martes, 26 de febrero de 2019

La maldición de la Casa Grande

Juan Ramón Lucas, conocidísimo periodista de radio y televisión, se estrena como escritor con esta novela, "La maldición de la Casa Grande", un relato sobre los tiempos de las grandes fortunas surgidas a finales del siglo XIX de las explotaciones mineras en la sierra de La Unión, por aquel entonces perteneciente a la comarca de Cartagena,
"Hay dos mundos: el de las galerías interiores y el de los lavaderos y los caminos, pero todos son la misma mina y ponen a quienes los habitan ante sus propios límites, los apriete el sol y el polvo de la sierra o los oprima la oscuridad y respiren el mineral que provoca silicosis o te emploma y te vuelve torpe o loco. La condición humana desciende aquí a la categoría de animal. Lo mismo trabaja la bestia que tira del cable en el malacate, que el niño que acarrea piedras en el capazo quintalero desde la cueva hasta el enganche y va abriendo las galerías donde los adultos no caben."
Miguel Zapata, "el Tío Lobo", es el centro indiscutible del argumento que se nos cuenta, propietario tanto de las minas como de las vidas y destinos de los que en ellas trabajan, dueño absoluto de la villa de Portmán, localidad cercana a La Unión donde en los siglos XVIII y XIX se explotaron el plomo y la plata de sus montes, como antes lo hicieran romanos y cartagineses. Zapata somete a todos a su voluntad y todos le honran como el poderoso hombre que es. Pero su inmensa fortuna y múltiples negocios no pueden evitar que la maldición persiga a su familia, que su primogénito muera joven, como su otra hija, que la muerte persiga a los de su sangre y su llama se apague en pocos años. Y como testigo y narradora de esa historia infausta, María la Guapa, hija y hermana de minero que entra a servir en la Casa Grande, mansión familiar de los Zapata donde conoce al fiero y autoritario tío Lobo del que descubre que también es capaz de ser justo y clemente. Pero María oculta un secreto, ya que está embarazada del heredero de Zapata, con el que sostuvo un apasionado romance clandestino que acabó trágicamente con la muerte repentina del joven.

En una narración que va y viene en el tiempo al ritmo en que María va rememorando los distintos episodios de su vida junto a los Zapata, reconstruimos la historia de esa opulenta familia cuyo apellido no sobrevivió a dos generaciones. El relato nos muestra también, al hilo de la historia de amor y poder, de riquezas y decadencia, el fresco de una época de enorme agitación, de grandes avances científicos y conflictos sociales, donde las fortunas se forjaban y se expandían para desaparecer igual de velozmente, víctimas de las guerras, las crisis y los cambios políticos violentos, dejando tras de sí en muchos casos el más absoluto olvido como aquel en el que cayeron durante décadas la figura de Miguel Zapata y la época dorada de las minas de La Unión. 

Imagen de Miguel Zapata
Rescata así del olvido el autor una figura que fue todopoderosa y que acabó cayendo en el más absoluto de los olvidos, víctima de la presunta maldición que un lejano día condenara a él y toda su estirpe a desaparecer de la tierra y de la memoria y que ahora es rescatada gracias a esta novela que recrea su historia con el punto justo de drama y tragedia, reflejando un tiempo histórico intenso, unas formas de vida y unos paisajes que forman parte de nuestra Historia no tan lejana y que aún puede adivinarse paseando por la sierra minera de La Unión y alrededores. Tengo que agradecer al autor, por tanto, esta acertada recreación de nuestro pasado cercano, el devolvernos a la memoria a la insigne figura del Tío Lobo y permitir que su recuerdo pueda permanecer entre nosotros tanto tiempo después.

miércoles, 20 de febrero de 2019

Nunca es tarde

Compruebo sorprendida que esta de "Nunca es tarde" es la séptima novela de Jerónimo Tristante que leo y la segunda en el espacio de pocos meses y es que dos factores se han conjurado para que Tristante se haya convertido en candidato a autor preferido; por una parte está el hecho de haber creado una serie entretenidísima protagonizada por el detective decimonónico Víctor Ros, de la cual me he apuntado prácticamente a todas las entregas y la que me saltado ha sido porque que vi con anterioridad el correspondiente capítulo de la serie televisiva, con lo que ya descarté leerlo. Y el segundo elemento que ha propiciado la frecuencia de sus lecturas es el hecho de se trate prácticamente de un autor local, al menos de la misma Comunidad Autónoma, lo que garantiza que sus obras sean habituales en la biblioteca municipal que frecuento. Con todo ello,

