viernes, 26 de junio de 2020

El olvido que seremos

"El olvido que seremos" es uno de esos libros sobre los que todo el mundo habla últimamente como una lectura imprescindible y ciertamente creo que es importante leer esta biografía en la que Héctor Abad Faciolince recrea la vida y la muerte de su padre, el doctor Héctor Abad, un hombre eminentemente bueno, generoso y comprometido, gran ejemplo y guía de conducta para los que le rodeaban, familiares, amigos y alumnos, hombre dotado de una gran conciencia social, involucrado en la resolución de algunos de los grandes problemas de su país, Colombia, situado siempre del lado de los menos favorecidos y consciente de la importancia de la educación en la consecución de la justicia social. El doctor Abad compaginaba el empleo como profesor universitario con un activo trabajo en programas de ayuda en barrios marginados de su ciudad que tratan de implantar mejoras fundamentales en las condiciones de salud, higiene y alimentación de los niños y familias desfavorecidas. Sin pretender entrar directamente en política, sí que trata de trabajar activamente por el progreso de su país.

El pequeño Héctor se cría en la ciudad de Medellín como el único hijo varón en una familia de cinco hermanas que hacían de algún modo de cinco madrecitas junto a la madre real, todas ellas mujeres poderosas, habladoras y protectoras y que permanecerán muy unidas a lo largo de los años "como planetas girando alrededor de una estrella con demasiada fuerza de atracción". En aquella casa las mujeres eran las fuertes y pragmáticas mientras que los hombres, tanto el padre como el hijo, se reservan el papel de los idealistas, a los que hay que proteger.
"El niño, yo, amaba al señor, su padre, sobre todas las cosas. Lo amaba más que a Dios. Un día tuve que escoger entre Dios y mi papá, y escogí a mi papá."
Los recuerdos del autor retratan una infancia llena de amor, "la única receta para poder soportar lo dura que es la vida al cabo de los años, es haber recibido en la infancia mucho amor de los padres", de ese padre que sostenía que mimar a los hijos es el mejor sistema educativo. Todo el texto constituye una declaración de amor hacia la figura paterna ensalzando los recuerdos y enseñanzas que alimentaron su alma y que le convirtieron en el hombre y el escritor que hoy es.
"Creo que el único motivo por el que he sido capaz de seguir escribiendo todos estos años, y de entregar mis escritos a la imprenta, es porque sé que mi papá hubiera gozado más que nadie al leer todas estas páginas mías que no alcanzó a leer. Que no leerá nunca. Es una de las paradojas más tristes de mi vida: casi todo lo que he escrito lo he escrito para alguien que no puede leerme, y este mismo libro no es otra cosa que la carta a una sombra."
Precisamente será el interés del doctor por el bienestar de los pobres, su creencia en la igualdad de derechos, sus denuncias de desapariciones, de los continuos atentados contra los derechos humanos que se dan en el país, los que le granjean muchos y variados enemigos; desde la Iglesia que le tilda de comunista, cuando realmente era un liberal en muchos aspectos, admirador de la figura de Cristo (aunque ateo convencido) trata de poner en prácticas las enseñanzas del amor fraternal y la misericordia, rechazando cualquier tipo de sistema dictatorial que limite la libertad individual. Según sus propias palabras, se definía como "cristiano en religión, marxista en economía y liberal en política". Pero tampoco congeniará con los izquierdistas que lo considerarán aburguesado y tibio en sus posturas. Sus enemistades provocan el descrédito profesional del doctor, un enfrentamiento constante dentro del gremio médico que pone en riesgo su puesto en la universidad, aunque también existirán aquellos que le apoyen sin fisuras durante toda la vida. El doctor Abad acabará siendo tiroteado en la calle, víctima de la extrema violencia que se apoderó de Colombia en los años 80 y posteriores. "Hay miles y miles de padres asesinados en este país tan fértil para la muerte."

Por las páginas del libro desfilan retratados abundantes miembros de la sociedad colombiana de la infancia y juventud del autor, desde obispos a ministros, desde vecinas, costureras o estudiantes a familiares, escritores y amigos, todos los que se mueven en torno a los Abad Faciolince, la famila unida y dichosa en cuyo seno el autor disfrutó de una infancia eminentemente feliz hasta que acaece el drama de la muerte de su hermana Marta y que algunos años más tarde volvería a recibir el golpe definitivo con el asesinato del padre.

