Tú y yo sabíamos que no tardaría en llegar el momento en que me tocara volver a caer en las manos de mi estimadísima Camila Läckber y regresar con ella a la fría Fjällbacka a reencontrarme con mis ya casi amigos la escritora Erica Falk y su marido el policía Patrick Hedström y sus andanzas entre crímenes y misterios sin resolver, cosa que ocurre nuevamente en esta, por ahora, última entrega de la serie titulada La sombra de la sirena.
En esta ocasión, el misterio surge a raiz de la desaparición de un vecino del pueblo cuyo cadáver es descubierto varios meses después. El entorno de amistades de la víctima está formado por antiguos compañeros del colegio, vecinos de la localidad de toda la vida, que parecen no tener la más mínima idea de la razón por la que su amigo ha podido ser asesinado. En este círculo se encuentra Christopher, el bibliotecario y ahora novelista, al que Erica apoyó mientras escribía su primera novela, La sombra de la sirena, que está teniendo un éxito insospechado. El escritor está recibiendo desde hace algún tiempo anónimos amenazantes que de algún modo parecen estar relacionados con algún elemento del pasado que no está dispuesto a compartir con nadie, ni tan siquiera con su esposa. El asunto se irá complicando cuando estas amenazas se amplíen al resto de los amigos, por lo que el Partick, contando, como siempre, con la inestimable colaboración de su espabilada esposa Erika, deberá ir uniendo los numerosos hilos sueltos que aparezcan en la investigación hasta dar con la resolución del caso.
El ritmo acelerado, la estructura de la trama, la superposición de historias con distinto nivel temporal, los sucesos que se van acelerando hacia el final en el que todo confluye... todos los ingredientes habituales de las novelas de Camila Läckberg se dan de nuevo cita en esta novela. Nos reencontramos, además, con los personajes ya conocidos que son como de la familia: Erika nuevamente embarazada, esta vez de gemelos, al igual que su hermana Anna, los compañeros de la comisaría con sus peripecias personales, el helador paisaje de la zona, las cálidas casas donde todo gira en torno a las acogedoras cocinas y donde nos envuelve constantemente el olor a bollos de canela, todo ello hace que nos enganchemos a la lectura sabiendo que seguiremos la serie hasta la última novela, que parece que será la que está por salir, y más aún después del final completamente abierto y desasosegante que nos proporciona la Läckberg que no nos deja más opción que esperar ansiosos a la siguiente entrega para desvelar qué ocurrirá con los personajes que tanto cariño han sido capaces de despertar en los lectores. Al menos en lo que a mí se refiere.
jueves, 27 de septiembre de 2012
domingo, 23 de septiembre de 2012
El asiento del conductor
Hacía ya bastante tiempo que le tenía echado el ojo a esta novelita, El asiento del conductor, de la autora británica Muriel Sparks sobre la cual había leído estupendos comentarios, pero debo decir, una vez que la he leído, que me ha dejado un tanto desconcertada y que lo mejor que puedo decir de ella es que es una novelita bastante perturbadora, tómese este calificativo como uno quiera.
La historia que nos cuenta el relato se centra en la joven Lise, una oficinista muy seria y trabajadora, tanto, que recibe unas vacaciones extras en pago por su gran dedicación a su empresa. Decide de inmediato coger un avión que la llevará a la "exótica" Italia donde nos da a entender que pretende encontrarse con una desconocida alma gemela que la estará esperando. Desde el inicio del libro sabemos que Lise va a morir y que la policía seguirá el rastro de sus últimos días para tratar de solventar su muerte. Pero según vamos leyendo comprobamos que Lise los que está haciendo es lanzarse en una búsqueda frenética de su propio asesino para alcanzar una muerte que tiene planificada hasta el último detalle en su cabeza.
