martes, 30 de agosto de 2011

El frío modifica la trayectoria de los peces

Qué gusto da encontrarse de vez en cuando con libros como éste de “El frío modifica la trayectoria de los peces” del canadiense Pierre Szalowski del que había oído hablar hace tiempo pero del que no tenía ninguna referencia ni sobre el argumento ni nada, además de que el título, tan extraño, tampoco dejaba entrever mucha información, pero debo decir que me ha sorprendido gratamente.

El narrador de la historia es un niño canadiense de 11 años al que, al finalizar las fiestas de Navidad, sus padres le comunican que han decidido separarse. La noticia le pilla por sorpresa y se niega a aceptarlo; la única salida que encuentra es pedir ayuda al cielo, algo tiene que pasar para evitar ese desastre, y ¡vaya si pasa!: la mayor tormenta de hielo jamás conocida en la zona de Quebec se abate sobre la ciudad y deja sin luz a gran parte del barrio donde conviven sin rozarse diversos personajes: Alex, el mejor amigo del protagonista que vive con su padre, Alexis, un ex-músico que vive peleado con el mundo desde que la madre del pequeño los abandonó; Boris, un joven ruso estudiante de matemáticas pendiente de las trayectorias que trazan los cuatro peces de su acuario, ansioso de descubrir la fórmula matemática que los guía; Julie, una bailarina de striptease dispuesta a cambiar de vida en cuanto se cruce en su camino el amor verdadero; Michel y Simon, una pareja de hombres maduros que comparten casa, un perro y algún que otro secreto y, por supuesto, Anna y Martin, los padres del chico protagonista que han olvidado qué fue lo que un día lejano les hizo enamorarse el uno del otro.

La novela es una fábula preciosa cargada de optimismo y confianza en el poder del amor y la amistad que nos cuenta cómo un cambio radical en la rutina consigue que todos los personajes se acerquen a esos vecinos cuyo contacto anteriormente evitaban. Paradójicamente el aislamiento originado por la helada les hace salir de su soledad y encontrarse con los demás. Finalmente se logra demostrar que el frío modifica la trayectoria… de sus vidas y las dirige hacia un lugar mejor.

Un libro de agradable lectura que deja un muy dulce sabor de boca.

viernes, 26 de agosto de 2011

Prométeme que serás libre

Reconocer errores propios es síntoma de humildad y yo en este caso voy a ser humilde y reconocer que no tenían sentido mis prejuicios contra esta novela de Jorge Molist “Prométeme que serás libre”, que tal vez se debían a que no me había acabado de convencer “La Reina Oculta” que me pareció un poco fantasiosa, pero ahora entiendo porqué está entre los libros más vendidos de los últimos meses.

La novela se desarrolla inicialmente en torno a la Barcelona de finales del siglo XV, los Reyes Católicos luchan por reconquistar Granada y los enfrentamientos entre los poderosos reinos de Aragón, Francia, Nápoles, Roma, etc. son continuos. Barcelona trata de superar una época oscura de peste y guerra mediante el impulso de su potente sector comercial y artesano. A esta ciudad llega el pequeño Joan, acompañado de su hermano Gabriel después de que unos piratas atacaran su pequeño pueblo costero de Llafranc, acaban con la vida de su padre y su hermana pequeña y se llevan secuestradas a su madre y hermana mayor. Los monjes del convento de Santa Anna los acogen y su protector, Bartomeu Sastre, coloca a Joan de aprendiz en el taller de un librero amigo suyo, el señor Corró donde el joven se iniciará en el oficio de la encuadernación y en el arte de la caligrafía con su maestro el moro Abdalá. Este será el origen de la gran pasión de Joan: su objetivo en la vida será, desde entonces, convertirse en librero, para lo que antes tendrá que aprender a escribir y leer.

