Nos situamos en esta ocasión en los días anteriores a que el huracán Katrina golpeara con fuerza la costa estadounidense del Golfo de México en agosto del año 2005. Hasta la ciudad de New Orleans se traslada un equipo de investigadores, entre los que se encuentra Amaia en calidad de colaboradora, que tratan de adelantarse al próximo movimiento de un peculiar asesino en serie que aprovecha los desastres naturales como grandes tormentas, tornados e inundaciones para perpetrar terribles crímenes a lo largo del país, con un peculiar ritual en que familias completas aparecen muertas de manera aparentemente accidental.
El escenario de la novela se sitúa fundamentalmente en los Estados Unidos, presentándonos la crónica hora a hora del avance del huracán Katrina que constituye un elemento fundamental y decisivo en el caso que investiga el equipo de agentes y policías locales con los que colabora Amaia. La descripción de la devastación originada por la tormenta y el posterior panorama de destrucción, unido al calor sofocante y la insoportable humedad, la putrefacción y la desolación que le siguen, todo está descrito de tal manera que recrea una atmósfera opresiva, un paisaje donde reina el caos y la desesperación que el asesino aprovecha para continuar con su campaña de asesinatos perfectamente planificados. Los desplazamientos a Elizondo se realizan mediante flashbacks que nos van ampliando el relato sobre el pasado de Amaia que ya conocemos gracias a las novelas anteriores pero que ahora se nos completa. Descubriremos episodios de su infancia, lo que no se nos había contado todavía y que nos ilumina sobre su personalidad, sus traumas, sus miedos y su carácter, la tormentosa relación con su madre, las causas del distanciamiento con su padre y la importancia de la figura de su tía Engrasi en su vida.
También descubriremos algo más sobre el enigmático Dupree, sus orígenes familiares y la historia que marcó su pasado y le llevó a convertirse en agente del FBI, que tiene que ver con un antiguo caso que se entrecruzará con la investigación actual. De los bosques navarros a los pantanos de Luisina, la antigua magia del sur de los Estados Unidos se mezcla con las tradiciones y leyendas del norte de España, el vudú, los eguzkilores, las supersticiones y creencias mágicas de uno y otro lado del Atlántico confluyen en la trama de la novela y la determinan en gran parte.
Puedo decir que esta novela me ha gustado incluso más que sus predecesoras. He encontrado que está muy bien construida y estructurada, con varias tramas que confluyen muy adecuadamente, al igual que los dos escenarios, el americano y el español que transcurren en paralelo sin prácticamente entrecruzarse en ningún momento, sino que se complementan, manteniendo ambos el interés. También los personajes me han parecido muy bien dibujados y creíbles, resultando en su mayoría altamente atractivos, además de que la intriga está muy bien dosificada sin que decaiga la tensión de principio a fin. Una buena manera de continuar, aunque sea regresando a su inicio, la estupenda serie de la inspectora Salazar, recomendable para todos aquellos que disfrutaron con sus tres entregas anteriores.