El ritmo de la narración es rápido, lo que hace que la atención no se pierda en ningun momento, de hecho, el libro se lee casi en una sentada. La autora cuenta la historia sin detenerse en descripciones ni en detallarnos las conversaciones que, en ocasiones, no son más que frases casi inconexas que no llegan a cobrar sentido pleno. Las acciones de los personajes hablan por ellos, aunque también es cierto que el comportamiento de la protagonista es en ocasiones absolutamente desquiciado, como ella, todos los personajes se comportan de una manera absurda, mantienen unas relaciones y unas conversaciones que dan la sensación de estar asistiendo a una astracanada en la que ninguno parece cuerdo, ni los lugareños ni los turistas con sus excéntricos comportamientos. Lo cierto es que los retratos creados por Sparks son totalmente desconcertantes, fuera de lo común, como lo es la propia novela. Nos falta por saber muchas cosas: qué es lo que mueve a Lise, sus motivaciones, el entorno de los personajes que no se presentan, como en otras novelas, con una descripción de su pasado o de sus circunstancias, sino que los vemos en el momento actual sin ese soporte que habitualmente nos dan los autores para que los conozcamos previamente y comprendamos, por tanto, sus motivaciones y justifiquemos sus actos.
Tal vez ahí esté el quid de la cuestión, en lo que no se nos cuenta y que nos resulta esencial para entender a la protagonista, para empatizar con ella, porque lo cierto es que esta novela se lee de un tirón pero después te deja el regusto amargo de que algo nos hemos perdido, de que no se nos ha contado todo y nos toca entonces a nosotros completar los huecos de la historia que han quedado ahí para recomponer el puzle que nos haga entender las razones de lo que hemos leído. Una novela diferente a otras que haya leído antes, no hay duda.
La historia que nos cuenta el relato se centra en la joven Lise, una oficinista muy seria y trabajadora, tanto, que recibe unas vacaciones extras en pago por su gran dedicación a su empresa. Decide de inmediato coger un avión que la llevará a la "exótica" Italia donde nos da a entender que pretende encontrarse con una desconocida alma gemela que la estará esperando. Desde el inicio del libro sabemos que Lise va a morir y que la policía seguirá el rastro de sus últimos días para tratar de solventar su muerte. Pero según vamos leyendo comprobamos que Lise los que está haciendo es lanzarse en una búsqueda frenética de su propio asesino para alcanzar una muerte que tiene planificada hasta el último detalle en su cabeza.
El ritmo de la narración es rápido, lo que hace que la atención no se pierda en ningun momento, de hecho, el libro se lee casi en una sentada. La autora cuenta la historia sin detenerse en descripciones ni en detallarnos las conversaciones que, en ocasiones, no son más que frases casi inconexas que no llegan a cobrar sentido pleno. Las acciones de los personajes hablan por ellos, aunque también es cierto que el comportamiento de la protagonista es en ocasiones absolutamente desquiciado, como ella, todos los personajes se comportan de una manera absurda, mantienen unas relaciones y unas conversaciones que dan la sensación de estar asistiendo a una astracanada en la que ninguno parece cuerdo, ni los lugareños ni los turistas con sus excéntricos comportamientos. Lo cierto es que los retratos creados por Sparks son totalmente desconcertantes, fuera de lo común, como lo es la propia novela. Nos falta por saber muchas cosas: qué es lo que mueve a Lise, sus motivaciones, el entorno de los personajes que no se presentan, como en otras novelas, con una descripción de su pasado o de sus circunstancias, sino que los vemos en el momento actual sin ese soporte que habitualmente nos dan los autores para que los conozcamos previamente y comprendamos, por tanto, sus motivaciones y justifiquemos sus actos.
Tal vez ahí esté el quid de la cuestión, en lo que no se nos cuenta y que nos resulta esencial para entender a la protagonista, para empatizar con ella, porque lo cierto es que esta novela se lee de un tirón pero después te deja el regusto amargo de que algo nos hemos perdido, de que no se nos ha contado todo y nos toca entonces a nosotros completar los huecos de la historia que han quedado ahí para recomponer el puzle que nos haga entender las razones de lo que hemos leído. Una novela diferente a otras que haya leído antes, no hay duda.
miércoles, 19 de septiembre de 2012
El expediente Canaima
Esta es la segunda novela que leo de la escritora Reyes Calderón, cuya faceta de novelista se queda en nada cuando conoces su trayectoria personal y profesional. El hecho es que, después de dedicarse a la docencia universitaria y a cuidar de sus nueve hijos, esta vallisoletana tiene tiempo disponible para dedicarlo a la escritura y, además, le salen novelas tan entretenidas como esta de El expediente Canaima, perteneciente a la serie protagonizada por la jueza Lola MacHor, que se inició con Los crímenes del número primo, que no tengo comentada aquí pero que también me gustó bastante.
