domingo, 30 de septiembre de 2018

El extraño verano de Tom Harvey

Me resulta sorprendente que todavía no me hubiera estrenado con ninguna novela de Mikel Santiago porque es un autor que lleva varios años rondando por mis listas de futuras lecturas. Afortunadamente he subsanado esa falta y el tantas veces demorado estreno ha sido con "El extraño verano de Tom Harvey", una muy entretenida novela negra que comienza con una llamada no atendida al móvil. A partir de ahí, el músico en horas bajas Tom Harvey se verá envuelto en una sospechosa sucesión de muertes aparentemente accidentales: la de su exsuegro, el artista Bob Ardlan, la de una joven modelo y amante de éste y algún que otro personaje, lo que llevará al músico a reencontrarse con su exesposa en su mansión de la costa amalfitana italiana, así como a codearse con un grupo de ricos y poderosos artistas, cineastas, escritores, empresarios y a convertirse, muy a su pesar, en un investigador amateur, "un guapo, larguirucho e incisivo saxofonista detective".

Como en las más clásicas novelas policiacas, prácticamente todos los personajes ocultan una posible razón para desear la muerte de Ardlan, todos tienen alguna historia que esconder y habrá que ir descartándolos uno a uno hasta alcanzar la resolución del caso, cosa que llevará a nuestro protagonista a arriesgar su propia vida. El ambiente de lujo en el que se mueven los ricos veraneantes de la costa italiana, sus mansiones, los clubs nocturnos, contrastan con los humildes pero encantadores pueblitos donde los famosos tratan de ocultarse del mundo y disfrutar de su exclusiva intimidad, aldeas de pescadores retrepadas sobre escarpadas laderas asomadas al mar con todo el auténtico espíritu tradicional del Mediterráneo.

Con un ritmo imparable donde no paran de pasar cosas, las sospechas pasan de un personaje a otro hasta que en los últimos capítulos la acción cobra un ritmo frenético, de esos que te mantienen pegado al libro hasta que alcanzas el desenlace final. Con todo esto, puedo afirmar que me ha parecido una gozada de lectura, una de esas que resultan perfectas para desconectar del mundo, para vivir emociones intensas y correr aventuras y riesgos sin necesidad de salir de casa.

miércoles, 26 de septiembre de 2018

La maldición de la reina Leonor

No hace mucho que estuve (en lo que a mis lecturas se refiere, claro está) rondando por la Edad Media y regreso nuevamente a ella con esta novela, pero es que no me he podido resistir a descubrir la obra de José María Pérez "Peridis", autor que figuraba en mi lista de pendientes desde hace tiempo, hombre renacentista donde los haya: escritor, arquitecto, dibujante, humorista y gran conocedor y apasionado del arte Románico, en cuyo ámbito ha fundado instituciones de estudio, ha realizado programas televisivos o dirigido restauraciones arquitectónicas. Todo ello me ha animado a descubrir una de sus novelas, concretamente "La maldición de la reina Leonor", obra que profundiza en algunos personajes clave del siglo XII en Europa.

La acción se sitúa, como ya comentaba, en los primeros años del siglo XII, y la protagonista de la novela es la reina Leonor de Castilla, hija de Enrique II Plantagenet, rey de Inglaterra y de la mítica Leonor de Aquitania y hermana, por tanto, del que será popularmente conocido por la Historia como Ricardo Corazón de León. Casada muy joven con Alfonso VIII de Castilla, no ha logrado dar al rey un heredero varón que sobreviva a sus primeros años de edad. Su única hija hasta el momento, la princesa Berenguela, es nombrada heredera pero, así y todo, la pareja continua esperando el ansiado heredero varón.

En una época turbulenta en que las casas reinantes de toda Europa están unidas por lazos familiares o de matrimonio, Francia, Inglaterra, León, Castilla, Aragón, Navarra y Portugal son reinos hermanos y a pesar de ello constantemente enfrentados; no logran colaborar para unirse con el fin de luchar contra el que debería ser el enemigo común: el ejercito musulmán que todavía ocupa la mitad de la península ibérica y no ceja en su intento de recuperar territorios a costa de la debilidad y división de los reinos cristianos. Las luchas entre primos, combinadas con la alianzas por matrimonios se vuelven que cada vez más complicadas ya que las numerosas y complejas relaciones de consanguinidad dificultan las uniones entre reinos y les enfrentan al Papa, atento a anular aquellas uniones que no cumplan con las normas para evitar el incesto en el que recaen una y otra vez los reyes peninsulares. Pero Leonor no soló se debe ocupar de los problemas de su reino; también su familia inglesa le da preocupaciones, con su desquiciado padre que mantiene encerrada a su madre mientras vive con su amante y pelea incansablemente con sus hijos Ricardo y Juan, el que será conocido como Juan sin tierra, al que su padre despojará de toda herencia lo que le originará permanentes afrentas contra su hermano Ricardo, heredero de la corona.

