lunes, 28 de octubre de 2013

El pantano de las mariposas

El comienzo de esta novela del escritor argentino Federico Axat,  "El pantano de las mariposas" es de los que te enganchan fácilmente, tiene ritmo, es inquietante y con un punto de misterio, con lo que te da paso a una historia sobre la que deseas saber qué es lo que va a ocurrir a continuación. Si bien en las siguientes páginas me costó un poco ubicar la acción, tanto geográfica como temporalmente, la historia de Sam Jackson es verdaderamente atractiva.

Desde el momento en que perdió a su madre, Sam vive en la granja de los Carroll junto con otra decena de niños acogidos por ese generoso, aunque estricto, matrimonio. Entre estos niños los hay de las más variadas edades, unos más adaptados a su nueva familia que otros, algunos con un pasado de plagado de horfanatos y familias desestructuradas, pero todos bien atendidos bajo la férrea disciplina de los Carroll. Sam es relativalmente feliz, apenas recuerda a su madre más que levemente y se dedica, a sus doce años, a disfrutar de las diversiones habituales en los niños de su edad durante el largo verano de 1985. Junto con su amigo Billy, un chico ingenioso y decidido, recorren en bicicleta los alrededores de la pequeña población de Carnival Falls, perdiéndose en sus bosques y disfrutando de la libertad que proporcionan las interminables vacaciones. Pronto aparecerá en escena Miranda Matheson, una niña de su misma edad que constituye la novedad en el pueblo al mudarse a la gran mansión de la calle Maple. Los tres chicos protagonizan una historia de amistad infantil, en el límite de la adolescencia, con el descubrimiento del primer amor y compartiendo unas experiencias que los marcarán para siempre. Todo lo relativo a este aspecto de la novela me ha resultado entretenido y bien tratado, me gusta como los protagonistas emplean el ingenio y la camaradería y se apoyan unos a otros para resolver sus problemas, imponiendo valores y actitudes positivos frente a los personajes negativos que aparecen en el relato.

Otro tema destacado en el libro es el asunto del avistamiento de naves extraterrestres en la zona, que parece un elemento menor al principio de la historia, una anécdota más de la que hablar en medio de la rutinaria vida de una pequeña localidad, pero al avanzar la novela va cobrando más peso en el argumento, involucrando a los protagonistas de manera ineludible. Tal vez sea esta faceta más fantasiosa la que menos me ha gustado de la novela, ya que tampoco termina de convertirse en el asunto fundamental y no está equilibrada con el tono general de la historia.

Y no puedo obviar, por supuesto, porque es un elemento esencial de la novela, el giro absoluto que da la historia, no ya al final, sino en la última página del libro. Con un levísimo gesto, apenas unas palabras que podrían pasar desapercibidas, el autor nos pone delante de los ojos una información fundamental que hasta entonces no habíamos visto y que nos hace plantearnos absolutamente toda la esencia del libro que acabamos de leer, verlo todo desde una perspectiva diferente. Yo me quedé con la boca abierta durante un buen rato, mientras rebobinaba a gran velocidad en mi mente toda la historia que acababa de terminar y volvía a analizar cada escena, cada personaje y todas sus relaciones y reacciones a la búsqueda de alguna pista que hubiera podido estar ahí y yo hubiera pasado por alto. Y aún ahora me puedo parar a pensar en ello y me imagino al autor riéndose a solas, pensando en cómo sus lectores reaccionarán ante ese magnífico truco final. Genial, sin duda.

martes, 22 de octubre de 2013

Donde se alzan los tronos

No dejo nunca de sorprenderme con las enormes posibilidades del género de la novela histórica que dispone de una cantidad inmensa, casi interminable, de personajes, épocas, acontecimientos y sucesos que es posible descubrir, conocer y revivir gracias a la destreza de los autores que optan por buscar su fuente de inspiración en los sucesos del pasado y traerlos a nuestro conocimiento en forma novelada, proporcionándonos de ese modo una experiencia lectora que aúna sin esfuerzo aparente entretenimiento con aprendizaje de la Historia. Siempre existe una anécdota olvidada, un personaje por descubrir, una versión diferente de un hecho conocido que puede convertirse en objeto de un relato. Todo esto ocurre con Ángeles Caso y su novela "Donde se alzan los tronos", que nos transporta por completo al siglo XVIII y a los avatares políticos franceses y españoles de aquella época.