En esta ocasión la atareada y un poco desquiciada (para mi gusto) jueza MacHor se enfrenta a los efectos de un caso de violación cuyo autor ha sido absuelto recientemente pero en el que la víctima aún sigue sufriendo las consecuencias de tal acto. Sin terminar de resolverse este asunto, la jueza se encuentra entre manos un caso de corrupción internacional en el que se encuentra implicado personal del Banco Mundial, políticos y empresarios nacionales e incluso la CIA y en el que no faltan las víctimas mortales, además de los enjuagues económicos habituales. La jueza se verá involucrada de manera personal en esta trama y no tendrá más remedio que investigar, ayudada nuevamente por el inspector de la Interpol Juan Iturri para lograr poner a la sombra a los responsables de tales desmanes al tiempo que gestiona su traslado desde el Tribunal Superior de Navarra a la Audiencia Nacional de Madrid.
La novela combina una enorme cantidad de temas, aparte de los propiamente relacionados con la trama principal, ya que nos enfrentamos a otros asuntos de gran actualidad como es la dificultad de la jueza para conciliar sus numerosas obligaciones familiares con las intensas carreras profesionales tanto suya como de su marido, el papel de la justicia y sus conexiones políticas, los jueces estrella, la financiación de los partidos políticos, la corrupción urbanística. Por todos esos asuntos pasa la autora con unas posturas bastante claras y dejando a la vista muchos de los problemas que conlleva la actual sociedad basada en el beneficio a toda costa y la persecución del éxito a cualquier precio, mientras que la protagonista sobrevive en el islote imaginario en el que se ubican aquellos que tratan de anteponer la justicia, la honradez y la defensa de los valores familiares a toda esa vorágine donde el fin justifica los medios.
Una lectura, en fin, que además de la entretenida trama de investigación policial proporciona algo más a la hora de reflexionar sobre otros asuntos de vital trascendencia.
En esta ocasión la atareada y un poco desquiciada (para mi gusto) jueza MacHor se enfrenta a los efectos de un caso de violación cuyo autor ha sido absuelto recientemente pero en el que la víctima aún sigue sufriendo las consecuencias de tal acto. Sin terminar de resolverse este asunto, la jueza se encuentra entre manos un caso de corrupción internacional en el que se encuentra implicado personal del Banco Mundial, políticos y empresarios nacionales e incluso la CIA y en el que no faltan las víctimas mortales, además de los enjuagues económicos habituales. La jueza se verá involucrada de manera personal en esta trama y no tendrá más remedio que investigar, ayudada nuevamente por el inspector de la Interpol Juan Iturri para lograr poner a la sombra a los responsables de tales desmanes al tiempo que gestiona su traslado desde el Tribunal Superior de Navarra a la Audiencia Nacional de Madrid.
La novela combina una enorme cantidad de temas, aparte de los propiamente relacionados con la trama principal, ya que nos enfrentamos a otros asuntos de gran actualidad como es la dificultad de la jueza para conciliar sus numerosas obligaciones familiares con las intensas carreras profesionales tanto suya como de su marido, el papel de la justicia y sus conexiones políticas, los jueces estrella, la financiación de los partidos políticos, la corrupción urbanística. Por todos esos asuntos pasa la autora con unas posturas bastante claras y dejando a la vista muchos de los problemas que conlleva la actual sociedad basada en el beneficio a toda costa y la persecución del éxito a cualquier precio, mientras que la protagonista sobrevive en el islote imaginario en el que se ubican aquellos que tratan de anteponer la justicia, la honradez y la defensa de los valores familiares a toda esa vorágine donde el fin justifica los medios.