Cuando el Papa llame a los reinos cristianos a luchar en la Cruzada contra Saladino, que ha conquistado Jerusalén, sólo Ricardo acudirá al combate mientras resto de reyes aprovecharán la circunstancia para enfrentarse a él: el rey francés le arrebatará sus territorios en el continente mientras que el emperador alemán lo hará preso a su regreso a Europa y solicitará un gran rescate. Leonor sigue desde la distancia todos estos avatares familiares, manteniéndose durante toda su vida estrechamente unida a su madre, a pesar de la distancia física que les separaba.

A estos asuntos de política local y europea se añade la figura de otro Ricardo que tendrá un papel importante en la vida de Leonor: un joven arquitecto llegado desde Inglaterra destinado a dirigir los trabajos de construcción del convento de las Huelgas que la reina patrocina en Burgos así como su soñada catedral en Cuenca. Colabora con el arquitecto el maestro escultor Fructuoso, alumno que fue del gran maestro Mateo, artífice del Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago al que veremos trabajar en la que será su obra magna. Otros personajes insignes de la época, al margen de los reyes y Papas, también se pasean por la novela como el médico Averroes o Santo Domingo de Guzmán. Todos estos escenarios conforman una obra rica en temas y argumentos y que nos proporciona una interesantísima visión de aquellos tiempos complejos y apasionados que vale la pena conocer y disfrutar.

jueves, 20 de septiembre de 2018

Un amor

Con "Un amor" regreso nuevamente a una novela de Alejandro Palomas, un remanso de paz y calma en medio del árido paisaje de dramas y novelas negras que venía frecuentando últimamente. Y es que las obras de Palomas, con su lenguaje poético, su tono dulce y sensible, sus adorables personajes y sus mensajes siempre positivos son lo que me hace falta de vez en cuando para depurar un poco el aire literario que respiro (aunque sin abusar tampoco)

Amalia y sus hijos, "la mayor, la lesbiana y el pequeño", componen una familia a la que ya conocimos en otra novela anterior del autor, "Una madre". En esta ocasión se reúnen para celebrar la boda de Emma, la hija pequeña, que coincide en fecha con el cumpleaños de la propia madre, por lo que los planes consisten en prolongar la celebración de la boda con una estancia de fin de semana en una casa rural acompañados también por la tía Inés. La madre está mayor, anda mal de la vista, ha sufrido una caída reciente; a todas partes acude acompañada de su inseparable perra Shirley y de su transistor con el que combate el temible silencio. Los tres hijos están constantemente pendientes de ella, incluso tratándola en ocasiones como si fuese ella la hija pequeña, corrigiéndole y riñéndole por sus errores y despistes

Si yo hubiera sido la responsable de buscarle un título a esta novela, sin duda habría sido algo así con "Una madre. El origen" porque, aunque la historia de la familia sigue adelante y suceden acontecimientos nuevos, gran parte de lo que nos va contando Fer, el hijo y narrador, en su largo monólogo nos lleva al pasado, al origen de lo que son ahora, a las pérdidas sufridas, la descomposición del grupo familiar y su posterior recomposición, de los que se marcharon y los que han aparecido o reaparecido, pero sobre todo nos habla de la madre, de esa Amalia que es todo fragilidad e inseguridad, pero también es puro corazón y generosidad. Y muy divertida sin proponérselo, con su particular habla donde las palabras complicadas pasan por su propio filtro de traducción simultánea y se transforman para acomodarse a su necesidad, se confunden y mutan de manera que sólo ella sabe en ocasiones de qué está hablando.

Es cierto que la narración está al límite de la sensiblería con cierto exceso de escalofríos de emoción y momentos de nudo en la garganta y pellizcos de angustia para mi gusto más bien hosco y renuente al empalago sentimental, pero creo que logra mantenerse a este lado y no llega a cruzar la línea del tan temido sentimentalismo. Palomas lo cuenta todo con ese estilo suyo tan cercano siempre al corazón, tan reposado, tan de darle vueltas a las cosas, entrando en los detalles y los sentimientos, intimista y poético, aunque abusa de trucos narrativos en la forma de ir planteando los argumentos cuyo desarrollo va desmigando de a poco para mantener enganchado al lector hasta el ultimo párrafo. Pero, así y todo, soy capaz de perdonárselo porque reconozco que es una grata experiencia compartir con él sus historias familiares.

sábado, 15 de septiembre de 2018

Sharp objects (Heridas abiertas)

"Sharp objects (Heridas abiertas)" es la primera novela publicada por Gillian Flynn, que posteriormente alcanzaría fama mundial con su  "Gone girl. (Perdida)", novela llevada al cine también con bastante éxito. La protagonista de esta historia es Camille Preaker, una joven periodista que es enviada desde el periódico de Chicago en el que trabaja hasta su pueblo natal en Misssouri para cubrir la desaparición de una niña, en lo que su director cree adivinar que puede ocultarse una historia de interés humano capaz de aumentar las mediocres ventas del periódico.