Isabel, la protagonista de la novela, es un  ama de casa cuarentona y bastante aburrida, una vez que los  hijos han abandonado el hogar familiar y el marido pasa más tiempo en Barcelona que en el pueblo, ocupado con el trabajo y alguno de los frecuentes romances con secretarias y compañeras trabajo que ya son habituales en él. El tedioso día a día de Isabel se trastoca cuando, mientras se encuentra hurgando en antiguos periódicos en la biblioteca local con el fin de realizar una investigación sobre su pasado familiar, descubre noticias sobre un triple asesinato cometido hace cuarenta años en el tranquilo pueblo de montaña donde vive. Aquellos sucesos coinciden en el tiempo con el momento en que sus padres se trasladaron allí a vivir cuando ella era sólo era niña. Pero lo más sorprendente será descubrir que existe un gran paralelismo entre aquellos hechos y las recientes desapariciones de dos niñas en los alrededores del pueblo. ¿Acaso alguien está copiando aquellos crímenes? ¿O puede ser el mismo asesino que ha regresado? ¿Y porqué ahora?

En su papel de detective aficionada, Isabel contará con la ayuda de un extranjero residente en el pueblo, un escritor de novela negra retirado que empleará sus conocimientos en asuntos de investigación policial para colaborar con ella para desentrañar el antiguo caso, lo que les puede llevar a resolver también las actuales desapariciones. El recurso de emplear una investigadora aficionada, una personal normal que, acompañada de un semiprofesional o cercano a los círculos policiales, no es una estrategia nueva a la hora de armar una novela de intriga (comenzando por ejemplos tan populares como los libros de Camilla Lackberg), pero es cierto que es una idea acertada que permite que la investigación se mueva libremente por canales oficiales y no formales lo que ayuda además a destapar las irregularidades y posibles delitos que se ocultaron en la antigua investigación.

Lo que está claro es que Tristante domina los secretos del éxito de la novela policíaca, sea en escenarios actuales o clásicos, maneja bien el ritmo del relato, dosifica correctamente la intriga y el suspense y da vida a unos personajes atractivos a los que el lector acompaña con gusto en sus peripecias detectivescas; todo lo cual va a favor de aquello que comentaba al principio de esta reseña: el hecho de que se trate de un autor que sigue ganando puntos en mi ranking personal de escritores favoritos. Suerte la mía que además de buena, su obra sea abundante y variada. 

martes, 12 de febrero de 2019

El verano antes de la guerra

La joven Beatrice Nash ha logrado un empleo como profesora de latín en la escuela de Rye, un destino más que digno para una mujer soltera, con extraordinaria formación y determinada a conservar su independencia, por mucho que su actitud demasiado moderna no resulte apropiada para las anticuadas costumbres de la mayor parte de sus nuevos convecinos. La recomendación de Lady Marbely y el apoyo de Agatha Kent han sido fundamentales para que Beatrice reciba la aprobación de Lady Wheaton, figura más relevante y cabeza de la junta rectora de la escuela, si bien se encontrará con la feroz resistencia del alcalde y su esposa, que pretendían que el puesto lo ocupara su propio sobrino.

Helen Simons, autora también del precioso libro "El mayor Petigrew se enamora", nos retrata en esta ocasión el que será "El verano antes de la guerra" que da título a esta novela, el último periodo de inocente felicidad para muchos antes de que estalle la I Guerra Mundial. Beatrice tratará de disfrutar de esa despreocupación junto a los sobrinos de los Kent: el formal y sensato Hugh Grange, médico en ciernes y el despreocupado y divertido Daniel con aspiraciones de poeta. Los dos primos se esforzarán por integrar a la nueva maestra en el escaso círculo de los más jóvenes miembros de la sociedad local. Mientras la amenaza de la guerra recorre Europa, los jóvenes tratan de aprovechar los días de verano, ajenos a los negros nubarrones que amenazan la estabilidad del continente. Cuando finalmente estalle el conflicto, la pequeña localidad irá viendo cómo sus hombres van partiendo hacia el frente, algunos de ellos para no volver, mientras que aquellos que permanecen en Rye se esfuerzan en participar en el apoyo a los combatientes con todo tipo de muestras de patriotismo. En medio de ese escenario, nuestra protagonista se mantendrá firme en su intención de convertirse en una mujer independiente, capaz de valerse de su intelecto para subsistir, si bien su sueldo será apenas suficiente para mantenerse dignamente, por lo que la joven se enfrentará al trato humillante que le prodigan los administradores de su herencia que supervisan estrictamente el uso de la asignación de la que pretende disponer, poniendo de relevancia el difícil papel de cualquier mujer soltera en aquella sociedad remilgada y llena prejuicios de la Inglaterra de principios de siglo.

