jueves, 29 de diciembre de 2016

Lo que escondían sus ojos

Supero nuevamente mis prejuicios sobre novelas escritas por personajes televisivos o populares, para disfrutar de esta novela de la periodista Nieves Herrero que rondaba por casa hace ya algún tiempo pero que no me decidía a leer a causa, fundamentalmente, de la desconfianza que me procuran estos libros que proceden de personas ajenas al ámbito de la literatura propiamente dicha. Pero, como ya me ha ocurrido en otras ocasiones, la sorpresa ha sido para bien: me ha gustado mucho la manera de contar una historia que, de antemano, ya sabía que iba a resultar apasionante por sus personajes y las circunstancias que les rodearon. Ha sido la emisión en televisión de la serie basada en esta novela lo que me ha dado finalmente el empujón necesario para ponerme manos al asunto y es que no podía consentir que la versión televisiva me arruinara la experiencia de conocer una historia como la que cuenta "Lo que escondían sus ojos" directamente desde el formato novela, que luego en imágenes no siempre se transmiten las historias con la misma intensidad que a través de la palabra escrita, o al menos eso me suele parecer a mí, y en este caso concreto debo reitererarme en esa teoría: la novela supera ampliamente a la serie.

Pues entrando ya en la historia que se cuenta en el libro, diremos que tiene como protagonistas a Sonsoles de Icaza, la joven y bella marquesa de Llanzol, inteligente y atractiva mujer de la alta sociedad española de la posguerra y junto a ella a Ramón Serrano Súñer, el cuñado de Franco, popularmente conocido como el cuñadísimo, principal ministro del Régimen y hombre poderosísimo por su cargo y, sobre todo, por su cercanía familiar con Franco. Que estos dos personajes tuvieran un romance estando ambos casados no podía suponer más que un escándalo en la pacata sociedad de aquella época y así ocurrió cuando la intensa historia de amor y pasión que compartieron salió finalmente a la luz.

Este apasionante romance viene enmarcado en un entorno muy certeramente dibujado del momento político; con Europa en plena guerra, la negociación del ministro Serrano con Hitler que presiona incansable para convencer a España para entrar en el conflicto del lado del las potencias del Eje, le pone en un difícil papel al tratar de mantener por todos los medios la neutralidad para poder recuperar el país tras la recién concluída Guerra Civil. Tampoco la política nacional es sencilla. Asistimos a un retrato de Madrid donde conviven los grandes lujos entre los que se mueven las familias adeptas al régimen que recuperan pronto sus hábitos de vida cotidiana, a pesar de que otros muchos compatriotas luchan por subsistir entre las grandes penurias que caracterizaron la posguerra. Los episodios históricos y las escenas del día a día de la España de la época se entrelazan con soltura con la trama romántica que es el argumento central de la novela en la que aparecen episodios como la creación de la División azul, la entrada de los EEUU en la guerra mundial y otros tantos que se alternan con el veraneo en San Sebastián de los más pudientes, las numerosas fiestas privadas, los aperitivos en el Ritz y donde aparecen personajes de gran interés como el modisto Balenciaga, único amigo y principal confidente de Sonsoles; Carmen de Icaza, hermana de Sonsoles y también popular periodista y escritora; Carmen Polo, esposa de Franco; Dionisio Ridruejo o tantos otros protagonistas de la época.

Me ha agradado especialmente que el relato prescinde de juicios de valor de carácter ideológico o político, retrata la sociedad de penuria y necesidades que siguió a la guerra, a los protagonistas del romance y su entorno que pertenecen a clase acomodada victoriosa tras el conflicto bélico, aparecen representantes de los dos bandos enfrentados en la guerra mundial, pero no se aprecian valoraciones o descripciones peyorativas ni sesgadas que trasluzcan críticas ni halagos a una u otra parte; en todos los bandos aparecen personajes positivos y negativos en función de sus propios actos y no del lado o el bando en que se encuentran. Una imagen, por lo tanto, muy ecuánime de esta época histórica que ha sido escasamente retratada a nivel novelesco, al margen de los libros de carácter político o puramente histórico y que creo que es el mejor baza de la novela.

jueves, 22 de diciembre de 2016

Falcó

Podria decirse que la última novela de Arturo Pérez-Reverte, "Falcó", está escrita en blanco y negro. Al menos a mí, al ir leyéndola, todas las imágenes que me venían a la mente se me representaban en esa gama, como si de una película de las clásicas de cine negro se tratara. Y es que la novela retrata una época bastante oscura de por sí, como no puede ser de otro modo cuando hablamos de la Guerra Civil española, pero es que además los personajes y las circunstancias retratadas son de un tono gris oscuro, empezando por el protagonista, Lorenzo Falcó, un buscavidas de manual, sin ideología ni bando, con el único objetivo vital de salvar el propio pellejo, además de sacar el máximo provecho a cualquier circunstancia, aunque se trate de una guerra fratricida. Un protagonista que se mueve entre tugurios de los bajos fondos, con sombrero ladeado que apenas deja ver su rostro y un cigarro permanentemente entre los labios. Lo que decía al principio: una imagen más propia del cine negro de toda la vida. Y a ello sumamos esas frases para enmarcar que son tan propias de Pérez-Reverte, esas afirmaciones que encierran toda una filosofía de vida, todo el desencanto y la amargura del que no cree en la bondad humana y sí en la capacidad de destrozarnos los unos a los otros sea en la guerra, en el amor, en la amistad o en los negocios, lo mismo da.
"Sólo dispongo de una vida, dijo. Un breve momento entre dos noches. Y el mundo es una aventura formidable que no estoy dispuesto a perderme."
Los personajes de esta novela, con contadas excepciones, nos muestran una vision agria y desencantada de la vida, individuos que sólo se mueven por interés propio, desconfiados, solitarios; hombres con sombrero, mujeres seductoras al estilo de los años 30, encuentros clandestinos en barras de bar, entre humo de tabaco, escenarios y diálogos certeramente dibujados, atmósferas evocadoras de una época y una sociedad en guerra en un país arruinado en todos los aspectos. Brillan en especial los diálogos en los que tan hábil se prueba siempre el autor, que nos transmiten la filosofía del descanto de unos personajes descreídos, al margen de ideologías o creencias frente a otros capaces de arriesgar su vida por aquello en lo que creen.
"A poco que vivas, la vida les quita la letra mayúscula a palabras que antes escribías con ella: Honor, Patria, Bandera…"
Asistimos a la guerra desde la retaguardia, sin acercarnos a la línea de batalla, mezclados con la población civil, asistiendo a su vida cotidiana y acompañando a los que luchan por sus ideas aunque permanezcan lejos del frente y también a los que se esconden de esa primera línea, a los que se esconden y tratan de pasar desapercibidos. 
"No era asunto suyo, se dijo. Allá quien matara o muriera, y sus razones para hacerlo. Su idiotez, maldad o motivos nobles. La guerra de Lorenzo Falcó era otra, y en ella los bandos estaban perfectamente claros: de una parte él, y de la otra todos los demás."
No puedo dejar de señalar que Pérez-Reverte regresa de nuevo, literariamente al menos, a Cartagena, su ciudad natal, cosa que sus paisanos siempre le tenemos que agradecer por la oportunidad que nos brinda de ver a sus personajes literarios pasear por calles y lugares familiares, usar expresiones de la tierra y rememorar acontecimientos de nuestra historia más cercana. Un placer añadido al de la mera lectura.