El retorno a ciudad natal supone para la joven reencontrarse con una madre pluscuamperfecta y exigente, con su padrastro y su hermanastra adolescente, componentes de una familia ideal que nada tienen que ver con Camille, emocionalmente inestable, con antecedentes psiquiátricos de auto lesiones que le llevaron a pasar recientemente por un ingreso hospitalario como resultado de su compulsión incontrolable de grabarse palabras a todo lo largo y ancho de su piel con cualquier objeto afilado a su alcance.

La vuelta a sus orígenes supone reencontrarse con los escenarios de su infancia poco feliz, con sus antiguas amistades del instituto, convertidas en felices amas de casa y madres de familia, lo que no hace sino acentuar la inadaptación de Camille a las expectativas que sobre ella tenia su madre. Pero esa red de contactos le vale para informarse sobre los hechos, entrevistar a los implicados, familiares y vecinos e inmiscuirse en la investigación policial que lleva a cabo un agente enviado desde Kansas City para resolver los crímenes.

El ambiente de la novela recrea una opresiva comunidad provinciana donde todos se conocen, los rumores se expanden rápidamente, donde todos apuntan a un agresor externo, un asesino de paso por el pueblo, por no admitir la posibilidad de que los crímenes puedan ser obra de uno de sus convecinos. Igualmente inquietante es el retrato de las adolescentes del pueblo, lideradas por la hermanastra de Camille, y que se presentan como un grupo de niñas inmorales, aburridas, ansiosas por comportarse como adultas, que juegan con fuego en lo que se refiere al sexo y a las drogas y no muestran ningún rasgo de inocencia a pesar de su corta edad. El resultado es una atmósfera incómoda, turbia y de gran desasosiego que ha atraído el interés de la industria televisiva que ha convertido la novela en una miniserie que, por cierto, ya he tenido la ocasión de ver por la curiosidad de comprobar cómo queda esta turbadora historia traducida en imágenes y lo cierto es que la ambientación está muy conseguida y, aunque existen licencias creativas en el argumento, es una serie digna de ver, aunque considero que la novela es más intensa y profunda, como suele ocurrir con frecuencia.

lunes, 10 de septiembre de 2018

El monasterio

Regreso a la novela histórica de la mano de Luis Zueco, autor que ya me proporcionó horas de emocionante lectura con sus anteriores obras: "El castillo" y "La ciudad", todas ellas situadas temporalmente en la Edad Media, periodo histórico en el que el autor es gran especialista. Nuevamente con "El monasterio" nos trasladamos al siglo XIV a la dura tierra de la frontera entre los reinos de Navarra, Aragón y Castilla, cuyos reyes guerrean incansablemente desde hace años entre ellos y al mismo tiempo se enfrentan a los musulmanes que todavía ocupan gran parte de la península y presionan constantemente las zonas fronterizas. Este territorio turbulento se organiza habitualmente en puebluchos que cuentan con la dudosa protección del castillo en torno al cual se arraciman sus humildes viviendas y en otros casos esta protección procede de un monasterio poderoso como es el caso del de Santa María de Veruela, cenobio cisterciense situado a los pies del Moncayo, en los territorios del rey de Aragón

La vida en el monasterio gira en torno a las horas de oración bajo estricto ritmo que marca la liturgia canónica siguiendo la guía de la regla de San Benito con respeto al voto silencio, el ayuno y el sacrificio pero también tiene un papel importante el trabajo duro en las importantes instalaciones con que cuentan. Los establecimientos de císter suponen una completa organización fabril con numerosos huertos, talleres, campos de labor y bodegas que complementan la vida de oración y recogimiento de los monjes y el resto de habitantes del lugar.

En lo que a la trama de la novela propiamente dicha se refiere, esta se inicia cuando hasta este monasterio de Veruela llega un notario del rey con instrucción de trasladar los restos del infante Alfonso, hijo de Jaime I de Aragón, El Conquistador, que reposan en su iglesia desde hace cien años. Pero su llegada coincide con el hallazgo del cadáver de un hermano lego de la orden asesinado en ese mismo lugar sagrado. La investigación se le asignará por parte del prior al inesperado visitante que, según va desarrollando sus pesquisas, nos lleva a recorrer el monasterio, a conocer en detalle a sus habitantes, tanto religiosos como legos y seglares que viven y trabajan en las instalaciones monacales, así como a permitirnos ir conociendo las distintas estancias y espacios de esa ciudad en miniatura que constituye la organización de un monasterio cisterciense, así como adentrarnos en las luchas de poder que existen dentro de los muros del cenobio.

