiros que pasamos al boom de la novela histórica o nos da por leer a todos autores japoneses. Hay veces que, como algunas mujeres frente a un armario lleno de ropa, dices aquello de "No tengo nada que ponerme leer". Y después de esa búsqueda incansable de la siguiente lectura, no siempre se da el afortunado hecho de que una novela de la que esperabas mucho te llegue a satisfacer completamente a pesar de las bazas a su favor que te hicieron decidirte por ella. Pero aún más extraño es que te enamore un libro que comienzas porque ya te has cansado de verlo comentado, recomendado, alabado y ensalzado, como es el caso de "Una pasión rusa", una novela que durante meses me iba apareciendo a lo largo de esas interminables búsquedas pero, por la razón que sea, por ese "instinto arácnido" que, al estilo de Spiderman, también tenemos (o creemos tener) los lectores, no acaba de llamarme y la he ido aplazando pensando que no le veía el interés a la vida de una señorita española que acaba casada con un genio de la música y viviendo en la Unión Soviética de los más duros años del stalinismo. Pues parece ser que mi instinto en este caso me había estado engañando a base de bien, porque la historia que  Reyes Monforte nos cuenta es apasionante, emocionante, llena de información sobre una época de la Historia mundial que resultó compleja, alborotada, excitante y peligrosa en muchos casos.

La protagonista de la novela es Lina Codina, hija del tenor español Juan Codina y de la soprano rusa Olga Nemisvskaia. La propia Lina comenzó su carrera profesional como cantante en un entorno social y cultural que daba por sí solo para toda una novela. A principios del siglo XX el mundo en el que se movía Lina era una mezcla de cultura, arte, política, dentro de los complejos años que llevaron de una gran guerra a la siguiente. Viajando por el mundo, de París a Nueva York, rodeada de lo más granado del arte, la cultura, la empresa y las grandes riquezas, Lina, adornada además con una gran belleza y elegancia natural, apuntaba a convertirse en una gran diva del canto y a brillar en medio de esa élite cultural. Y en ello estaba cuando en 1918 conoce al compositor Serguéi Prokófiev que por entonces ya era considerado uno de los grandes genios de la música mundial. La historia de la pareja es, desde sus comienzos, una fabulosa mezcla de amor, pasión, creación artística, conflictos políticos y personales. Ambos poseen personalidades fuertes, creativas e intensas, por lo que su vida en común supone un excitante viaje personal desde la más alta cumbre de la fama y el lujo, rodeados de privilegios junto a las grandes personalidades de la época en los más sofisticados teatros, palacios y salones del mundo occidental hasta lo más profundo, cruel y deshumanizado de la Rusia sometida al régimen estalinista y a sus irracionales y sanguinarias políticas. No voy a entrar en los detalles del argumento más allá de lo ya mencionado porque creo que merece la pena asistir a ese descenso a los infiernos, acompañar a Lina a lo largo de su vida, sufrir con ella y comprobar todo lo que es posible experimentar en una sola vida. Una intensísima historia que vale la pena leer.