jueves, 15 de diciembre de 2016

La corona maldita

Cuando a Felipe de Anjou, nieto del rey francés Luis XIV, le nombran rey de España, siendo el primer Borbón que se ciña la corona de este país con el nombre de Felipe V, nadie le había pedido su permiso ni su opinión, nadie se planteó que ser nombrado rey fuera lo peor que le podía ocurrir a este hombre depresivo y esclavo de sus pasiones que nunca quiso hacerse con ese cargo y jamás logró sentirse a gusto ostentando el cetro de uno de los reinos más poderosos de la época.

"La corona maldita", de Mari Pau Domínguez, se centra en los años en los que Felipe, ya viudo de su primera esposa, María Luisa de Saboya, contrae matrimonio nuevamente con Isabel de Farnesio, una princesa italiana más ambiciosa e intrigante de lo que se esperaba de ella en principio y claramente más centrada en manejar el poder que su propio esposo. Isabel se traerá a la Corte, no sólo a sus propios consejeros, sino también expandirá por el país la moda, los usos y la gastronomía de su Parma de origen. Cuando el rey de las primeras muestras de desequilibrio mental, su melancolía extrema, un estado que hoy día conoceríamos como depresión, cuando sus excentricidades sean difícilmente disimulable, la reina no dudará en tomar el mando de la situación, demostrar su fuerte carácter y determinación negándose a perder el timón del reino, dispuesta a imponer su voluntad y lograr su fin último: que sus hijos alcancen puestos de relevancia frente a los hijos habidos del primer matrimonio del rey.

Mediante escenas excesivamente explícitas y reiterativas se nos muestra la obsesión por el sexo del monarca, además de sus muchas otras obsesiones como su pasión desmesurada por los relojes, su frecuente ensimismamiento, la alternancia entre la depresión y el desvarío. Un cuadro, en fin, que se centra en los desajustes del rey como persona, pero que deja al margen todo lo que de relevante tuvo su reinado a nivel político y cultural. Y es que la práctica totalidad del argumento se centra en la vida íntima de los reyes, apenas asomándose al resto de la Corte y apenas fuera de los muros de las residencias reales, con lo que se puede echar en falta un retrato más a fondo de la época, de la sociedad y el entorno nacional e internacional en el que vivieron Felipe e Isabel; podría decirse que pasamos más tiempo en la cama de los reyes que en ningún otro lugar de todo su reino.

El relato se convierte en ocasiones en demasiado reiterativo, con escenas muy similares contadas una y otra vez. Ninguno de los personajes termina resultando simpático o atractivo al lector, aparte de ese pobre rey con los tornillos más que flojos. Es cierto que la propia autora reconoce en el epílogo del libro que no pretende realizar un retrato completo del reinado del primer Borbón español, sino dar una imagen del hombre, pero en mi opinión el hecho de que se ciña tanto a los aspectos más íntimos y escabrosos limita la visión de la figura histórica, dejando sólo el triste retrato de un pobre hombre obsesivo, incapaz de asumir el papel asignado por la vida y que, sin embargo realizó grandes cosas durante su reinado que en absoluto se ven reflejadas en esta novela. Pero es que ya ha quedado claro que ese tampoco era el objeto de la misma. Otra vez será.

viernes, 9 de diciembre de 2016

Me llamo Lucy Barton

Una mujer joven convalece en una solitaria habitación de hospital en la ciudad de Nueva York. La sorpresiva visita de su madre, a la que no ve con frecuencia, desata todo un torrente de recuerdos a través de los que la protagonista de "Me llamo Lucy Barton" va adentrándose, casi a trompicones, con escenas cortas, inconexas, mediante comentarios apenas hilvanados, a lo largo de su biografía. O, al menos, centrándose en aquellos episodios que nos muestran la relación con su madre, con su padre y sus hermanos, de su infancia mísera, de su matrimonio, sus hijas. No nos encontramos ante un relato continuo,sino que va y viene en el tiempo a base de imágenes fugaces, frases sueltas, da la sensación de que Lucy nos habla directamente sin pasar sus pensamientos por el filtro de la escritura, dando lugar a un relato con un estilo directo e intimista, como si asistiéramos en directo a las confesiones de una amiga.

A pesar de la breve extensión de la novela, Elizabeth Strout es capaz de hacernos llegar mediante esos retazos de vida apenas esbozados, los episodios fundamentales de la relación familiar de Lucy, de su infancia y juventud en un entorno humilde hasta el extremo y que la marca hasta su edad adulta. Vemos como, a pesar de lo conflictivo del hogar en el que se crió, a pesar de tener una madre distante, un padre violento, unos hermanos indiferentes, ajenos a la brillantez de Lucy, a su distanciamiento de todos ellos, a pesar de todo, Lucy ama lo que conoció, se siente parte de esa familia que la ignora y de la que se distanció para triunfar en la vida. Pero, así y todo, ella ha edificado su presente, la vida familiar y profesional exitosa de la que disfruta ahora, sobre esa pobre estructura, sobre esos tristes recuerdos. Porque, al fin y al cabo, todos somos, para bien o para mal, lo que recibimos en la infancia que, dichosa o desgraciada, nos marca para siempre. Lucy no recibió cariño en su entorno familiar, ni palabras de aliento ni apoyo, lo que no quita para que se haya convertido en una amante esposa y una madre cariñosa. Pero no hay duda de que la añoranza por lo que no tuvo nunca la acompañan siempre.

