En "Yo sé por qué canta el pájaro enjaulado" nos encontramos con el primer volumen de las memorias de Maya Angelou centrado en sus primeros años de vida, cuando todavía era conocida como Marguerite Johnson, cuando no era más que una niña cuya infancia transcurría en una pequeña población de Arkansas, ese sur de los Estados Unidos donde ser negro en los años 30 no era nada fácil, donde la población de color vivían tan segregada de los blancos que apenas existía contacto alguno entre ellos; los blancos eran para la pequeña Marguerite, por tanto, seres casi irreales, entes completamente distintos a ella misma o a su familia o a los vecinos de su barrio, tanto que parecería que habitaban en mundos diferentes, en diferentes realidades.
El racismo que debe sufrir su gente tiene aspectos escalofriantes y muy llamativos como los actos realizados por el KKK, los linchamientos o las desapariciones injustificadas, pero también existen las normas absurdas discriminatorias, las humillaciones cotidianas por parte de los blancos, especialmente aquellos más miserables, niños pobres que no conocen la escuela ni el jabón pero que se permiten mofarse de la gente de color. La niña y su hermano se encuentran a cargo de su abuela bajo cuyo cuidado crecen como estudiantes aplicados, siempre rodeados de libros que fomentarán la viva imaginación de la niña. Mientras que sus padres permanecen lejos de ellos, la abuela será un personaje fundamental en la vida de Maya: una mujer firme, poderosa, fiel cristiana, orgullosa de ser quien es y propietaria de la única tienda del sector negro del pueblo, lo que les confiere cierto desahogo económico sin que ello le impida criar a sus nietos con mano firme y escasos privilegios.
El racismo que debe sufrir su gente tiene aspectos escalofriantes y muy llamativos como los actos realizados por el KKK, los linchamientos o las desapariciones injustificadas, pero también existen las normas absurdas discriminatorias, las humillaciones cotidianas por parte de los blancos, especialmente aquellos más miserables, niños pobres que no conocen la escuela ni el jabón pero que se permiten mofarse de la gente de color. La niña y su hermano se encuentran a cargo de su abuela bajo cuyo cuidado crecen como estudiantes aplicados, siempre rodeados de libros que fomentarán la viva imaginación de la niña. Mientras que sus padres permanecen lejos de ellos, la abuela será un personaje fundamental en la vida de Maya: una mujer firme, poderosa, fiel cristiana, orgullosa de ser quien es y propietaria de la única tienda del sector negro del pueblo, lo que les confiere cierto desahogo económico sin que ello le impida criar a sus nietos con mano firme y escasos privilegios.
El otro personaje determinante en la infancia de la protagonista es su hermano Bailey, un chico listo y simpático por el cual Maya profesa un amor incondicional lleno de admiración. Con el paso de los años volverán a escena los padres ausentes que llevan vidas completamente diferentes a la de sus hijos allá en California donde viven y trabajan en circunstancias que nunca llegarían a imaginar en el Sur las personas de color. Maya y Bailey se trasladarán por un tiempo hasta allí y pasarán de ser niños negros sureños a adolescentes que descubren un nuevo modo de vida, nuevas posibilidades que se abren ante todos, sin importar el color de la piel; gracias a los cambios que trae la guerra mundial, los negros acceden a trabajos que antes no tenían a su alcance, comienzan a alcanzar derechos y a reclamar igualdad frente a los blancos. La joven Maya irá adquiriendo así conciencia de situación de los de su raza y creyendo en las posibilidades de cambiar la realidad. Lo que hasta entonces había asumido, no con resignación, sino con la normalidad de no haber conocido otra cosa, como una situación inamovible sobre cuya naturaleza no se discutía, se contempla ahora como injusticia, como una situación contra la que se debe combatir. También en California sufrirá Maya una experiencia trágica que marcará su vida a partir de ese momento, pero ese suceso no le impedirá seguir siendo una niña valiente, concienciada, vital y dispuesta a abrirse paso en la vida.
Me ha resultado verdaderamente interesante descubrir los primeros años de vida de esta mujer que llegó a ser un personaje muy destacado y de gran influencia en la sociedad de los Estados Unidos por la variedad de profesiones artísticas que desarrolló y por su papel como defensora de los derechos civiles y cuya personalidad completa y compleja comenzó a forjarse en esta infancia que nos cuenta con sencillez, gran sensibilidad y aguda mirada sobre el mundo en el que nació y creció y que trató de cambiar en la medida de sus posibilidades .