viernes, 29 de marzo de 2019

Reina Roja

Vuelvo por aquí con una novela de Juan Gómez-Jurado, un autor que ya ha demostrado que es capaz de elaborar trhillers con unas tramas sorprendentes que cuentan con todos los elementos precisos para mantener al lector enganchado sin remedio a sus libros, como me ha ocurrido, por suerte, con esta "Reina Roja", una novela que promete mucho en su argumento y cumple con las expectativas de los que ya resultamos  conquistados anteriormente por "El paciente" o "Cicatriz"

Jon Gutiérrez, el primero de los protagonistas que conocemos, es un peculiar inspector de policía que se ha metido en un lío, por esas cosas que tiene la vida y el tratar de hacer que los malos sean castigados aunque no se sigan los procedimientos del modo más estricto, lo que le ha supuesto una suspensión temporal en su trabajo. En esas está cuando se pone en contacto con él un misterioso individuo que se hace llamar Mentor y se ofrece para allanarle sus problemas laborales a cambio de que participe en una investigación que parece no ajustarse a los parámetros habituales en el trabajo policial. Lo primero que debe hacer Jon es convencer a una extraña mujer llamada Antonia Scott para que le acompañe a la escena de un crimen donde precisan de su colaboración.

A partir de ese momento, Jon descubrirá que Mentor trabaja para Reina Roja, una unidad policial a nivel europeo que se ocupa de casos que no conviene que trasciendan a la opinión publica por su extrema gravedad o peligrosidad y en la que colaboran los mejores profesionales de cada campo sin padecer injerencias políticas, problemas de fronteras o diversidad de normativas, sin interferencias entre cuerpos de seguridad diferentes, sin jerarquías, incompatibilidades ni burocracia. Y resulta que Antonia Scott encarna a la mismísima figura de la Reina Roja de la sección española de dicha organización, su mente pensante, una mujer de inteligencia fuera de lo común combinada con una personalidad peculiar y complicada.

Nos adentramos de este modo en una serie de crímenes cometidos entre las altas esferas sociales cuyos protagonistas nos suenan bastante a personajes muy populares de la vida real de nuestro país, empezando por la madre de un joven cruelmente asesinado, dueña de un importantísimo banco nacional con establecimiento a nivel mundial, casualmente procedente de una familia cántabra que incluso cuenta con un antecesor al que se le considera el descubridor de un relevante yacimiento prehistórico (y a mí que estos datos me suenan...) Por otra parte nos encontramos con que es secuestrada una joven heredera, hija del hombre más rico del país, un gallego que domina el mercado de la moda femenina a nivel mundial (otra vez me suena tanto, no se de qué...) En cuanto a los casos en sí, destaca el hecho de que el hijo de la banquera aparece asesinado en su propia casa en una urbanización ultrasegura, pero sin ninguna señal aparente de violencia en la escena crimen y expuesto de manera muy teatral mientras que el secuestrador de la rica heredera ni siquiera solicita rescate. ¿Cuál es la verdadera motivación del criminal? ¿A qué responden sus actuaciones?

Los hechos se suceden frenéticamente, los investigadores tratan de dar caza a un esquivo delincuente que, hay que reconocerlo, lleva a la incómoda circunstancia para el lector de que éste se llegue a encontrar simpatizando con los motivos que le llevan a actuar como lo hace, dejando al margen la explicación razonada de que se trata de una persona perturbada, que nada justifica la violencia, etc..., cuando conocemos su motivación, esta resulta incluso justa, su venganza puede ser considerada como una forma de impartir su particular justicia.

También indicar que nos vamos a encontrar con abundantes toques de humor que compensa en buena parte el tono lógicamente oscuro de esta novela negra, así, nos acabaremos convenciendo de que Jon "no está gordo" ante la insistencia con la que nos lo recuerdan cada vez que su corpulencia le impide seguir el ritmo de sus compañera, además de amenizarnos la lectura con frecuentes citas a letras de Sabina así como con numerosos guiños del autor al lector al que se dirige directamente haciéndonos sentir que cuenta con nosotros y escribe pensando en cada uno de los que le leemos. Por último, destacar el acierto en el retrato de la pareja protagonista que logra despertar nuestra simpatía y a pesar de sus defectos y rarezas, que son bastantes, conforman una perfecta combinación de fuerza e inteligencia, un buen equipo, no hay duda, del que nos gustaría seguir teniendo noticias en próximas novelas.