Recomiendo, sin duda, este relato melancólico y sutil, una lectura que va sobrevolando temas como el matrimonio, la familia, el auge del SIDA en los años 80, el apego de los padres y los hijos... temas que se nos quedan planteados para la reflexión, apenas dibujados para que cada uno le dé la forma que más le convenga.

miércoles, 30 de noviembre de 2016

La chica que lo tenía todo

El arranque de "La chica que lo tenía todo" directamente nos evoca el ambiente de Sex and the City; en efecto, Ani parece ser una de esas mujeres que tiene, aparentemente, una vida perfecta en la Gran Manzana: un trabajo maravilloso como redactora de una revista femenina puntera, un prometido ideal y una boda en perspectiva. No cabe duda de que parece ser una chica que lo tiene todo. Pero su realidad no es tan de color de rosa, porque Ani es una de esas muchas jóvenes mujeres de Manhattan que dedican hasta su último esfuerzo a la agotadora tarea ser perfectas, delgadas hasta la anorexia a base de alternar entre el plato menos calórico de la carta de cualquier restaurante y los atracones a escondidas a los que seguirán nuevas jornadas de abstinencia casi total. Toda su actividad emocional se centra en organizar una boda de ensueño que supere a la de todas sus conocidas recientemente casadas, a pesar de que hace ya tiempo que dejó de estar enamorada de su rico y aburrido prometido. Lo primordial en su vida es trepar uno tras otro los altos escalones del ascenso social, no quedarse atrás en las últimas tendencias de la moda, no despistarse en llevar algo que estuvo de moda hace ya tres meses y, sobre todo, lucir un tremendo anillo de pedida que abre todas las puertas de ese microcosmos superficial en el que viven. Y, por encima de todo, no engordar ni un gramo. No tardamos nada en descubrir que la novela que leemos no es tan rosa como parecía, más bien se va tiñendo de gris camino del negro más profundo Y es que tras la imagen idílica que Ani transmite al mundo se oculta un pasado turbio y una verdad que es preciso esconder bajo toneladas de glamour, de éxito y de dinero. 

El secreto que oculta Ani procede de su primera juventud, de todo lo que fue su vida antes de encumbrarse en esa élite social en la que ahora pretende permanecer. En los años de instituto Ani no era la misma, ni siquiera tenía el mismo nombre y, por supuesto, la misma talla de ropa. Tuvo que pasar por la dura etapa del instituto en la que lo primordial era ser popular, cosa que tenía difícil, partiendo de su origen familiar apenas acomodado, a pesar de que su madre luchaba por situarla en un lugar más adecuado a sus objetivos de éxito al matricularla en un instituto de un barrio muy por encima de su estatus económico. Pero la adolescencia que Ani vivió fue triste y sórdida, un ambiente en donde el abuso de alcohol y el sexo burdo eran elementos imprescindibles para encumbrarse a la cima de una supuesta popularidad. Y a pesar de ello, ella siempre siguió perteneciendo al grupo de los perdedores, de los que nunca triunfarían en la vida. Así y todo, a pesar de los sucesos que marcarían su adolescencia, Ani se esforzó por reinventarse, ajena a prejuicios morales o cualquier límite que le impida olvidar lo malo de aquellos años y salir adelante. Es incluso capaz de aprovecharse del drama que debió marcar su vida para sacar de ello la máxima rentabilidad ahora que su vida es muy distinta a la que fue.

Jessica Knoll retrata en esta novela con tremenda crudeza a esas mujeres esclavizadas por conservar la talla 36, encontrar un buen marido antes de los 30 y triunfar así de acuerdo con su escala de valores absolutamente materialista. Retrato de una supuesta vie en rose de éxito y triunfo con un trasfondo negro de sordidez y vacío, de nihilismo absoluto donde sólo vale el éxito que trasmite tu imagen y tu cartera, la opinión que de ti tengan los demás, los que envidian tu posición y desean que caigas del pedestal para poder ocupar ellos tu posición. Como decía, una novela que comienza con ritmo de historia de amor y lujo y resulta ser bastante turbia y moralmente desasosegante.

viernes, 18 de noviembre de 2016

La viuda

Toda la prensa está deseando entrevistar a Jean Taylor; acampan frente a su puerta y tratan de conseguir la exclusiva de sus primeras declaraciones. Ya la perseguían antes de que su marido falleciera pero ahora que ha quedado viuda parece que por fin es libre para contar su historia, para dar su punto de vista sobre los hechos de los que fue testigo. Pero, ¿qué es lo que tiene Jean para despertar semejante interés entre la prensa y el público? Qué pueden querer saber de esta mujer de vida anodina, sin aparente atractivo para nadie, una sencilla peluquera casada muy joven con  Glen Taylor, un marido controlador que sometía a su esposa a su absoluta voluntad en todos los aspectos de su vida. El arranque de "La viuda" de Fiona Barton es de los que te enganchan sin poder remediarlo a la lectura, de los que te crean la necesidad de enterarte de qué está pasando, qué sabe esta mujer que todos desean que cuente.

Cuando la intrépida periodista televisiva Kate Waters logra hacerse con la confianza de Jean y consigue incluso colarse en casa de la viuda y convencerla para que acceda a darle a su cadena la ansiada entrevista podremos, por fin, conocer los hechos tal y como los recuerda la pobre mujer que nos irá contando de viva voz cómo vivió todo aquello y a través de su relato vamos descubriendo su personalidad, su relación matrimonial y su punto de vista. Y descubrimos que la historia que cuenta viene referida a la implicación de su marido en la  desaparición de la pequeña Bella, una niña de dos años, a cuya investigación ha dedicado los últimos meses el detective Sparkes que sigue tras la pista de Taylor, a pesar de que no logran hallar pruebas ni indicios suficientes para demostrar sus sospechas. Durante todo el proceso contra Glen, Jean permanecerá fielmente al lado de su marido, abnegada como siempre y convencida de su inocencia, a pesar todo lo que irá descubriendo no dejará nunca de confiar en él.