La narración nos va revelando las pequeñas y variadas mezquindades de los variopintos personajes que pueblan la pequeña localidad provinciana donde a muchos les gusta destacar y darse importancia, donde algunos compiten por mostrarse solidarios a la hora de acoger a los refugiados que llegan desde Bélgica empujados por la guerra, pero tratando de que ello no afecte demasiado a su propia comodidad ni, por supuesto, a su bolsillo. Otros personajes que se mezclan con los habitantes locales son un grupo de artistas que han llegado a Rye atraídos por la calma del entorno rural y la atracción del paisaje costero; bohemios y de mentalidad libre, se apartan de los convencionalismos en las modas y las costumbres, sin ninguna intención de resultar respetables, por lo que nunca lograrán ser completamente aceptados en la sociedad local.

El ambiente de la novela nos evoca fácilmente el encanto del mundo de Downton Abbey con el que coincide en época histórica y en el retrato de la sociedad inglesa rural, con sus peculiaridades y costumbres. La propia portada del libro nos llevará a suponer que nos hallamos frente a una narración alegre y desenfadada, pero ésta evolucionará, según las escenas en el campo de batalla vayan ganado terreno a las reuniones sociales, dando paso a un emotivo relato del sinsentido de la guerra que nos llega a formar un nudo en la garganta al asistir a la pérdida absurda de vidas, en especial de las de aquellos más jóvenes y prometedores de entre los vecinos de cualquier población inglesa o de cualquier otro punto de la geografía europea, donde Rye resulta ser sólo un botón de muestra de lo que ocurrió en tantos otros lugares y momentos históricos y lo que sigue y seguirá ocurriendo  mientras que las guerras sigan existiendo.

miércoles, 6 de febrero de 2019

La mujer que no bajó del avión

No puede decirse que Alex Bernal, el protagonista de "La mujer que no bajó del avión", este oscuro thriller con el que he descubierto a la escritora barcelonesa Empar Fernández, se venda demasiado bien; se define a sí mismo como un hombre sin suerte ni carácter, de escasa moral y emociones básicas, sin recursos ni futuro. De ahí que, cuando regresa de una temporada en Roma donde las cosas no le han ido demasiado bien, como parece ser habitual en su desafortunada existencia, no duda en hacerse con una maleta abandonada en la cinta de equipajes del aeropuerto del Prat, confiando en encontrar en su interior cualquier cosa de valor que le pueda ayudar a salir del bache en que se encuentra. Pero nada valioso aparece al abrir la maleta sustraída; tanta es su mala suerte, que el único botín que halla resulta ser una urna funeraria y un cuaderno donde Sara Suárez, esa mujer que no bajó del avión y que resulta ser la propietaria de la maleta, relata los días pasados en un hospital de Roma junto a la cama de Marina, su hija moribunda y donde repasa los episodios más dramáticos de su desgraciada vida.

Nada más iniciar la lectura, Alex tiene que reconocer que el relato "promete dolor a manos llenas." Al tiempo que se introduce en el diario de Sara, Alex se va moviendo por unos escenarios bastante deprimentes, empezando por los del barrio obrero del extrarradio de Barcelona donde vive su hermano Raúl, en cuyo modesto piso se aloja provisionalmente a la espera de encontrar un trabajo para poder dejar de depender de su ayuda, como ha hecho cada vez que se encuentra en apuros, por lo que Raúl y su esposa Rosa ya están bastante cansados de él. La novela retrata una sociedad deprimida y desilusionada cuya acción transcurre entre deprimentes cafeterías de barrio y tiendas chinas en los suburbios de una agitada Barcelona que se prepara para Sant Jordi, frenética e impersonal, con calles y terrazas atestadas de turistas, de paseantes, de vendedores de flores y de manteros.

El ritmo en que se alterna la lectura del diario de Sara con la narración de Alex es irregular, escenas de desigual extensión se van repartiendo el protagonismo, de manera que el argumento secundario supera en ocasiones en interés a la que debería ser la trama principal, aunque en suma componen una buena historia que aunque no sabría si decidirme a etiquetarla como novela policíaca o negra, sí que contiene bastantes de los elementos clásicos de este género: dos muertes sospechosas, un detective amateur, aunque su investigación se limite a descubrir una historia leyéndola en un diario, una aparición tangencial de la policía y un ambiente que alterna el barrio obrero con el centro de la gran ciudad. Pero dejando de lado la etiqueta que le habremos de colgar, sí que reconozco que la historia parte de una buena idea y se desarrolla adecuadamente, con suficiente carga de interés humano, donde los personajes deben lidiar con secretos del pasado que nunca terminan de pasar factura, dando muestra de poseer unos caracteres complejos y alejados de lo común, lo que enriquece bastante la lectura. Será cuestión de no perder de vista a esta autora y al resto de su obra.