Dejando de lado cualquier valoración o juicio sobre ideologías o creencias, mostrando las virtudes del padre junto a sus defectos y debilidades, la obra resulta tremendamente emotiva como homenaje de inmensa admiración del hijo a su padre, a aquel hombre que  permaneció siempre fiel a todo lo que consideraba justo y que trató de guiar a su hijos por el  camino de la verdad y de la defensa a ultranza de la justicia, aún a riesgo de perder la propia vida en ese empeño.

martes, 16 de junio de 2020

Asesinato en el laberinto

"Asesinato en el laberinto" es una novela de detectives al más puro estilo clásico británico obra de J.J. Connington que sitúa su acción en la fabulosa finca Whistlefield dotada de amplios terrenos, jardines, pistas deportivas, bosquecillo y un magnífico laberinto que se convertirá en el escenario de un doble crimen: el asesinato del propietario Roger Shandon, empresario envuelto en turbios negocios y de su hermano gemelo, Neville, agresivo abogado ocupado en el momento presente en la acusación de un complicado caso judicial.

Los probables sospechosos del doble crimen constituye un variado plantel de personajes: el tercer hermano Shandon superviviente, un par de sobrinos, algunos jóvenes invitados en la casa y el secretario personal de Roger Shandon. Sir Clinton Driffield, jefe de la policía local, emprende la investigación del caso ayudándose, a modo de Escudero (y así lo llama), por Wendover, otro caballero residente en la zona que le sirve de una especie de Doctor Watson con el que debatir y exponer diversas suposiciones y teorías sobre el caso. Las pesquisas transitan por los cauces tradicionales que comienzan inspeccionando el lugar de los hechos, continúan con los interrogatorios a los sospechosos con el objeto de sacar a la luz los posibles motivos para desear las muertes ocurridas, desde rencores familiares, a envidias, deudas del pasado, cada personaje puede ocultar un motivo para matar. Además de los alojados en la casa, descubrimos a otros sospechosos como son un vecino enemistado con los Shanon, un antiguo socio estafado por Roger, el acusado en el juicio en el que trabajaba Neville, diversas opciones que deben ser investigadas por Sir Clinton, que resultará no ser tan torpe o despistado como aparenta

Este tipo de historias detectivescas al viejo estilo me encantan, lo confieso, con un procedimiento de investigación en la que que no se considera la posibilidad de poner en práctica técnicas científicas ni rastreo de dispositivos electrónicos o cámaras de seguridad ni procedimientos mucho más avanzados que el cotejo de huellas, de unas pisadas en el jardín o el cálculo del tiempo que le lleva a un sospechoso llegar andando de un punto A hasta un punto B. Disfruto con estos casos que siempre  se resuelven gracias al ingenio y la capacidad deductiva de los detectives que indagan en los aspectos psicológicos y morales de los sospechosos, en los que los motivos tras los crímenes se basan en sentimientos básicos como el odio, la envidia o el miedo; se mata por celos o por recibir una herencia o vengar una afrenta y no aparecen ni por asomo psicópatas ni serial killers. Una buena novela a la antigua de las de toda la vida que seguro que hará las delicias de muchos lectores, ¡claro que sí!

miércoles, 10 de junio de 2020

Invierno en Viena

La escritora alemana. Petra Hartlieb que triunfó hace unos años con su estupendo relato autobiográfico "Mi maravillosa librería" en el que nos relataba con mucho humor las desventuras de sus inicios como librera, regresa al panorama editorial con esta novela de inspiración clásica, "Invierno en Viena", en la que, sin abandonar su amada ciudad de adopción, la autora nos transporta en esta ocasión a la Viena de principios del siglo XX, a una ciudad bellísima incluso bajo la nieve implacable y sobre todo una ciudad llena de cultura: de librerías y teatros, con una animada vida social y comercial que atrae a muchas personas que, como nuestra protagonista, la joven Marie, llegan a la ciudad desde pequeñas poblaciones rurales tratando de encontrar una colocación con la que ganarse la vida. Marie ha trabajado desde bien niña, primero ayudando a su familia y pronto, tras abandonar la escuela, en una granja y también como criada. Pero por suerte para ella logra colocarse de niñera en casa del doctor Arthur Schnitzler, afamado dramaturgo que confía en su capacidad y donde pronto logrará hacerse con el cariño de los niños a los que ciuda y con la confianza del doctor, lo que le permite confiar en que podrá conservar su puesto y seguir disfrutando del confort y la seguridad que le proporciona su nuevo trabajo. Incluso tendrá la fortuna de descubrir el amor de la mano del joven ayudante de la librería que frecuenta su patrón.