La novela va narrada a través cuatro de sus protagonistas y nos cuenta el relato de los hechos desde diferentes perspectivas: la viuda en primera persona, la periodista, la madre y el inspector son las cuatro caras del drama, las distintas visiones de una historia donde se juega con la la opinión pública, la mediatización de los crímenes, el prejuicio contra el sospechoso al que se le culpa desde los medios sin haber sido juzgado y los límites morales de la prensa. Una lectura entretenida sobre mentiras, confianza y relaciones tóxicas. Muy recomendable.

lunes, 7 de noviembre de 2016

Los herederos de la tierra

Llevaba años, como tantos otros lectores, deseando la publicación de la continuación de una maravillosa novela como fue "La catedral del Mar", de Ildefonso Falcones y finalmente, bastantes años después, ya tenemos aquí esta nueva novela, "Los herederos de la tierra" con la que regresamos a la Barcelona medieval y donde nos encontramos con el joven Hugo Llor, sucesor del protagonista de la anterior historia y que, como aquel, quiere convertirse en un gran maestre d'aixa, constructor de barcos en las atarazanas de la ciudad. Pero esta que se nos muestra en la novela era una época de gran incertidumbre e inseguridad, una época peligrosa sin garantías para los derechos de los humildes; nadie escapa a la tiranía de los poderosos y en esta historia los poderosos están encarnados en la familia Puig que, con el apoyo de los reyes, controlan y someten a los ciudadanos de Barcelona a su capricho y hacia los que Hugo Llor tiene una especial inquina, ya que fueron los grandes enemigos de su maestro.

La historia que cuenta la novela es una auténtica odisea en la que seguimos los pasos del protagonista y sus múltiples peripecias desde bien joven cuando, hallándose sin familia, sólo encuentra la protección de los judíos para los que trabajará y junto con los que convivirá, abandonado su sueño de ser constructor de barcos, y gracias a los que se introducirá en el mundo del vino, del cultivo de la tierra y de la venta de su producto. Así, a lo largo de los años, Hugo irá aprendiendo y amando todo lo que se refiere al proceso de cultivo y fabricación del vino, descubriendo un nuevo sueño para su futuro: ser propietario de una viña. Pero las cosas se complicarán cuando no tenga más remedio que desarrollar su trabajo a las órdenes del hombre al que más odia ocupándose de su bodega privada y quedando sometido a él. Su vida sentimental tampoco será fácil ya que no logra alcanzar la felicidad junto a la mujer a la que ama y acabará casado con otra a la que llegará a odiar, aunque eso no signifique que no acabe encontrando un nuevo amor con el que compartir su vida. También será complicada su relación con Bernat, el hijo de Arnau, su amigo de infancia al que con el tiempo también se enfrentará duramente.

La novela está magníficamente escrita, con un dominio de la narración que ya esperábamos del autor al que le reconocemos un magnífico oficio; fabulosas las descripciones de personajes, situaciones y ambientación, aunque en algunos momentos los hechos históricos que se van intecalando con la parte novelada resulten un tanto pesados. El protagonista es capaz de despertar absoluta simpatía en el lector y la novela se disfruta sin duda, aunque también tengo que reconocer que no he llegado a enamorarme de ella como ocurrió con su predecesora, "La Catedral del Mar", pero es que las comparaciones siempre son odiosas y el listón estaba muy alto, seamos sinceros. En cualquier caso, es una lectura recomendable para cualquier amante de la novela histórica.

lunes, 31 de octubre de 2016

Truly Madly Guilty

Octubre ha resultando un mes "horribilis" en lo que a lecturas se refiere: ni uno, ni dos, sino hasta tres libros llevo apartados en las últimas semanas sin poder seguir con ellos, además de sumar a ello dos lecturas terminadas y sin encontrar el ánimo para ponerme a hacer sus reseñas aquí en el blog. Y supongo yo que no puede ser siempre culpa de la falta de interés de los libros si me ha pasado con semejante frecuencia. Más bien debo de ser yo que, con el cambio de estación o vete tú a saber porqué, debo estar algo atontada, con una especie de astenia otoñal, si es que algo así existe, que me impide concentrarme en nada con un mínimo de enjundia. Así que he optado por el camino fácil: ponerme con una novela de Liane Moriarty, autora australiana que siempre me conquista con sus historias frescas, actuales, de fácil lectura y que precisamente tiene nueva obra recién publicada, "Truly Madly Guilty", que promete ser el mejor remedio para poner fin a mi pequeña crisis lectora-comentadora. Esperemos que así sea.

Entrando en materia argumental, Clementine y Erika son amigas desde la infancia; muy distintas de personalidad y entorno familiar y con una relacion difícil, mezcla de amor y de odio, de cariño, costumbre y rechazo a partes iguales. Ya adultas, ambas felizmente casadas, continúan siendo inseparables a pesar de sus diferencias. Hace un par de meses ambos matrimonios acudieron a una barbacoa improvisada en casa de los vecinos de Erika y desde ese día todo cambió: la relacion entre las amigas, con sus maridos, con los vecinos, con sus hijas... A lo largo del relato iremos conociendo, en muy controladas dosis, lo que sucedió aquel día. Al mismo tiempo iremos descubriendo el pasado de los personajes,  su situación actual, sus relaciones y sus reacciones a lo que ocurrió el día de la barbacoa y cómo ello les cambió a todos en algún sentido.

Moriarty es una reina en el manejo de la intriga, no necesariamente relacionada con casos criminales, sino más bien con situaciones corrientes de la vida familiar o doméstica de personajes de clase media de Sidney, personajes acomodados que sufren "dramas del Primer Mundo" referidos a las relaciones sociales con los vecinos, la elección del colegio adecuado para el futuro éxito de los hijos, problemas matrimoniales, el papel de la paternidad, el deseo o el rechazo a ser padres y la opinión que los demás manifiestan antes dichas elecciones, la infertilidad, asuntos cotidianos que se combinan con sentimientos como la vergüenza, el remordimiento, el peso del  pasado, las aspiraciones personales y las esperanzas frustradas y la forma de afrontarlos.