miércoles, 20 de marzo de 2019

La mujer en la ventana

Es necesario comenzar reconociendo que hay muy poco de original en el argumento de partida de "La mujer en la ventana" la novela en la que A. J. Finn recrea la ya requetecontada historia de un individuo que se convierte en testigo de un crimen contemplado de manera casual al otro lado de su ventana; lo hemos visto en el cine en la inolvidable "La ventana indiscreta" y en literatura en multitud de ocasiones como en "La chica del tren" (aunque la ventana sea, en este caso, la de un tren) o la española "Ella lo sabe", pero hay que reconocer que algo tendrá este recurso narrativo, seguramente relacionado con la curiosidad natural del ser humano y el interés por colarnos en la vida doméstica de nuestros vecinos, algo de eso será lo que hace que se vuelvan una y otra vez a contar historias basadas en esos elementos y que sigan interesándonos y atrayéndonos. Lógicamente, es preciso que la nueva historia tenga un mínimo de personalidad que la diferencie del original, que esté bien contada y que sea capaz de funcionar por sí misma, que sus personajes tengan fuerza y que sean creíbles. Y todo esto ocurre en este caso, para fortuna de los que hemos caído en la curiosidad de enterarnos nuevamente de lo que ocurre en la casa del vecino.

La protagonista de la novela se llama Anna Fox y vive literalmente encerrada en su casa desde hace diez meses a causa de un fenómeno de estrés post traumático que le ha provocado un serio caso de agorafobia.  Su contacto con el exterior se produce básicamente a través de Internet donde se aprovisiona de alimentos (y de buen vino), cotillea los perfiles en redes sociales de antiguos amigos, compañeros de trabajo y donde también trata de descubrir algo sobre la vida de sus vecinos que ocupan carísimas viviendas entorno a un pequeño parque en un barrio de Manhattan. También se dedica a jugar al ajedrez online y a atender a través de la red a otros enfermos que como ella participan en un grupo de agorafóbicos, no en vano Anna ejercía de psicóloga infantil hasta que se vio obligada a encerrarse entre cuatro paredes. A su soledad se une el hecho de que su marido y su hija no viven con ella ya que el matrimonio se encuentra recientemente separado, aunque mantienen una comunicación frecuente.

Lo cierto es que a Anna no le queda más contacto con el exterior que el contemplar desde las ventanas de su casa su calle o su propio jardín, al que hace meses que no se atreve a salir y dirige su atención hacia las viviendas que rodean el parque donde observa el día a día de sus vecinos, controla sus entradas y salidas, asiste a cenas o discusiones familiares, todo lo observa en directo o a través del objetivo de su cámara fotográfica con la que registra esas vidas cercanas pero ajenas a ella. Dentro de esa rutina cualquier cambio es bienvenido, por lo que cuando unos nuevos vecinos se trasladan a su calle su interés se centra en ellos; los Rusell acaban de mudarse justo a la casa de enfrente y cuando la madre se presenta en su casa y se muestra divertida y comprensiva con su problema, Anna siente que podrían convertirse en buenas amigas.

Todo de complica cuando una noche nuestra protagonista es testigo de un terrible crimen al otro lado de la calle, pero cuando trata de denunciarlo nadie la cree. Como le pasaba a "La chica del tren", Anna bebe demasiado lo que combina con abundante medicación, además de dedicar gran parte de su tiempo a visionar películas clásicas en blanco y negro, especialmente cine negro y policiaco, todo lo cual sumado la convierte en una testigo muy poco fiable para la policía, máxime cuando los implicados en el supuesto crimen lo niegan todo y la víctima ni siquiera aparece. 