viernes, 1 de febrero de 2019

Mi maravillosa librería

"Hemos comprado una librería. En Viena. Escribimos un email con unas cifras, ofreciendo una cantidad que no teníamos, y al cabo de unas semanas lle­gó la respuesta: acaba usted de comprar una librería… Hemos pujado con un dinero que no tenemos, y por una librería que está en una ciudad donde no vivimos. Y la hemos conseguido. ¿Y ahora qué? Pues ahora tenemos que apechugar con el asunto."
¿Qué loco por los libros podría resistirse a una portada y a un título como los que nos ofrece "Mi maravillosa librería"? El título ya es irresistible y el diseño de la ilustración es tan evocador que es casi obligatorio sumergirse de inmediato en esta obra autobiográfica que, además de arrancar con semejante comienzo tan prometedor, mantiene ese toque de humor y desenfado a todo lo largo del libro. Y es que, como podemos adivinar desde esas primeras líneas, lo que se nos cuenta en este libro es el modo en que, llevados por un arrebato, como en una idea loca, un juego de "que pasaría si ..." Petra Hartlieb y su esposo se ven convertidos en propietarios inesperados de una librería en Viena. Desde Hamburgo donde disfrutaban de buenos trabajos, numerosos amigos, estupendos colegios... lo que viene siendo una existencia perfectamente organizada y sin ninguna intención de abandonar, se ven obligados a trasladarse a la capital austriaca y comenzar desde cero una nueva aventura profesional y vital, ayudados, eso sí, económica y logísticamente por multitud amigos, por conocidos y desconocidos que se vuelcan en su proyecto, gracias a todo lo cual, pronto ponen en marcha su incierto negocio. A partir de aquí iremos descubriendo las muchas y variadas dificultades que supone convertirse en empresarios y más concretamente en el sector librero, asistiremos a la capacidad de los protagonistas de rodearse de buenos colaboradores, organizar y gestionar el negocio, hacerse un hueco entre la clientela local, integrarse en su barrio y amoldar la vida escolar de sus hijos a todo un nuevo sistema.

Lo mejor del libro es la manera en que la propia protagonista lo cuenta todo, con esa actitud suya llena de energía y vigor, elaborando un relato lleno de anécdotas divertidas en torno a su nuevo trabajo entre libros, su relación con los clientes, con editores, distribuidores y con los mismos escritores, conservando siempre ese tono predominante cargado de buen humor incluso cuando nos cuenta la multitud de problemas y riesgos a los que se enfrentan. Porque no todo es idílico en este sueño hecho realidad: hay tiempos de estrecheces económicas, inseguridad sobre el futuro del negocio, muchísimas horas extras y la permanente sensación de no llegar a todo, especialmente en la locura que supone la campaña de Navidad, por no hablar de la lucha desigual contra las grandes superficies o contra el gigante de Amazon. Se nombra a muchos autores alemanes que reconozco no haber oído nunca pero que adivino que son bastante populares por aquellos pagos, pero también aparecen otros autores de fama más global que protagonizan anécdotas, algunos con intervención directa en la vida de la librera, mientras que el contacto con otros se limitan a un roce o un cruce de miradas cuando coinciden en la Feria del Libro de Frankfurt, el más afamado encuentro del sector de toda Europa, si no del mundo.
"A la vuelta, cuando llego con una bolsa gigante de libros e historias hermosas, intento transferir a nuestra librería el encanto de la Feria (...) Y he pasado cerca, cerquísima de Paul Auster, y para mí que me miró un poco. Estoy en el ajo, y nuestros clientes también, por supuesto"
La novela nos muestra una vida volcada por completo en los libros, todo gira en torno a la lectura y los lectores, cosa que la autora trata de compaginar en un equilibrio permanente inestable con la vida familiar, con el cuidado y atención a una hija pequeña y a un adolescente para los que apenas queda tiempo disponible que dedicarles, pero la mala conciencia de madre se compensa con la satisfacción que le reporta su nuevo oficio, con la ilusión que nos transmite cuando cuenta cómo descubre un nuevo autor prometedor, una primera novela que reconoce como algo digno de leer pero, sobre todo, de recomendar a sus clientes, de compartir con otros lectores para que también ellos puedan disfrutarla como ella mismo ha hecho. Esa pasión que transmite es lo más reseñable de esta encantadora y apasionada obra que nos puede hacer sentir menos solos a los que en algunas ocasiones nos hemos pidido considerar como bichos raros, locos por la lectura, obsesos por los libros, ratones de biblioteca... así que, como haría Petra Hartlieb con sus clientes, yo recomiendo encarecidamente la lectura de este volumen a todos los que compartan conmigo esta fantástica pasión y quieran disfrutar con la experiencia de alguien que llevó hasta el final el sueño que muchos de nosotros tal vez hayamos tenido en algún momento de locura.