Ciertamente en ocasiones el ritmo de la historia se veía ralentizad por las vueltas que damos tratando de saber qué es lo que ocurrió el consabido día de la barbacoa, pero afortunadamente las historias que se nos van descubriendo mientras se nos desvela el principal misterio de la novela nos dan paso a una composición coral con numerosos personajes estupendamente retratados y que mantiene el interés hasta el final. Una historia ligera sobre temas de interés generalizado en el mundo actual, pero tratados con una nota de humor ácido que se agradece siempre.

miércoles, 12 de octubre de 2016

La chica del tren

Suelo ir con retraso en lo que a lecturas de novedades se refiere. Los últimos lanzamientos me suelen alcanzar cuando ya salen en edición de bolsillo, los best-sellers se van quedan atrás en mi lista de lecturas pendientes, sobrepasados por otros libros rescatados de temporadas aún más lejanas. Sólo de vez en cuando, ante la insistencia de algún buen consejo o por el generoso regalo de algún amigo, dejo todo apartado y me lanzo a la lectura de alguna novedad editorial. Pero en esta ocasión tengo que reconocer que he dejado pasar esta famosísima "La chica del tren", de Paula Hawkins, de manera totalmente voluntaria, si no la he leído antes ha sido simplemente porque no me apetecía en absoluto. Y es que suele ocurrirme que me rebelo ante estas novelas que vienen precedidas de campañas de publicidad masivas: "el libro que todo el mundo está leyendo", "el gran éxito de ventas". Soy puñetera en eso, lo sé, pero así soy yo: que todo el mundo lo lee, pues yo lo dejo para luego; me repatea estar leyendo lo mismo que todo el mundo. Aunque sepa que, tarde o temprano, acabaré leyéndolo yo también, pero ya fuera de temporada. Y así, después de pasados unos meses, cuando ya se han posado las aguas, en base a las criticas reales de la gente que lo ha leido, no a las campañas pagadas por la editorial, sino fundadas en la opinión real de mi madre, mis amigas lectoras, aquellas con las que coincido en algún grupo de Facebook y en las que confío porque sé que tenemos gustos similares o me fío de su criterio, esas opiniones son las que me llevan por fin a leer (o no) el éxito de la temporada ... o ya de la temporada pasada. Y resulta que, habitualmente, cuando ya me pongo con ello ya hay una nueva lectura imprescindible rondando por las redes y las librerías. Y nuevamente no encuentro el hueco para leerla.

Pues confesaré, después de lo expuesto, que he disfrutado mucho con la lectura de la dichosa chica del tren. Me ha parecido una novela bien construída, bien contada y con el punto justo de suspense. Así que si hay por ahí alguien de los míos que no se lanza a las novedades hasta que ha pasado un tiempo prudencial, si queda todavía en la galaxia algún lector que no haya leído esta novela, mi consejo es que lo haga, que le va a entretener bastante.

Entrando ya en materia argumental, resulta que en la vida de Rachel todo ha dado un vuelco en los últimos dos años y el alcohol ha ocupado el puesto de todo aquello que ha perdido: su trabajo, a su marido, su preciosa casa donde él continúa viviendo, ahora con su nueva esposa y su pequeña hija. Así y todo, Rachel sigue tomando el tren cada dia hasta Londres y volviendo por la tarde al piso que comparte con una antigua amiga de la Universidad, ante la que trata de pretender que nada ha cambiado. Su vida es una ruina en la que se va hundiendo más y más. Cada dia, al ir y al volver en el tren, pasa junto a la que fue su casa y observa, unas casas más allá de la suya, a una pareja que bien podrían haber sido sus vecinos; los observa al pasar, en el jardin o a través de las ventanas, y se imagina la vida que deben llevar, les ha puesto un nombre inventado y fantasea con ellos en el escaso rato en que los atisba desde las ventanas del tren en marcha. El nombre real de esa mujer es Megan y su vida no es tan idílica como Rachel imagina: insatisfecha, insomne, cargando con sufrimientos y secretos que no puede confesar a su marido, pero todo eso Rachel no lo puede saber. Y un día Megan desaparece, Rachel ve la noticia en el periódico y a partir de ahí se desata una acelerada trama donde se confunde lo que ocurrió con lo que Rachel recuerda, la cercanía de su exmarido y su nueva esposa a los que Rachel ha acosado en cierta manera, el marido de Megan que cree encontrar en Rachel una amiga en la que confiar, los policías que desconfían del testimonio de una alcohólica mentirosa... Todo se pone en contra de la protagonista y nos proporcionará unos buenos ratos de lectura en  pos de la solución de este misterio donde los trenes tienen un lugar prevalente, siguiendo la tradición británica que va desde "Asesinato en el Orient Express" hasta "Extraños en el tren nocturno" y tantas novelas en las que los trenes, sus horarios, las estaciones, son elementos fundamentales para las tramas y escenarios propicios al misterio y de los que los ingleses han sacado provecho como nadie.

jueves, 6 de octubre de 2016

Los Austrias. El vuelo del águila

¿Cuántas veces no habré declarado ya mi pasión por el periodo histórico protagonizado por los Reyes Católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, y sus sucesores inmediatos? Una época fascinante como la que más, donde las luchas de poder no tenían reglas, donde los pactos y las alianzas tenían los pies de barro, donde la palabra dada y el acuerdo firmado no valía nada ante un cambio de circunstancias o una opción de volverse a imponer al rival olvidando todo lo prometido y pactado, cuando los enemigos podían fácilmente unirse en alianzas contra natura en contra de un tercero en cualquier momento, los matrimonios unían reinos enemigos y las princesas eran usadas como piezas del juego político. Al margen de las ya míticas series para los amantes del relato histórico "Isabel" y "Carlos, Rey Emperador", ambas estupendas producciones nacionales de las que sentirse muy orgullosos, también he estado visualizando mentalmente a todo lo largo de la lectura de esta novela "Los Austrias. El vuelo del águila", del escritor José Luis Corral, la reciente película, esta vez en formato cinematográfico "La corona partida" que cubre precisamente el periodo que va desde Isabel hasta Carlos, el tránsito desde que la Reina Católica muere y deja sus reinos en manos de su hija Juana hasta que el hijo de esta, Carlos de Gante, se encuentra en edad y disposición de tomar bajo su mano el gobierno de los territorios que corresponden a las coronas de su madre (Castilla, León, Aragón, Nápoles, las Américas...) y de su padre (desde Flandes hasta la totalidad del Sacro Imperio Romano)