La historia se complicará con la existencia de un recluso de noble origen al que los monjes mantienen aislado del resto del mundo y que tendrá mucho que ver con las inacabables guerras entre reinos que se desarrollan en aquella época y que llega a provocar un ataque militar al monasterio. Y sobrevolando el espacio en el que transcurre la acción aparece siempre, como un protagonista más de las tramas, el siempre omnipresente monte del Moncayo, lugar mágico y cargado de leyendas y terribles historias que aloja monstruos y amenazas que atemorizan a la población circundante que lo respeta y teme por igual.

El resultado es una novela con elementos detectivescos pero que fundamentalmente nos permite introducirnos en una época histórica convulsa y complicada donde el poder de la Iglesia y el de los nobles compiten abiertamente pero donde el resultado se inclina, al menos de momento, del lado de las órdenes religiosas que se convirtieron en aquellos años en las grandes impulsoras de la cultura, del arte, de la literatura y la arquitectura, siendo capaces de crear espacios como el monasterio de Veruela y tantos otras obras maestras que funcionan guiados por unas reglas cuyo objetivo es alcanzar la armonía y la perfección que recreen el orden celestial en la tierra. Aunque sabemos que todo ello acabaría fracasando por el arrollador empuje de la brutalidad humana, los conflictos bélicos y, en general, por la imposición histórica de los poderes terrenales sobre los celestiales. Pero, al menos, ahí nos quedan sus vestigios arquitectónicos para seguir admirándonos a día de hoy de lo que fueron capaces de crear aquellos hombres en nombre de Dios. 

miércoles, 5 de septiembre de 2018

Río revuelto

Llevaba ya tiempo deseando descubrir la obra de Joan Didion, escritora y periodista norteamericana que cuenta con una importante legión de fieles seguidores. Sé que las obras que han catapultado a la fama a la Didion son sus libros autobiográficos, pero he preferido  que mi aproximación a la autora sea más suave y gradual por lo que me he decidido a comenzar por una obra de ficción, de hecho, este "Río revuelto" fue su debut en la novela, pero extrañamente hasta ahora no había sido publicado en castellano. Sin tratarse de una pieza biográfica, sí que es cierto que en esta novela nos encontramos con los escenarios en los que creció la autora y los personajes que descubrimos se parecen necesariamente a aquellos junto a con los que ella misma se crió.

Los protagonistas principales son Lily Knight y Everett McClellan, un matrimonio que forma parte de lo podría considerarse como la nobleza del estado California en los primeros años del siglo XX: descendientes y herederos de los primeros colonizadores de aquellas tierras, aquellos que explotaron la tierra y se repartieron el terreno en grandes posesiones, unidos entre ellos por complicados nudos familiares y matrimonios endogámicos. La acción se desarrolla durante el verano de 1959 y desde allí nos trasladaremos al pasado para reconstruir la relación del matrimonio, su origen familiar, las bases de su relación como amigos que se conocen desde siempre, miembros de la misma minoría selecta que ha dominado la vida social de la zona durante décadas. Los cimientos del matrimonio son endebles pero se mantiene en pie a base de apariencias, la costumbre, los hijos que se espera que perpetúen las sagas familiares de las que proceden y que deberán conservar las posesiones que heredarán. El ambiente que describe la novela está plagado de noches calurosas, de mucho alcohol, de fiestas en las que Lily nunca sabe cómo comportarse, nunca sabe de qué hablar, de infidelidades, de engaños, pero todo ello sin salir de los límites del cerrado círculo en el que viven.

Didion nos presenta un drama familiar que sirve de excusa para recrear un mundo perdido que no existe ya, compuesto por personajes frágiles, alejados de todas las virtudes o habilidades que garantizan el éxito social, viven encerrados en su propio mundo, sus propias normas, ajenos al cambio de los tiempos que siguieron a la II Guerra Mundial, al desarrollo económico acelerado, al boom de la construcción, la irrupción de la publicidad, el mundo del cine que dará a conocer a California en el resto del mundo. Todos esos nuevos sectores dan lugar a nuevas fortunas, a partir de ahora todo se pone en venta, todo tiene un precio, pero ellos permanecen atados a la tierra, a su rancho, al ciclo imparable de las cosechas de lúpulo, encerrados en un entorno en ocasiones opresivo, perturbador y sombrío pero que es, en definitiva, su mundo, el único hogar que han conocido, su único lugar familiar del que los protagonistas se ven incapaces de escapar. Y todo ello contado con una soberbia habilidad narrativa, con una magnífica capacidad de crear personajes, de recrear ambientes y de hacernos vivir inmersos en los escenarios que nos presenta. Un óptimo estreno éste con una autora que me propongo firmemente seguir descubriendo.