Caithleen sólo tiene catorce años cuando tiene que abandonar su vida simple y agradable de campo en un pequeño pueblo irlandés para marcharse a estudiar a un prestigioso convento de monjas gracias a una beca que ha logrado por sus buenas calificaciones. La protagonista de "Las chicas de campo", primera novela de Edna O'Brien y que inicia una trilogía que retrata a las mujeres de la sociedad de los años cincuenta en la católica Irlanda, es una chica inteligente pero inocente, enraizada en su pequeña comunidad rural profundamente conservadora, adora a su madre a la que se encuentra fuertemente unida pero a la que desgraciadamente pierde demasiado pronto quedando a merced de un padre inútil y borrachín. La estudiosa, responsable, humilde y prudente Caithleen tiene como mejor amiga a Baba, contrapunto de aquella, una jovencita caprichosa y privilegiada, mucho más lanzada y decidida que se burla de su amiga y la mortifica constantemente al tiempo que la arrastra en sus inconscientes planes. Las dos chicas lograr terminar los estudios bajo el control de las estrictas monjas del convento donde ambas estudian con desiguales resultados y marchan a Dublín, la ciudad donde sueñan con hacer, por fin, vida de mujeres adultas.
Con un lenguaje aparentemente sencillo, se nos presentan los pensamientos sinceros de una niña simple, con poca experiencia vital y sin grandes aspiraciones pero que expresa a la perfección su mundo infantil, sus sufrimientos y temores, el miedo ante las novedades que se presentan en su vida que va entrando en la juventud añorando a su madre, arrebatada por un amor platónico e idealizado con el que sueña construir un futuro imposible.
No es un retrato idealizado ni mucho menos de la protagonista que en ocasiones resulta patética o simple, una chica católica que no quiere incumplir lo que se espera de ella. Será Baba, con su permanente insatisfacción y sueños locos, la que la fuerce a ir más allá de una vida simple de campo, un mundo feliz que acabará echando de menos, cuando se encuentre alejada de los bellos paisajes de su infancia, de la comunidad en la que se sentía segura, rodeada de unos personajes maravillosamente retratados y que destilan realismo y profundidad. La joven Caithleen irá creciendo y madurando ante nuestros ojos y descubriéndonos su mundo que es el de tantas chicas de aquellos años en la Irlanda de posguerra que se adentraban con ilusión y esperanzas en los tiempos modernos que se adivinaban en el horizonte donde veían posible liberarse de sus orígenes tradicionales, del catolicismo y el conservadurismo que les restringía y les limitaba sus aspiraciones.
Lleva tiempo entre mis pendientes. Creo que es de esos libros que hay que leer en el momento adecuado. A ver si lo encuentro pronto. Muy buena reseña.
ResponderEliminarBesotes!!!
Es una lectura agradable, una historia agridulce con unos personajes cercanos y bien escrita. Yo creo que puede gustarle casi a cualquiera. Tengo preparada la segunda parte para ponerme con ella en algún momento. Ya OS contaré.
EliminarSaludos.
Me recuerda un poco a la tetralogía de Elena Ferrante de las dos amigas (la estoy leyendo ahora y me está encantando). Me gusta mucho tu reseña y me lo apunto. Además no he leído a la autora y estaría bien estrenarse con ella.
ResponderEliminarUn saludo!
Pues sí que sería a Irlanda lo que la Ferrante a Italia. Un retrato de una época y un lugar a traves de los ojos de las dos amigas. Espero que te guste.
EliminarSaludos.