Anna se verá envuelta en una frenética situación donde su vida y su equilibrio mental se encuentran en riesgo. Veremos cómo los personajes, diálogos y escenas de películas clásicas, sea "Luz de gas", " La semilla del diablo", "Vértigo" o "Rebeca", conforman su principal referencia a la hora de entender e interpretar su realidad y ahí encuentra otras mujeres arrastradas como ella a la locura, otros casos de crímenes complicados donde encuentra claves para resolver su propia situación. La trama incluye algunas sorpresas inesperadas que no lo son tanto porque comenzamos a sospecharlas antes de que nos las cuenten, pero sí es cierto que los personajes están muy bien retratados y somos capaces de empatizar con los buenos y temer a los malos, la intriga está bien dosificada, el escenario claustrofóbico reducido a los limites de una vivienda está magníficamente aprovechado y, en general, la novela mantiene la tensión adecuada y se disfruta bastante con lo que merece el tremendo éxito que ha cosechado entre los lectores de todo el mundo entre los que no me arrepiento de contarme. 

jueves, 14 de marzo de 2019

Chicas felizmente casadas

Retomamos con estas "Chicas felizmente casadas" los avatares de aquellas dos amigas irlandesas, Kate y Baba, creadas por Edna O'brien a las que conocimos en "Las chicas de campo" y a las que dejamos viviendo en Dublín donde descubrían los sinsabores de la vida adulta, el amor, la liberación de su estricta educación católica y pasando, en fin, de jóvencitas inseguras a mujeres independientes. 

Ahora han transcurrido algunos años (y un libro intermedio que me he saltado y creo que no es fundamental para retomar el curso de sus vidas) y nos encontramos con que ambas residen ahora en Londres. Corren años 50 y las amigas se encuentran establecidas como madres y esposas de clase media con aspiraciones, tras haber dejado atrás los tiempos más alocados de amoríos y fiestas (o así debería de ser al menos) Baba se ha casado con Frank, un nuevo rico bastante paleto pero que, como ella misma confiesa, se ha ganado su aprecio "a base de billetera" y con él logra el estatus social y económico al que siempre aspiró. Pero el bienestar material que le proporciona su matrimonio no es suficiente para alcanzar la felicidad y menos cuando un embarazo no deseado venga a alterar sus planes y su planteamiento vital. Kate, por su parte, está con Eugene, amante de sus tiempos en Irlanda con el que se reencontró, se casaron, han tenido un hijo, pero el amor ha terminado pronto entre ellos y Kate se encuentra expulsada del hogar conyugal, luchando por mantenerse cerca de su hijo, enfrentando la depresión y la falta de ilusión por la vida.

Son las propias protagonistas las que nos cuentan sus desastrosas vidas matrimoniales, sus relaciones con amantes sórdidos que ni ellas mismas se toman en serio o sus conflictos con unos maridos mezquinos. El tono cínico de Baba con su habitual frivolidad y egocentrismo y el estilo pesaroso de Kate que sigue siendo una chica profunda y reservada, se alternan para introducirnos en un relato cubierto por una permanente capa de tristeza e insatisfacción que sobrevuela toda la narración que nos muestra a unas mujeres permanentemente frustradas por el modo en que siguen siendo tratadas y consideradas las mujeres en esos tiempos, su descreimiento en Dios tras renunciar a lo que les proporcionó su rigurosa educación, así como la insatisfacción que les procura su concepto banal del sexo, del matrimonio, su dependencia emocional de relaciones sentimentales que no les aportan más que amargura y en ningún caso son fuente de felicidad. Lo único que permanece fuerte y seguro a su alrededor es la amistad que une a estas dos mujeres que, aunque con frecuencia se comporten con mezquindad la una con la otra, en el fondo son lo único firme que poseen ambas, y aunque lo hagan refunfuñando, se apoyan y ayudan en cualquier circunstancia, siendo éste el único aspecto positivo y luminoso que destaca en esta historia y que les otorga un atisbo de esperanza para seguir juntas tirando hacia adelante con sus vidas. 