Cito un precioso comentario de Abdalá cuando habla con Joan del oficio de librero:

Sí, el libro y el lector – murmuró- El placer de la lectura es la armonía entre ambos. Y quien es capaz de encontrar el lector para el libro y el libro para el lector es más que librero, es un mago. Es un alquimista que crea el crisol que funde dos cosas en una sola. Y la cosa resultante es distinta a las anteriores porque el libro adecuado produce cambios definitivos en el lector.
Sin embargo, Joan tendrá que abandonar este aprendizaje cuando la Inquisición acaba con el negocio del librero Corró y se pasará al gremio del metal en el taller donde su hermano Gabriel aprende a fundir cañones mientras que su gran ilusión es fabricar las mejores campanas de Barcelona. Al tiempo, Joan se enamora perdidamente de Anna, hija de unos joyeros que también tendrán que acabar huyendo del acoso de la Inquisición con lo que el joven tratará de localizarla sabiendo que es correspondido y dispuesto a luchar a toda costa por su amor.

Pero Joan tiene otro objetivo: vengar la muerte de su padre y liberar a su madre y hermana que supone que han sido vendidas en algún puerto del Mediterráneo. Esta obsesión le llevará a asesinar a uno de los marinos que atacaron su aldea con lo que es condenado a remar en una galera que le llevará a Cerdeña, Sicilia … sus conocimientos de artillería junto con su capacidad para leer y escribir le liberan en parte de su dura condena y finalmente llega a Nápoles, donde volverá a entrar en contacto con el mundo de los libros y donde localiza nuevamente a su amada, lo que le hará iniciar una nueva etapa en su vida. Para mi gusto, la parte del libro que se desarrolla entre Nápoles y Roma es la más atractiva, ya que reúne algunos de mis temas favoritos: libros, librerías, Roma, arte, Renacimiento…

La novela reúne un buen número de hechos y personajes históricos de gran interés, desde el rey Fernando el Católico como ideal del gran gobernante que actúa movido sólo por alcanzar sus fines sin pararse en analizar los medios, el almirante Villamarí, importante militar a las órdenes del rey aragonés, la lucha de los campesinos catalanes por liberarse de la servidumbre, la actuación irracional de la Inquisición con su oscuro funcionamiento basado en acusaciones anónimas y sentencias de enorme crueldad, las rutas y técnicas de navegación entre los distintos reinos, base del comercio y la guerra. En fin, un retrato muy vivo de una época, la del inicio de la Edad Moderna en España y el surgimiento del Renacimiento en Italia, en la que aparecen mezclados personajes ficticios con otros reales, como la familia Borgia o Nicolás de Machiavello que se nos presenta todavía como un joven florentino inexperto muy alejado todavía del que será autor de la magnífica obra “El Príncipe” supuestamente basada en la figura del rey Fernando el Católico.

Buena mezcla de novela histórica, aventuras y acción.

sábado, 13 de agosto de 2011

Habitaciones cerradas

Hay novelas que, al margen de la publicidad que les dedique la editorial, se convierten en éxito entre los lectores gracias al boca-oreja (o al blog-a-blog) Algo así como lo que ocurrió hace meses con El tiempo entre costuras, que se popularizó en gran parte gracias a las entusiastas recomendaciones de los lectores. Ese es el caso de Habitaciones Cerradas de Care Santos, escritora que hasta ahora sólo conocía como autora de obras infantiles pero que me ha sorprendido gratamente con esta novela donde asistimos a la vida de una familia de ricos industriales en la Barcelona que entra en el siglo XX procedente de una conflictiva época de guerras, con la amenaza de diversas revueltas populares con el nacimiento del movimiento obrero pero básicamente, un escenario donde las grandes fortunas de los negocios y la política viven con lujo y esplendor, construyen grandes mansiones y soberbios edificios públicos y gastan sin medida al ritmo de los opulentos años previos a la Guerra Civil. Amadeo Lax, heredero de dos adineradas familias, une ambas fortunas con un acertado matrimonio que no le quita de disfrutar de los placeres de la vida y de dedicarse a su profesión de pintor en la que alcanza igualmente un enorme éxito.