Esta es una historia breve y sencilla, sin grandes dramas ni sobresaltos argumentales, protagonizada por personajes mayoritariamente positivos y cuya narración transcurre de manera casi lineal, a excepción de los breves momentos en que los recuerdos nos trasladan a la infancia de Marie y a los días menos afortunados de su pasado que parecen quedar muy lejos ya. Los escenarios actuales donde se mueve la joven son, sin duda, mucho más acogedores que los que conoció en el pasado: desde la residencia de los Schnitzler a la librería o las hermosas calles y jardines de la ciudad, la novela, al igual que la nueva vida de Marie, transcurre con placidez en un ambiente nevado y casi mágico que nos acerca al día de Navidad como si nos encontráramos inmersos en un cuento clásico. Una pequeña novela, por tanto, llena de encanto y optimismo que tal vez no figure entre las lecturas más memorables del año pero que sin duda he disfrutado enormemente.

jueves, 4 de junio de 2020

El vestido

Vengo notando que en los últimos meses tanto mis lecturas como algunas series televisivas me llevan con insistencia hasta la Inglaterra de la primera mitad del siglo XX, al periodo de enteguerras o a la II Guerra Mundial y los años inmediatamente posteriores a ésta; desde los Cazalets a la serie "The crown" pasando por "Las mujeres de Winchester", sin olvidar mi siempre adorada "Downton Abbey", esta es una época de la Historia que vengo revisitando con insistencia y que siempre me resulta tremendamente interesante, como igualmente inspiradora parece resultar para tantos creadores, autores o guionistas. En esta ocasión es Jennifer Robson la que en su novela "El vestido" recrea el Londres de postguerra de la mano de dos protagonistas femeninas, dos mujeres solas que luchan por subsistir en circunstancias de gran dificultad como fue el invierno de 1947, recién finalizada la Guerra, el más frío que se recuerda en décadas, lo que se une al racionamiento por la escasez de carbón o alimentos y la tristeza por las pérdidas humanas sufridas. Pero ambas protagonistas, cada una a su manera, pelearán cada día por salir adelante frente a la adversidad.
"Ella se obligó a sonreír. 
—Ambos hemos sobrevivido a la guerra, ¿verdad? Y la primavera llegará muy pronto. 
—Ojalá tenga usted razón —dijo él, y pensarlo, o tal vez el recuerdo de primaveras pasadas, también lo hizo sonreír—. No nos vendría mal un poco de sol a todos."
Las dos mujeres han recorrido distintas y arduas trayectorias vitales, cada una ha vivido la guerra desde países distintos pero con similar sufrimiento, en cualquier caso; Ann Hughes es una de tantas jóvenes londinenses que tienen que buscar un empleo para mantenerse tras quedar desamparadas después de la guerra, firmemente convencida de la importancia de conservar su autonomía personal por medio de su trabajo. Miriam Dassin es una chica judía llegada desde Francia tras haber sido liberada de un campo de concentración y haber perdido a su familia a manos de los nazis. Intenta forjarse una nueva vida ayudándose de su experiencia como bordadora en algunos de los más prestigiosos talleres de bordado de París. Ambas coincidirán en el taller del modisto Norman Hartnell y participarán en la confección del vestido que lucirá la princesa Isabel para su boda con Felipe Mountbatten, un enlace que significa la continuidad de la monarquía, promesa de esperanza para la nación y causa de alegría colectiva para la población británica.

La tercera protagonista de la novela es Heather, la nieta de Anne que desde Toronto y en el tiempo actual reconstruirá las vidas de aquellas otras mujeres que setenta años antes tuvieron la oportunidad de dar forma a un sueño, de crear algo que haría soñar a miles de mujeres de Inglaterra y el resto del mundo al vestir de novia a la heredera al trono en unos momentos tan difíciles para todos.

La novela se lee ágilmente, gracias a sus capítulos breves, una manera sencilla de narrar y que combina las experiencias vitales de sus protagonistas con una buena ambientación temporal que te traslada con facilidad al escenario de posguerra, al esmerado trabajo de las artesanas dedicadas a los más delicados bordados y a una generación de mujeres que aprendieron a trabajar y ganarse la vida por sus propios medios y que triunfaron en la tarea.

Destaco la oportunidad que me ha brindado esta novela de descubrir, aunque sólo sea de manera muy somera, a un personaje tan interesante como fue Catherine Dior, hermana pequeña del gran diseñador, heroína de la Resistencia francesa, que pasó por campos de concentración y fue la principal inspiración para el famoso perfume Miss Dior. Un personaje que claramente merece una novela en exclusiva en la que contar su vida.