El argumento de la novela se desarrolla entre los reinados del último rey español de la dinastía de los Austrias, Carlos II "El Hechizado" y su sucesor, el duque de Anjou, primer Borbón que reinaría en España con el nombre de Felipe V, bajo el control férreo de su abuelo Luis XIV, el famoso "Rey Sol" de Francia. Los sucesos históricos de esta época llena de luchas de poder, inciertas negociaciones, conjuras y traiciones, cambios sociales y políticos, tienen a una mujer en el mismísimo centro de todos los conflictos, la famosa Princesa de los Ursinos. Mariana de la Trémoille es enviada a España como Camarera Mayor de la nueva reina, Maria Luisa Gabriela de Saboya, a la que orientará y formará como reina y como esposa, dada la poca edad y experiencia de la joven y sobre la que influirá de manera decisiva, al igual que sobre el rey, que confiará ciegamente en su criterio en los más variados asuntos, de modo que la Princesa alcanzará un enorme poder en la Corte española, al tiempo que se ganará un buen número de enemigos, siempre envidiosos de cualquiera que alcance altas cotas de poder cerca del monarca.

La novela retrata vivamente los contrastes entre el lujo esplendoroso de la Corte de Versalles de la cual procede el nuevo monarca español y la triste, apagada y ultrarreligiosa sociedad española que se encuentran al llegar al lóbrego Alcázar, donde los Grandes del reino temen perder sus privilegios a manos de los nuevos amigos del rey venido del extranjero, que debe combatir al mismo tiempo con el pretendiente a su trono, el Archiduque Carlos, heredero de la rama austriaca de los anteriores reyes de España y además, sin romper con sus vínculos familiares con Francia, habituarse necesariamente a las nuevas costumbres y usos del recién adquirido reino y darse a conocer y hacerse de querer por sus súbditos de los que desconoce casi todo.

Por todo ello, la novela resulta sumamente atractiva e interesante, retrata muy bien la época y a sus protagonistas y nos acerca a un apasionante momento histórico de una forma muy didáctica sin olvidar por ello las mejores formas de la narración novelada, ya que la prosa es ligera, las descripciones de lugares y personajes son muy vivas y el relato se hace ágil y fácil de seguir a pesar de su estricto y documentado rigor histórico. Una excelente manera de seguir conociendo nuestro pasado de forma entretenida.

martes, 8 de octubre de 2013

El guardián invisible

La verdad es que si alguien me hiciera la pregunta de si me gusta especialmente la novela policíaca mi respuesta inmediata sería probablemente un "no" bastante categórico. Pero resulta que me paro a pensarlo y tengo al menos diecinueve lecturas con esa etiqueta en mi blog (también reconozco que no soy muy estricta en el tema del etiquetado y no descarto que haya algún otro libro con policías de por medio que no lleve dicha etiqueta) Ocurre además que sigo fielmente la serie de novelas de Camilla Lackberg y que el comisario Montalbano de Camilleri está entre mis personajes preferidos de todos los tiempos. Así que algo falla en mi percepción de la realidad. ¿Es posible que sea una aficionada a la novela policíaca y yo misma no lo sepa?

Pues esa reflexión me surgía hace pocos días mientras devoraba sin respirar las primeras cincuenta páginas de esta novela "El guardián invisible" de la autora navarra Dolores Redondo, una obra de intriga en torno a unos macabros asesinatos de jóvenes que debe resolver la inspectora de la policía foral Amaia Salazar, además de lidiar al mismo tiempo con sus propios fantasmas personales y familiares. Y es que, al margen de los escabrosos detalles de los crímenes que pueblan esta novela, de la investigación sobre los brutales asesinatos que amenazan el boscoso y casi místico valle de Baztán, abundan también en el relato los pasajes en los que se nos muestra la vida y las preocupaciones de los personajes, más allá de lo puramente relacionado con las cuitas propias de la investigación policial. Las reflexiones sobre esos problemas personales, las relaciones familiares, las cuestiones que preocupan íntimamente a las personas, se dediquen a la profesión que se dediquen, la importancia de los asuntos privados que siempre están por encima de los profesionales, aunque habitualmente se trate de evitar que los unos entorpezcan a los otros, tienen un peso específico en esta novela. Mientras que un asesino en serie atemoriza los pueblos de la zona rural de Navarra comprobamos cómo se ponen en funcionamiento por parte de los investigadores los métodos científicos que habitualmente asociamos con las series norteamericanas, cómo se define el perfil psicológico del criminal y se va cerrando el cerco en torno al misterioso asesino, todo ello en medio de un ambiente lleno de leyendas y personajes fantásticos, de viejas historias de la tradición navarra y de los personajes que pueblan el bosque desde hace cientos de años y que, aparentemente, aún subsisten en las creencias de los habitantes de la zona. El libro combina muy bien las facetas de la más metódica investigación criminal con la cara más esotérica, mezclando en muchos momentos realidad con fantasía en una muy justa medida.