Una lectura, en fin, que además de la entretenida trama de investigación policial proporciona algo más a la hora de reflexionar sobre otros asuntos de vital trascendencia.
viernes, 14 de septiembre de 2012
El quinto en discordia (La trilogía de Deptford 1)
La novela se cuenta en primera persona, en la voz de Dunstan Ramsay, profesor ya jubilado de Historia que nos relata cómo fue su relación de muchos años con el recientemente fallecido Boy Staunton, adinerado magnate de la industria y de cuya muerte se desconoce hasta el momento al autor. Lo cierto es que Dunstan se retrotrae a su infancia más tempran rememorando los primeros años de su amistad cuando ambos vivían en Deptford, un pequeño pueblito de Canadá donde todos se conocen, y cada uno tiene su lugar: Dun es hijo del editor local y Boy el hijo del rico del pueblo. El incidente, aparentemente inocente que ocasiona Boy al lanzar una bola de nieve que, por error, impacta en la cabeza de la señora Dempster,esposa del pastor, provoca que ésta se ponga de parto por adelantado y que el niño que nazca, Paul, sea una criatura débil y se tema por su vida. Este suceso marcará el ritmo de las relaciones entre los protagonistas de la novela, relación que se extiende a lo largo de varias décadas durante las cuales Boy desarrollará su faceta de rico industrial mientras que Dunstan se centrará en el estudio de la Historia y en sus dos grandes aficiones, casi obsesiones: la magia y el estudio de los santos católicos, algo bien alejado de la doctrina protestante en la que se educó. Toda la historia que se cuenta nos llevará hasta el momento en que Boy Stauton es asesinado y descubriremos los motivos que se ocultan tras su muerte.
Tengo que reconocer en Davies a un magnífico narrador, capaz de sumergirte en los ambientes que crea con una aparente sencillez de lenguaje, una fantasía y un humor sutil que impregnan toda su narración. La ambientación de sus historias te permite acercarte a los personajes y descubrir lo mejor y lo peor de la naturaleza humana sin que se juzgue por ello a nadie, simplemente mostrando a los personajes tal y como son, ellos mismos con sus actos muestran sus debilidades y fortalezas. Nos movemos a todo lo largo de la novela por distintos escenarios magistralmente dibujados: el pequeño Deptford que tanto me recuerda a aquel pueblo tan pintoresco de la película de ¡Qué bello es vivir! tanto en sus paisajes como en sus habitantes; el Canadá de principios de siglo, tan integrado en la Commonwealth que parece una provincia inglesa más, a pesar de la distancia geográfica; los países que recorre Dun en su peregrinar tras la pista de los distintos santos que investiga... Todos los lugares se nos presentan frescos y reales y en ellos se mueven los personajes contándonos su historia y dejándonos compartir sus avatares.
No dudaré en continuar con la lectura de los dos libros que completan la trilogía y que espero que me lleven a conocer más sobre de las vidas de los personajes que he conocido en este Quinto en Discordia. Lo cierto es que la historia promete, no hay duda de ello.
sábado, 8 de septiembre de 2012
Los asesinos del emperador
Es una realidad conocida que las vacaciones de verano son la época ideal del año para emprender la lectura de aquellos libros más voluminosos que vamos acumulando a lo largo de los meses y que no nos decidimos a empezar, atemorizados por el número de páginas con el que nos amenazan. Así que, nada más poner el pie en la playa, me lancé de lleno con este novelón, "Los asesinos del emperador" del escritor valenciano Santiago Posteguillo y no voy a poder decir nada más que cosas absolutamente positivas de esta magnífica novela que he disfrutado hasta la última página.