Felipe y Fernando de Aragón, yerno y suegro enfrentados por la corona de Castilla, son dos hombres muy similares: ambiciosos y lujuriosos, ambos compitiendo por la herencia de Juana de Castilla, "la Loca", reconocida como incapaz de gobernar pero que conservaría su título de reina de Castilla durante muchos decenios, sobreviviendo a los dos hombres que anhelaban dominar los territorios que le legó su madre, la reina Isabel. Así que encontramos al rey Fernando enfrentándose contra enemigos dentro de su propia familia, con los vecinos europeos, también dentro de sus propias fronteras ya que los nobles castellanos se resisten a ser gobernados por un"extranjero", como le siguen considerado a pesar de que durante más de treinta años ha sido su rey, ha conquistado Granada para Castilla y ha ampliado sus fronteras mas allá del océano con los territorios descubiertos por Cristóbal Colón. Pero todo esto nunca será demasiado para Fernando, el gran protagonista de la época, el estratega puro, modelo en que se inspiró "El Príncipe" del italiano Niccolo Maquiavelo, el gobernante sin escrúpulos ni concesiones, que ata y desata, promete sin intención de cumplir su palabra y elimina a quien se interponga en su camino hacia el poder.
"A sus agudos ojos, la cristiandad se mostraba como un gran tablero en el que reyes, príncipes, princesas, caballeros y damas eran las fichas y él quien las movía a su antojo."
Maximiliano de Austria, el Papa Julio II, el rey de Francia... por la novela discurren grandes personajes, protagonistas inmensos de estos años revueltos, de un todos contra todos, un tutum revolutum de alianzas, traiciones, pactos y engaños donde nadie se fía de nadie y todos necesitan el apoyo de los demás.
"Eran reyes y papas, pero se comportaban como tahúres de taberna, haciendo cuantas trampas podían para acrecentar su poder, su riqueza y sus dominios. Se escribían cartas en las que se trataban con la cortesía propia de los caballeros y se dirigían unos a otros con apelativos como «hermano» o «primo», pero, si se les hubiera presentado la menor oportunidad, se hubieran acuchillado unos a otros por la espalda sin ningún reparo."
Al lado de los grandes personajes, tenemos también un personaje mas discreto: el médico Pedro Losantos, judío converso al servicio del rey Fernando que nos va mostrando la visión de los hechos desde la perspectiva de un ciudadano de a pie que convive con los poderosos. De su mano nos acercamos al lado mismo del rey y conocemos algunos de sus asuntos más humanos, como sus enfermedades, algunas de sus maquinaciones políticas y sobre todo, su obsesión por lograr que su segunda y joven esposa, la sobrina del rey francés, Germana de Foix, quede embarazada del que sería heredero de la corona de Aragón, de modo que esta no pase a manos de Carlos, su lejano y desconocido nieto mayor. 

Está claro que los hechos que nos cuenta este libro son ya bien conocidos para todos, mil veces revisitados, pero siguen resultando fascinantes una y otra vez y cuando además están bien contados como es el caso de esta novela, se vuelve a disfrutar con ellos como si fuera la primera vez.

viernes, 30 de septiembre de 2016

Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido

Parece ser que Paloma Sánchez-Garnica ha encontrado su punto fuerte en contar historias dramáticas protagonizadas por mujeres emocionalmente maltratadas por la vida. Es bueno eso de encontrar el tono de tu escritura, descubrir lo que haces bien e incidir en ello. Y es que tanto en su anterior novela, gran éxito editorial y ahora convertida también en miniserie televisiva "La sonata del silencio" como en esta última, "Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido", la autora maneja temas que, en otras manos, tal vez hubieran dado lugar a culebrones sentimentaloides, porque abundan en ellas los amores imposibles, los matrimonios desgraciados, los hijos ilegítimos, intensas historias de amor frustradas, abocadas al fracaso, amantes que tienen todo en su contra, incapaces de superar los impedimentos que les separan. Sin embargo, como digo, Sánchez-Garnica no se excede del drama para pasar al melodrama, lo que es, sinceramente, de agradecer.

En esta novela nos encontramos con una protagonista a la que se nos presenta desde niña: Carlota descubre muy pronto que su familia no es normal, las frecuentes ausencias de su padre, Clemente Balmaseda, del lado de su madre y de ella misma se deben a que éste tiene otra esposa y otros hijos, una familia "legal". Al margen de sorprenderla, este descubrimiento le lleva a preguntarse el porqué de la actitud de su madre que no hace sino permanecer en la sombra, sin pretender luchar por esa relación, asumiendo el papel de ser siempre "la otra", sin protestar ni rebelarse contra su destino. Cuando Clemente Balmaseda está al borde de la muerte pide ve a su hija Carlota, necesita sincerarse y contarle todo lo que ella ha desconocido siempre de la verdad de su relación con su madre. Lógicamente, los hijos y la esposa de Clemente tratan de evitar que ese encuentro se produzca, temiendo por las intenciones que puedan guiar a Carlota. Solamente Julia, la menor de los Balmaseda, se acerca a Carlota llevada por la curiosidad de conocer de cerca a esa hermana secreta que siempre fue un misterio para ella.

Iremos de este modo conociendo cómo se fraguó la relación entre Clemente y la madre de Carlota y también el papel de la abuela Zenobia en esa intensa trama familiar. La autora retrata de manera muy visual escenarios y personajes, caracteres y relaciones personales. Con una prosa muy fluida y mediante diálogos veraces, nos va desgranando una narración cargada de sentimientos muy bien reflejados: el odio, la ira, la frustración, que forman un inmenso cúmulo de secretos y mentiras. 
En mi opinión personal, la imagen de los años 50 que se extrae de la novela es excesivamente agria: hay un cierto exceso de esposos maltratadores y a su lado demasiadas esposas sumisas y calladas, vamos, que ni un matrimonio feliz cruza por las páginas de esta novela. Por otro lado, también refleja muy acertadamente la situación en la que en aquellos años se encontraban los hijos "bastardos" frente a la sociedad hipócrita y mojigata que los ignoraba y no reconocía sus derechos frente a los hijos nacidos del matrimonio. Tal vez el retrato de la época quede demasiado oscurecido, abunden los personajes grises cuando no directamente malvados y malintencionados. Eso es lo peor de los dramas: que nos muestran el lado peor de los personajes y nos dejan con el mal sabor de boca y la duda de saber si es que las malas personas superan en número y fuerza a las buenas, que es seguro, debe de haberlas y en abundancia en cualquier época y lugar, pero no en las novelas dramáticas, de no ser que asuman el papel de víctima.

viernes, 23 de septiembre de 2016

Las alas del dinosaurio

Lo más complicado de esta entrada va a ser escribir y ser capaz de recordar luego el nombre de la autora de la novela que traigo a comentar: Sissel-Jo Gazan. Y es que con esto de la proliferación de (buenas) novelas de género negro procedente de los países nórdicos, incluyendo en este caso a Dinamarca en este grupo, no paran de llegarnos nuevos autores cargados con estos nombres que tan ajenos resultan a nuestra lengua de origen latino, pero que sospecho que, a base de éxitos repetidos, al final seremos capaces de acabar por aprendérnoslos y pronunciarlos, además, adecuadamente.