Mi conclusión final sobre esta lectura es que me ha resultado amarga puesto que me presenta una visión bastante negativa de la naturaleza humana que ni el tono sarcástico del relato logra a ocultar. Tal vez para algunos como para la autora el mundo, los matrimonios y las familias sean así, pero no coinciden con lo que yo espero de las relaciones personales y por tanto me ha producido bastante tristeza el desenlace de estas dos vidas que me gustaría que hubieran sido felices pero no lo supieron lograr.

sábado, 9 de marzo de 2019

La hija del relojero

Estoy encantada de haber podido disfrutar de la nueva y muy esperada novela de Kate Morton, una autora que hasta ahora ha resultado ser infalible para mí y es que desde que la descubrí siempre he conectado con su estilo y disfrutado con sus historias, de ahí las ganas que tenía de tener entre las manos esta última, "La hija del relojero" donde, lo primero que apreciamos es que se repite el esquema que ha llevado a la autora británica al éxito: dos historias paralelas separadas en el tiempo sin relación aparente al menos en principio, dos mujeres con historias personales diversas pero en las que todo lo que se nos cuenta rezuma el aire de la Inglaterra más tradicional. Tanto en la trama situada en el Londres actual como la que transcurre en el pasado nos encontramos con historias contadas con auténtica emoción en medio de unos escenarios enormemente atractivos y con unos personajes cautivadores que nos conquistan de inmediato. Por otra parte, enseguida descubriremos que el esquema temporal es más complejo que la simple yuxtaposición de dos historias que se desarrollan en paralelo, pues resulta que empiezan a aparecer multitud de hilos temporales nuevos, una gran cantidad de historias que transcurren en momentos diferentes, tanto que en algún punto me llegué a encontrar algo perdida con los cambios de época, aunque las confusiones duraron poco. Y todas las tramas tienen un punto en común: una casa llena de misterio en mitad de la campiña inglesa que conectará firmemente a todos los personajes.

Comenzando por el tiempo actual, nos encontramos con Elodie Winslow, una solitaria y sensible joven archivista que vive, como los objetos con los que trabaja, anclada más en el pasado que en el presente; Elodie se siente perfectamente cómoda entre los refinados objetos que pertenecieron a personajes del siglo XIX que vivían consagrados al arte y la cultura, con devoción por las bellas artes y la belleza en general. Ni siquiera la preparación de su próxima boda con un novio que debería resultar perfecto logra ilusionar verdaderamente a la joven; Elodie sospecha que lo que hay entre ella y Alistair no se corresponde con su idea de amor verdadero, no hay auténtica pasión entre ellos, al menos no del tipo que Elodie sueña. Cuando descubre entre su material de trabajo una fotografía de una joven desconocida relacionada de algún modo con Radcliffe, un pintor prerrafaelita casi desconocido, Elodie se obsesionará por descubrir quién fue esa mujer ¿Se trata de la prometida del pintor fallecida prematuramente, o tal vez será su musa y amante de la que casi nada se sabe?

La secunda línea argumental está protagonizada, ni más ni menos, que por la voz de un espíritu que habita en Birchwood Manor, una casa en Berkshire, a la orilla del río Tamesis. Se trata de una mujer que fue conocida como Lily Millington, aunque ese no fue su verdadero nombre y que evoca su vida pasada, desde su dramática infancia que transcurrió como avispada ratera en las duras calles del Londres decimonónico hasta que comprendamos cómo acabó habitando por toda la eternidad en la casa de Birchwood. A partir de aquí, irán sucediéndose diversas historias en varios momentos temporales que pasarán desde la infancia de Lily al esplendor de Radcliffe y su circulo de artistas en torno a la casa junto al río, llegando a los años posteriores a la Gran Guerra en los que Leonard Gilbert investigará para su tesis sobre la figura del pintor y su conexión con la casa, o Juliet y sus hijos que se refugiarán en ella cuando su casa de Londres resulte bombardeada durante la II Guerra Mundial. Incluso dentro de la historia protagonizada por Elodie volveremos hacia atrás al regresar sobre la figura de su madre, una talentosa violonchelista que falleció muy joven en unas circunstancias que ella nunca conoció por ser muy niña y que ahora desea descubrir.