El tópico de que la realidad supera ampliamente cualquier ficción que un autor pueda imaginar se demuestra palmariamente en esta novela. El relato fundamental se centra en los hechos que dieron lugar al asesinato del cruel emperador Domiciano y que llevaron poco después a Trajano a convertirse en el primer césar de origen hispano de la Roma imperial. Y es que las simples realidades históricas de la Roma antigua, la forma en que las rivalidades, las guerras civiles, la lucha en las fronteras o la vida de palacio convertían el día a día de sus protagonistas en una locura de muerte, traición y venganza, son suficientemente apasionantes, retorcidas e interesantes como para que sólo sea necesario un narrador, en este caso un narrador excepcional como es Posterguillo, para que no sea preciso fabular demasiado más allá de exponer los hechos tal y como ocurrían y sacar de todo ello una magnífica novela histórica.
Lo cierto es que la narración es absolutamente ágil, a pesar de la extensión del libro, de manera en que nunca llega a hacerse pesada la lectura, ni tan siquiera en los numerosos episodios en que se relatan escenas bélicas a las que confieso que no soy especialmente aficionada. La constante alternancia de escenarios, los capítulos generalmente breves y la fluidez de la escritura, permiten que se siga con un interés constante la lectura. Es uno de esos casos en que conocemos previamente el desenlace por los hechos históricos pero disfrutamos igualmente del relato que de ellos se nos hace, deseando conocer todos los aspectos de los mismos y adentrándonos en el conocimiento de sus personajes, nombre conocidos desde siempre pero que ahora cobran cuerpo gracias a esta novela.
Muchos son los aspectos que destacaría sobre el libro en relación a la maravillosa revisitación de toda una época, pero por citar algunos temas destacados de todos aquellos que se citan en la novela hablaría de la descripción del mundo de los gladiadores, sus orígenes, su forma de vida y, por supuesto, sus luchas en la arena del recién construido Anfiteatro Flavio o Coliseo. Igualmente aparecen en estas páginas los recién surgidos cristianos, con el apóstol Juan todavía vivo y conocemos la persecución que los distintos césares ejercieron sobre ellos. También nos permitimos pasear por los distintos barrios de Roma: de los foros y sus templos y basílicas a los barrios populares con sus viviendas míseras y sus mercados atestados de ladronzuelos, bajamos a las cloacas y subimos a los palacios con una maravillosa recreación de un mundo que ha desaparecido pero que aún muchos tratamos de rastrear, sea entre las ruinas de aquellos edificios, sea entre las páginas de libros como este, que más de un avispado profesor de Historia debería recomendar a sus alumnos y lograr así muchos más adeptos a la causa del estudio del pasado como ilustración del presente y advertencia para el futuro.
El tópico de que la realidad supera ampliamente cualquier ficción que un autor pueda imaginar se demuestra palmariamente en esta novela. El relato fundamental se centra en los hechos que dieron lugar al asesinato del cruel emperador Domiciano y que llevaron poco después a Trajano a convertirse en el primer césar de origen hispano de la Roma imperial. Y es que las simples realidades históricas de la Roma antigua, la forma en que las rivalidades, las guerras civiles, la lucha en las fronteras o la vida de palacio convertían el día a día de sus protagonistas en una locura de muerte, traición y venganza, son suficientemente apasionantes, retorcidas e interesantes como para que sólo sea necesario un narrador, en este caso un narrador excepcional como es Posterguillo, para que no sea preciso fabular demasiado más allá de exponer los hechos tal y como ocurrían y sacar de todo ello una magnífica novela histórica.
Lo cierto es que la narración es absolutamente ágil, a pesar de la extensión del libro, de manera en que nunca llega a hacerse pesada la lectura, ni tan siquiera en los numerosos episodios en que se relatan escenas bélicas a las que confieso que no soy especialmente aficionada. La constante alternancia de escenarios, los capítulos generalmente breves y la fluidez de la escritura, permiten que se siga con un interés constante la lectura. Es uno de esos casos en que conocemos previamente el desenlace por los hechos históricos pero disfrutamos igualmente del relato que de ellos se nos hace, deseando conocer todos los aspectos de los mismos y adentrándonos en el conocimiento de sus personajes, nombre conocidos desde siempre pero que ahora cobran cuerpo gracias a esta novela.