Pues esta de "Las alas del dinosaurio" es la primera de una serie de novelas, serie por ahora breve de sólo dos entregas, protagonizadas por un prometedor personaje, el detective Søren Marhauge, en la que un elenco de personajes fabulosamente retratados, cada uno con su historia personal y con sus fantasmas interiores dando guerra, superan incluso en interés al propio argumento principal centrado en la investigación criminal. Sumado esto a un prosa ágil que permite devorar las páginas a una velocidad asombrosa y a una trama que atrapa desde el minuto cero, ya tenemos presentes los elementos que pueden dar con un nuevo descubrimiento a tener en cuenta y una serie que ya me apetece seguir, en la esperanza de que me continué proporcionando buenos ratos de lectura en un futuro.

En cuanto al argumento propiamente dicho, nos encontramos con un escenario bastante atractivo, al menos para mi gusto: el mundo de la investigación universitaria, la rivalidad insuperable entre científicos, las luchas intestinas dentro del mundo académico, los enfrentamientos entre distintas tendencias, escuelas; luchas, que pueden llegar a ser encarnizadas, en el seno de las Universidades por hacerse con las mermadas subvenciones, alcanzar los cargos directivos que suponen hacerse con el control de los fondos y de la financiación de los distintos departamentos y proyectos. Pero, ¿es posible que esas luchas internas puedan llegar al punto de asesinar a alguien, a un rival o incluso a un colega? En el caso de esta novela, la controversia en torno al origen de las aves, bien considerados como dinosaurios evolucionados, bien como una especie de origen diferente, es debate que parece haber sido el causante de la muerte de un investigador universitario. En el departamento al que pertenecía el fallecido se encuentra trabajando Anna, una joven estudiante cuya vida ya es, de por sí, un caos: trata de finalizar su licenciatura preparando su tesina con dos tutores que no están siendo precisamente de mucha ayuda, y menos ahora que uno de ellos ha sido, casualmente, asesinado; pero es que, además, Anna es madre soltera y trata, sin mucho éxito, de compaginar el cuidado de su pequeña hija con las largas horas que ha de dedicar al estudio y la investigación. La relación con sus padres es más que tensa, pero no puede dejar de permitir que la ayuden con la niña y que se inmiscuyan, de paso, en su forma de criarla. La investigación del asesinato se le encomendará al comisario Søren Marhauge, un personaje que también protagoniza una intensa vida personal: acaba de dar por terminada una larga relación sentimental con su novia de toda vida, ruptura provocada por el interés de ella en tener hijos, algo que no entraba en absoluto en los planes del policía. Sin embargo durante los ultimísimos días de esa relación y a raíz de una fugaz aventura de una noche, Marhauge se convierte en padre de una hija, algo no programado pero que le hace descubrir unos sentimientos inesperados hacia una hija que nunca creyó desear y que da lugar a una trágica historia posterior.

La novela es altamente recomendable, lo digo desde ya. Apuntada queda, y en mayúsculas, en mi lista de futuras lecturas, así que me veo dando unas clases aceleradas de "danés para torpes" para ser capaz al menos de pronunciar con propiedad el nombre de los personajes y las localizaciones que me vaya encontrando en la lectura de la siguiente entrega. Si he sido capaz de hacerme con el sueco de la serie de Fyallbacka (¡tela marinera los idiomas nórdicos!) porqué no voy a lograrlo también con los patronímicos daneses. Espero poder disfrutarla como he hecho con esta primera. Ya veremos.

domingo, 18 de septiembre de 2016

La venganza del asesino par

Habitualmente, en todos los ámbitos de la vida, trato de ser ordenada, de seguir los procedimientos y de no andar por ahí a lo loco, saltándome las reglas. También aplico esto, claro está, a la hora de seguir las series literarias, siempre en su orden y una detrás de la otra, si bien existen excepciones, como puede ocurrir con las novelas de Andrea Camilleri por poner un ejemplo de lectura reciente que se me ocurre así, a bote pronto, no considero que el no seguir el orden cronológico afecte mucho al seguimiento de los argumentos. Así que, de acuerdo con mi habitual comportamiento ordenado, he ido leyendo una tras otra las novelas de Reyes Calderón protagonizadas por la jueza Lola MacHor. Pero, hete aquí, que en esta ocasión comencé esta última entrega de la serie, de título "La venganza del asesino par", habíendome saltado a la torera la entrega anterior, "El último paciente del doctor Wilson". Y que conste que lo hice de manera inconsciente, sin saber que las tramas de ambas novelas estaban íntimamente unidas, es más, que esta de "La venganza..." era la continuación inmediata o la consecuencia de su predecesora. Pero así y todo, los hados de la literatura (¿existe algo así?) me han querido ser propicios y resulta que, dada la abundante información que sobre el anterior caso se va proporcionando durante toda la novela, no he tenido problema alguno en hacerme una idea del origen del mismo, conocer sin problema a los protagonistas de la novela precedente y engancharme inmediatamente al argumento de esta, tanto en lo que se refiere a lo personal como a lo puramente referido a la trama del caso que se traen entre manos la jueza y su siempre inseparable Juan Iturri, con lo que me da la sensación de que no necesitaré pasar ya por la anterior novela para tener una visión completa de la historia, cosa que por un lado me apena porque la lectura de las novelas de Reyes Calderón suponen siempre una experiencia agradable, pero por otro me alivia al permitirme saltarme un título en mi extensa lista de lecturas pendientes.