De ahí que, volviendo a la cuestión que me planteaba al principio de estas letras, no diría que me gusten especialmente las novelas con crímenes y polis de por medio, sino que me gustan las novelas que me cuentan las historias sobre las personas, que me acercan a sus sentimientos, a sus problemas y a las relaciones, siempre complejas y dinámicas con su entorno familiar y profesional. Lo que ocurre es que, en ocasiones, todo esto transcurre entre asesinatos o con policías, jueces y delincuentes de por medio. Con lo que deduzco que me gustan, en conclusión, las buenas novelas que me cuentan buenas historias, eso es todo.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Ashford Park

Termino la lectura de la novela "Ashford Park" con una leve sonrisa en mis labios, esa sonrisa relajada que te queda cuando acabas un libro con el que te has entretenido, en el que has vivido muchas historias, has conocido personajes interesantes y te has ido enganchado a una lectura ágil, eso sí, a base del viejo truco de terminar los capítulos en lo más álgido para cambiar inmediatamente de escenario y de época. Y todo eso sin pasar por demasiado sufrimiento ni dejarte en la cabeza problemas o cuestiones a las que darles vueltas. No se puede pedir mucho más a una novela. Lo cierto es que la escritora estadounidense Lauren Willig ha logrado aquí una obra amena en la que se alternan los diferentes planos temporales con bastante agilidad, el misterio se va dosificando con acierto y va contándonos una historia suficientemente interesante que se desarrolla en dos tiempos: por un lado a principios del siglo XX entre Londres y Kenia y por otra parte en Nueva York a finales de siglo, conectando a Clemie Evans con su abuela Addie, desvelando poco a poco los secretos ocultos de una familia que vive durante todo ese tiempo en una mentira que nadie ha tenido interés por revelar.

Encuentro sorprendente que esta novela esté etiquetada habitualmente como novela romántica, ya que no creo que la trama de romance sea en absoluto el eje central de ninguna de las historias que se cuentan. Sí que es cierto que existen personajes que se enamoran, se casan, sufren por amor... pero prevalecen, en mi opinión, otros aspectos o temas que son de más relevancia en el relato como puede ser el del retrato de las clases altas de la Inglaterra de primeros de siglo y los cambios sociales que la guerra supuso en sus privilegiadas vidas, o las experiencias de estos mismos ingleses en el África colonial, o el contraste entre la vida de la abuela Addie y la de su nieta Clemmie, enfrascada en su intensa vida profesional que  no le deja tiempo para construir una relación sentimental en condiciones, mientras trata de triunfar a toda costa como abogada. O el papel de las relaciones familiares, de los lazos que unen a los miembros de una familia, sean o no cercanos, a la seguridad que proporciona saberse miembro de un grupo. Hay bastantes aspectos. como comento, que superan la temática romántica. Incluso diría que la historia de amor que se desarrolla en el tiempo actual no sólo me ha parecido poco interesante y totalmente previsible, sino que no era casi ni necesaria.

En fin, destacaría la ambientación de la parte de la novela protagonizada por Addie y su intensa prima Bea, tal vez el mejor personaje de la novela. Bea es una joven de buena familia que pasa de ser "la debutante de la década", la más atractiva, interesante y prometedora joven de la sociedad londinense a encontrarse en una explotación cafetera en lo más profundo de África, viviendo una vida que nunca eligió, añorando los brillos de un mundo que acabó con la guerra y arrepentida de las decisiones que tomó en su día. Su estimada prima Addie, que en su día fue una huérfana pobre acogida por la familia de no muy buena gana, será la única que nunca dejará de apreciarla, apoyarla y acompañarla, a pesar de que no siempre Bea se portara con ella como debiera.

Una novela, en fin, entretenida de leer, con algunas sorpresas en la trama junto con otros giros que no resultan tan inesperados, pero en general bastante agradable, muy bien ambientada, con personajes atractivos y ritmo rápido. Una buena lectura para cualquier lector que busque entretenimiento.