Separada por dos generaciones, en un plano narrativo paralelo se nos presenta Violeta Lax, experta en arte que se ha convertido en estudiosa de la obra de su abuelo, pero que a lo largo de la narración tratará de conocer también el plano personal y humano de la figura artística y resolver algunos misterios familiares que se esconden en las habitaciones cerradas del título.

La novela es muy agradable de leer, a pesar de los continuos cambios de escenario y los distintos estilos narrativos de cada una de las partes donde encontramos desde el relato que nos hacen los espíritus que moran la casa y que nos cuentan los hechos del pasado, hasta las comunicaciones por internet de Violeta con su madre, su asistente, etc, crónicas periodísticas de la época o reseñas de cuadros del pintor.

Destacaría el protagonismo de la ciudad de Barcelona a la que vemos surgir tal y como hoy la conocermos vemos cómo se trazan las grandes avenidas, parques y plazas, como van surgiendo los nuevos barrios al ritmo de las grandes fortunas comerciales e industriales. Recomendaría un estupendo blog obra de la autora en el que podemos ver imágenes de aquella época, de edificios, personajes, etc. que podrían ilustrar vivamente la lectura.

De los varios temas que se tocan me sorprende el del Espiritismo, creencia a la que son aficionados algunos de los personajes de la novela y que parece que tuvo realmente cierto auge a finales del siglo XIX entre círculos de libre-pensadores que creían en la reencarnación, la influencia de los espíritus en el mundo presente y que derivaban en cierta ideología que defendía la igualdad de todos las personas, incluyendo la igualdad de oportunidades de las mujeres, el derecho al voto y la libertad de creencias. Se menciona en un par de ocasiones a Arthur Conan Doyle como uno de los espiristas más renombrados, lo que me recuerda la novela Arthur & George que leí el verano pasado y tanto me gustó.

Recomiendo, por todo ello, esta novela a todo tipo de lectores, segura de que les cautivará su lectura y de que la recomendarán sin dudar.

jueves, 4 de agosto de 2011

Bunner Sisters

Esta novela corta titulada “Bunner Sisters” es una pequeña joya obra de la escritora norteamericana Edith Warthon, una de las grandes retratistas de la vida de Nueva York de principios del siglo XX, que condensa en pocas páginas todo el universo de unos personajes, las hermanas que dan título a la novela, que se encuentran muy alejadas de los círculos de la alta sociedad retratada por la autora en sus novelas más famosas como “La Edad de la Inocencia”. En este caso, nos traslada hasta el entorno de los pequeños comerciantes y artesanos que subsisten a duras penas de sus ruinosos negocios, lejos de las grandes fortunas y del centro financiero de la ciudad.

El relato comienza presentándonos a las protagonistas, dos hermanas que dirigen conjuntamente un modesto negocio de mercería y arreglos en un empobrecido suburbio de Nueva York. Su día a día apenas les depara ninguna sorpresa, por lo que cualquier pequeño evento se convierte para ellas en un acontecimiento que ilumina la rutina de sus vidas que transcurren al margen de la intensa vida de la gran ciudad donde residen ya que apenas salen a la calle ni hacen vida social. Generalmente es la hermana menor, Evelina, la que se ocupa de realizar pequeños recados o acudir al mercado, tratando de evitar las tumultuosas calles principales, mientras que Ann Elizza, la hermana mayor, permanece tras el mostrador, ajena al mundo exterior.

La relación entre ellas es bastante afectuosa. Ann Elizza, muestra una actitud casi maternal hacia Evelina, en la que deposita incluso más ilusiones que en sí misma, creyendo posible que a joven pueda hacer algo importante con su vida.

Con ocasión del cumpleaños de su hermana, Ann Elizza logra apurar unos pocos dólares para comprarle de regalo un reloj de sobremesa y evitar así el que Evelina tenga que asomarse a la plaza a consultar la hora con frecuencia. No imaginan qué novedades traerá a sus vidas este regalo. Llevada por su sincero amor fraternal, Ann Elizza decidirá sacrificar su propia felicidad en favor de su hermana, sin imaginar que la promesa del ansiado matrimonio que aleje a Evelina de su anodina existencia resultará ser un camino hacia la desgracia.