Muchos son los aspectos que destacaría sobre el libro en relación a la maravillosa revisitación de toda una época, pero por citar algunos temas destacados de todos aquellos que se citan en la novela hablaría de la descripción del mundo de los gladiadores, sus orígenes, su forma de vida y, por supuesto, sus luchas en la arena del recién construido Anfiteatro Flavio o Coliseo. Igualmente aparecen en estas páginas los recién surgidos cristianos, con el apóstol Juan todavía vivo y conocemos la persecución que los distintos césares ejercieron sobre ellos. También nos permitimos pasear por los distintos barrios de Roma: de los foros y sus templos y basílicas a los barrios populares con sus viviendas míseras y sus mercados atestados de ladronzuelos, bajamos a las cloacas y subimos a los palacios con una maravillosa recreación de un mundo que ha desaparecido pero que aún muchos tratamos de rastrear, sea entre las ruinas de aquellos edificios, sea entre las páginas de libros como este, que más de un avispado profesor de Historia debería recomendar a sus alumnos y lograr así muchos más adeptos a la causa del estudio del pasado como ilustración del presente y advertencia para el futuro.
domingo, 2 de septiembre de 2012
Palmeras en la nieve
Parecerá que este mes de agosto he estado un tanto alejada de la lectura, ya que no ha habido mucho movimiento por este blog. Lo cierto ha sido que he estado más bien alejada de la red, las vacaciones es lo que tienen, que sirven para desconectar y eso es lo que he intentado hacer, con bastante éxito, por cierto.
Pero la verdad es que leer he leído algo y trataré ahora de ir poníendome al día en los comentarios de esos libros a los que me he dedicado en las vacaciones
Hoy le toca el turno a mi lectura más antigua de este mes, concretamente uno de los grandes éxitos de este verano entre los lectores: Palmeras en la nieve, de la escritora Luz Gabás. La acción se inicia cuando Clarence, una joven profesora universitaria, descubre entre los papeles de la casa familiar una antigua carta en la que se hace referencia a ciertos datos desconocidos para ella sobre los años en que su padre y su tío estuvieron trabajando en la colonia española de la isla de Fernando Poo, en Guinea y de cuyas andanzas ella , como el resto de su familia llevan años escuchando las más variadas anécdotas. Sin embargo parece ser que algún tipo de secreto quedó allí oculto durante todos estos años, por lo que la curiosidad de Clarence la lleva, aconsejada por Julia, vieja amiga de la familia que compartió la experiencia colonial, a viajar al lugar y tratar de descubrir algo más sobre lo ocurrido en el pasado.
El relato retrocede entonces hasta el año 53 cuando los hermanos Jacobo y Kilian viajan desde su pequeño pueblo aragonés de Pasalobino hasta Santa Isabel, en tierras africanas, para unirse a su padre, Antón, que desde hace ya algún tiempo trabaja en la finca Sampaka, dedicada al cultivo del cacao. Las buenas condiciones económicas llavan a los jóvenes, como a tantos otros compatriotas, a abandonar su vida en la triste España de aquella época y a enfrentarse con la exótica vida en la colonia. Allí todo es totalmente diferente al paisaje que acaban de abandonar: la finca es un mundo básicamente de hombres, regido por la jerarquía de los colonos: el gerente, los encargados, el médico, el sacerdote, todos de origen español, que tienen a sus órdenes a los capataces y braceros pertenecientes a distintas razas procedentes de Guinea y Nigeria.
Los dos hermanos son bastante diferentes: mientras que Jacobo, el mayor, es alegre y decidido y disfruta de la experiencia al máximo esperando el momento en que su situación económica le permita volver a España, Kilian ve todo con ojos asombrados; aunque físicamente es fuerte, le cuesta más adaptarse al nuevo entorno y a las costumbres del lugar, sin embargo será el que más profundamente se enamore de África y de sus gentes, le apasionarán sus ritos y se sentirá muy unido a los nativos. En una época en que muchos países africanos comienzan a exigir su independencia de las colonias, los conflictos no tardarán en llegar también a Fernando Poo y los colonos tendrán que abandonar finalmente el lugar, algunos con más nostalgia que otros.