Nos encontramos a lo largo de la lectura con distintos casos de personas, maridos, hijos, amantes, que se desmoronan tras la pérdida de un ser querido, que nunca se terminan de recuperar. Esa manera de sentir, un amor así de intenso es lo que desearía experimentar Elodie, esa necesidad vital del otro, esa pasión que justifica toda una vida. La novela recorre distintas historias de amor conectadas de un modo u otro con la misteriosa fotografía, con su origen, su protagonista y sus distintos poseedores, girando en torno a una muerte sospechosa sin aclarar, un diamante desaparecido y todo ello en una ambiente lleno de magia, de escenarios de bucólico romanticismo que evocan tiempos de felicidad, inocencia, descubrimiento y amor por belleza y siempre teniendo como epicentro la casa de Birchwood, un lugar que conquista y atrae a los que la frecuentan, una casa que guarda secretos que sólo revela a quienes lo merecen, un lugar encantado y encantador donde he disfrutado, sufrido y compartido sentimientos intensos de una historia, otra vez, muy bien contada, como suele ocurrir con las novelas de la Morton.

lunes, 4 de marzo de 2019

El psicoanalista

Hacía mucho tiempo que tenía ganas de leer "El psicoanalista", este thriller de John Katzenbach que ya puede ser considerado prácticamente un clásico del género, no en balde ha cumplido quince años ya desde su publicación y no deja de recoger buenas críticas y lectores que hablan maravillas de la experiencia de disfrutar de esta historia. Hay que reconocer que la novela empieza en lo más alto, el tono de tensión se marca desde la primera página donde conocenos a Ricky Starks, el psicoanalista del título, que en el día de su cumpleaños recibe una carta amenazadora de un supuesto antiguo paciente que le felicita por sus últimos días de vida y le invita a suicidarse en breve o someterse a sufrir terribles consecuencias entre miembros inocentes de su familia. Semejante despliegue de odio y deseo de arruinarle la vida sorprende a Stein que tendrá que tratar de identificar el origen de tal deseo de venganza hacia él. Lo único que tiene es un alias, Rumplestiltskin, que, como aquel malévolo personaje de cuento, le plantea un acertijo de difícil solución y le ofrece un breve plazo de dos semanas para resolverlo o atenerse a las circunstancias.

Comienza así una frenética carrera contra un enemigo desconocido e invisible, un psicópata que no duda en ir regando de cadáveres y víctimas colaterales la macabra persecución y acoso que emprende contra Stein cuya vida ponto se convierte en un verdadero infierno diseñado por una mente diabólica, que incluye el suicidio de un paciente o una denuncia falsa de abusos por parte de una supuesta paciente que nunca existió, de manera que la vida del psicoanalista se va complicando según Rumplestiltskin le enreda en la tela de araña que le ha tejido pacientemente con el objetivo de arruinarle la vida personal, profesional, familiar, económica y tratando de arrastrar a que Stein a una desesperación tal que decida acabar con su propia vida.

La única posibilidad que le queda a Ricky si quiere salvar la vida será rastrear entre los casos de su pasado desde sus inicios como profesional con el objetivo de descubrir aquella persona con la que tratamiento falló, a la que se le arruinó la vida sin él saberlo y que llevó a provocar semejante deseo de venganza. Ante el acoso, la persecución y las amenazas, Ricky cambia su carácter, sus pausados y controlados hábitos y pasa a actuar como nunca antes ni siquiera se planteó hacer, él que es hombre de palabra y razonamiento más que de acción, él que nunca antes había hecho uso de la violencia en ninguna faceta de su vida se encuentra ahora ante la necesidad de adaptarse a unas nuevas circunstancias, de pelear por su vida dejando atrás todo aquello que le impulsaba hasta ese momento para aprender a pensar como un asesino, para pasar de ser perseguido a convertirse él mismo en perseguidor.

Toda la novela se desarrolla con un ritmo frenético plagado de sorpresas, tensión, giros dramáticos que mantienen la atención permanentemente y te hacen sufrir con Ricky hasta el ultimo momento. La mayor parte de la acción transcurre en escenarios de Manhattan pero resulta que también se acerca a lugares que he visitado recientemente en otras lecturas, como el pueblo de Rhinebeck donde residía Guillermo Fesser en "A cien millas Manhattan" o los tranquilos pueblos costeros de los Hamptons muy cerca de donde se situaba la acción de "La misteriosa desaparición de Stephanie Mailer" con lo que compruebo sorprendida cómo la lectura puede convertir lugares tan lejanos y ajenos a mi realidad cotidiana en un entorno que me resulta conocido y hasta podría decir que familiar. Y es que esa es una de las grandes ventajas de la lectura: descubrirte el mundo, acercarte a lugares lejanos, permitirte conocer otros paisajes como si los tuvieras a la puerta de tu casa. Una gozada, de las grandes