Un relato que nos lleva desde una realidad donde el gris de la rutina se ilumina por las ilusiones de un futuro mejor, hasta un amargo, triste e inmerecido desenlace donde todos los sueños quedan por cumplir, todo ello narrado con exquisita delicadeza y sin dramatismos innecesarios.

lunes, 1 de agosto de 2011

La playa de los ahogados

Después de leer la novela de Domingo Villar La playa de los ahogados” me reafirmo en que no nos hace falta subir hasta Suecia para disfrutar de buenas novelas policíacas, ya que tenemos en castellano bastantes buenos ejemplos de este género, entre los que, a mi parecer, destacan todas las novelas de Lorenzo Silva, tal vez menos promocionados a nivel masivo pero que también resultan obras bien elaboradas y con alta calidad narrativa . Y en esa línea encuadraría a Domingo Villar, autor de las historias del inspector Leo Caldas de las cuales esta de “La playa de los ahogados” es la segunda entrega que sigue a “Ojos de Agua” que no he leído pero que no descarto, en absoluto.

Se cuenta en esta novela la investigación por parte del inspector Caldas y su ayudante Estévez de la muerte de un marinero en el puerto de Panxón, cercano a Vigo, que comienza pareciendo un suicidio pero que resultará se un asesinato cuyo origen habrá que buscar varios años atrás, contando con el hermetismo del entorno del pescador y la poca colaboración en general de los implicados en los hechos. Uno de los aspectos que más se destacan en el libro es el retrato del paisaje natural y humano de Vigo y sus alrededores, tanto en la representación del mar y la costa, de los pueblos marineros, en un entorno de puerto y tabernas donde se muestran las duras condiciones de la vida de los pescadores, como en la recreación del clima que se muestra gris, impregnando el paisaje de lluvia y bruma, de oleaje y tormentas, lo que se refleja el carácter de los habitantes de esos pueblos, personas reservadas en general y de pocas palabras cuyo mutismo se acrecienta cuando la conversación se centra en naufragios o desapariciones de pescadores y marinos.

Supongo que para los que conocen más esas tierras del norte, encontrarse con estas novelas que transcurren tan pegadas a su entorno será un incentivo más para la lectura. A los que nos encontramos geográficamente distantes de aquellos hermosos paisajes de las rías bajas gallegas nos pica el deseo de acercarnos por allí para contemplar en directo ese mar bravo que es medio de vida y sustento de tantas personas pero que también puede convertirse en su mayor enemigo.

Sobre la novela en sí, destacaría el encabezamiento de cada capítulo que no están numerados ni llevan título, sino que arrancan con la definición y significados polisémicos de una palabra que aparecerá a lo largo del capítulo y que es una forma verdaderamente original de estructurar la novela, además de suponer, para los que amamos el mundo de las palabras, una agradable sorpresa el comprobar la riqueza del idioma castellano y la variedad de sentidos que cada palabra puede tener y los variados significados que le damos según el ámbito en que se empleen (Pienso en cómo podrá afectar este recurso a la hora de una posible traducción de la novela a otros idiomas, aunque supongo que este asunto no estaba en la cabeza del autor a la hora de decidirse por darnos estos pequeños regalitos que encabezan cada capítulo)

Sin necesidad de haber leído la primera parte de la serie, el entorno personal del inspector Caldas se adivina y se va mezclando con el relato de la investigación sin llegar a estorbar ni a restar protagonismo a la historia principal. El ritmo de la narración se desarrolla más bien lento (que no aburrido) durante la mayor parte del libro y logra acelerarse, como debe ser, al acercarnos a la resolución del caso, sin llegar a extremos de película americana de acción pero sí al punto de agarrar el libro y no cerrarlo hasta que nos enteramos de quién ha sido el responsable del asesinato.

Un libro verdaderamente recomendable y que aconsejo leer al son de dos melodías que de manera recurrentemente se citan a todo lo largo de la narración: “La canción de Solveig” de Grieg y “Promenade” de Gershwin, lo que ayudará a terminar de rematar la ambientación.