La novela es magnífica y proporciona una visión estupenda de la época y el momento histórico. Las descripciones del pintoresco lugar, el colorido, los sonidos y las gentes de África cobran vida en el relato que nos transmite la exuberancia de la vegetación, la vida en sintonía con la Naturaleza, las tradiciones de los pueblos nativos y el contraste con la modernización que los europeos tratan de llevar allí. Una lectura, en conclusión, muy atractiva y altamente recomendable, basada en experiencias vividas por familiares de la propia escritora que ha volcado en la novela una enorme pasión por el continente negro, reviviendo una época casi olvidada de la historia de nuestro país.
Pero la verdad es que leer he leído algo y trataré ahora de ir poníendome al día en los comentarios de esos libros a los que me he dedicado en las vacaciones
Hoy le toca el turno a mi lectura más antigua de este mes, concretamente uno de los grandes éxitos de este verano entre los lectores: Palmeras en la nieve, de la escritora Luz Gabás. La acción se inicia cuando Clarence, una joven profesora universitaria, descubre entre los papeles de la casa familiar una antigua carta en la que se hace referencia a ciertos datos desconocidos para ella sobre los años en que su padre y su tío estuvieron trabajando en la colonia española de la isla de Fernando Poo, en Guinea y de cuyas andanzas ella , como el resto de su familia llevan años escuchando las más variadas anécdotas. Sin embargo parece ser que algún tipo de secreto quedó allí oculto durante todos estos años, por lo que la curiosidad de Clarence la lleva, aconsejada por Julia, vieja amiga de la familia que compartió la experiencia colonial, a viajar al lugar y tratar de descubrir algo más sobre lo ocurrido en el pasado.
El relato retrocede entonces hasta el año 53 cuando los hermanos Jacobo y Kilian viajan desde su pequeño pueblo aragonés de Pasalobino hasta Santa Isabel, en tierras africanas, para unirse a su padre, Antón, que desde hace ya algún tiempo trabaja en la finca Sampaka, dedicada al cultivo del cacao. Las buenas condiciones económicas llavan a los jóvenes, como a tantos otros compatriotas, a abandonar su vida en la triste España de aquella época y a enfrentarse con la exótica vida en la colonia. Allí todo es totalmente diferente al paisaje que acaban de abandonar: la finca es un mundo básicamente de hombres, regido por la jerarquía de los colonos: el gerente, los encargados, el médico, el sacerdote, todos de origen español, que tienen a sus órdenes a los capataces y braceros pertenecientes a distintas razas procedentes de Guinea y Nigeria.
Los dos hermanos son bastante diferentes: mientras que Jacobo, el mayor, es alegre y decidido y disfruta de la experiencia al máximo esperando el momento en que su situación económica le permita volver a España, Kilian ve todo con ojos asombrados; aunque físicamente es fuerte, le cuesta más adaptarse al nuevo entorno y a las costumbres del lugar, sin embargo será el que más profundamente se enamore de África y de sus gentes, le apasionarán sus ritos y se sentirá muy unido a los nativos. En una época en que muchos países africanos comienzan a exigir su independencia de las colonias, los conflictos no tardarán en llegar también a Fernando Poo y los colonos tendrán que abandonar finalmente el lugar, algunos con más nostalgia que otros.
La novela es magnífica y proporciona una visión estupenda de la época y el momento histórico. Las descripciones del pintoresco lugar, el colorido, los sonidos y las gentes de África cobran vida en el relato que nos transmite la exuberancia de la vegetación, la vida en sintonía con la Naturaleza, las tradiciones de los pueblos nativos y el contraste con la modernización que los europeos tratan de llevar allí. Una lectura, en conclusión, muy atractiva y altamente recomendable, basada en experiencias vividas por familiares de la propia escritora que ha volcado en la novela una enorme pasión por el continente negro, reviviendo una época casi olvidada de la historia de nuestro país.
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