Nos encontramos así que en esta novela Lola MacHor acaba ser nombrada jueza del Tribunal Supremo, lo que le supone alejarse, al menos en teoría, del día a día del mundo del crimen y de la investigación a la que se había estado dedicando durante los últimos años. Pero otro asunto será el que le ocupa y le preocupa por encima de su nuevo destino profesional: su matrimonio se encuentra al borde del abismo dado que la jueza debe enfrentarse a la repentina huida de su marido Jaime que marcha repentinamente a los Estados Unidos abandonando a Lola y a su familia sin más explicaciones, lo que deja a la protagonista hundida en la más profunda pena e incertidumbre sobre su futuro sentimental. Pero a pesar de sus problemas familiares, Lola deberá centrarse en las obligaciones de su nuevo cargo y además volverá a recebir las delirantes cartas de Rodrigo, alter ego del chalado doctor Wilson, protagonista de la anterior novela, un psiquiatra que padece desdoblamiento de personalidad y que se encuentra ingresado de por vida en una cárcel estadounidense donde fue encerrado después de que MacHorr e Iturri descubrieran su serie de asesinatos cometidos bajo una de sus personalidades.

Lo cierto es que se están sucediendo una serie de muertes supuestamente accidentales o causadas por enfermedad entre adinerados hombres de negocios en diversas partes del mundo, sin conexión aparente, si no fuera porque esas muertes están siendo detalladamente descritas en una página web donde se publican relatos breves de temática negra, misterios supuestamente ficticios pero que presentan demasiadas coincidencias con las muertes reales. Si Rodrigo/ Wilson continúa encerrado en la cárcel, entonces ¿quién puede estar detrás de esos relatos? Y si, además Rodrigo se dirige por carta a la jueza española pretendiéndole que se involucre en la investigación de esas muertes, ya tenemos montado el argumento de esta novela en la que se conjugan la locura, el intento de demostrar que puede darse el asesinato perfecto, algo que Lola no podrá consentir en ningún caso, y además tendremos el elemento inquietante de como Juan Iturti, compañero fiel y hasta ahora solamente amigo de la jueza, pretende dar un paso adelante en esa relación, una vez que el matrimonio de Lola pende de un hilo.

Con la ya habitual agilidad en el relato característico de Reyes Calderón donde la narración discurre fresca y desenfadada en su expresión, con frecuentes comentarios humorísticos y óptimo dominio del diálogo que se combina con acertadas reflexiones sobre lo divino y lo humano, todo ello hace, una vez más, que nos encontremos con una novela de lectura entretenida, ligera y que al mismo tiempo incide en asuntos más profundos sobre la sociedad actual, la familia, la naturaleza humana... en fin, una lectura muy completa y recomendable, no hay duda de ello.

martes, 13 de septiembre de 2016

El secreto

Hace un par de años quedé encantada con la lectura de "El jilguero", una novela que no a todos sus lectores convenció por igual, algunos la encontraron excesivamente larga y falta de ritmo por momentos. Yo reconozco que, tanto en aquella novela como en esta otra "El secreto", he descubierto en Donna Tartt una narradora increíble, una escritora capaz de recrear lugares y personajes con una riqueza descriptiva, una profundidad que nos muestra tanto el entorno como el interior de sus personajes, una capacidad de atrapar a través de la palabra justa, la transcripciòn de sensaciones, el dibujo de los paisajes, la introspección en el mundo interior de los protagonistas... Otra cosa será si la autora es capaz de tramar unos argumentos suficientemente sólidos como para soportar la larga extensión de sus novelas. Creo que, al igual que en "El jilguero" en algún momento hacia la mitad del libro el argumento decae algo, en esta de "El secreto" es el inicio, largo inicio, el que tarda en remontar, en atrapar por completo la atención del lector que sobrevive a base de pulcra escritura, de la parte más formal de la misma, es un poco como decir "¡qué bien escribe esta mujer, pero qué poco me interesa lo que está contando!" Sin llegar a este punto, sí insistiré en que en esta novela está por encima la forma que el mismo fondo del argumento, pero, así y todo, es un libro que se puede disfrutar si conectamos desde el principio con el exclusivo grupo de protagonistas y su particular mundo privado que forman al margen del resto de sus compañeros universitarios y en torno al "secreto" que todos ellos comparten.

La escuela universitaria de Hampden en Vermont, supone un lugar idílico, el entorno típico del noreste americano, con sus bosques frondosos y verdes praderas, sus inviernos nevados y sus construcciones neoclásicas; todo supone a ojos del joven Richard, la imagen de un mundo más sofisticado que podría imaginar un chico procedente de la moderna y soleada California, de una familia modesta y lejos de ser un modelo de buena convivencia. Cuando Richard es admitido en Hampden y entra en contacto con el ambiente universitario de un campus de lo más tradicional y es admitido dentro del selecto grupo de estudiantes de griego clásico bajo la tutela de un excéntrico profesor, es como si entrara en un nuevo mundo que le permite abandonar lo que hasta entonces ha sido y convertirse en una persona nueva junto a sus nuevos compañeros, integrarse como uno más en ese grupo elitista o maldito, según a ojos de quién lo mire, que viven y estudian al margen del resto de los estudiantes del campus. Richard descubre con ellos nuevas experiencias, tan diferentes de su anterior vida, donde disfruta de jornadas ociosas junto al lago, digresiones y discusiones sobre los clásicos antiguos, la lengua griega, la Roma clásica, mitología... todos sus compañeros son bastante ricos o al menos viven como si lo fueran, carecen de preocupaciones aparentes y Richard teme constantemente que se descubra su sencillo origen familiar, por lo que adopta una actitud misteriosa y discreta. Durante meses se mueve en este ambiente decadente que contrasta con el resto de estudiantes de la universidad que cumplen más el modelo típico de los años 60, más interesados en las fiestas, drogas, y diversión que en los debates filosóficos.

En cierto momento Richard sospechará que sus compañeros comparten un secreto que abre una brecha en el grupo. Bunny, uno de sus miembros, comienza un sutil juego destinado a atormentar a sus amigos con la amenaza de desvelar lo que sabe, una especie de venganza contra ellos que llega desde la sutil amenaza al más claro chantaje. Esta situación tensa las relaciones del grupo y las somete a constante presión, Bunny se excede en abusar de la generosidad de sus compañeros, cuando no de aprovecharse directamente de ellos, va generando una corriente de odio hacia él. Cuando Richard se ve incluído en el secreto tendrá que ponerse del lado de sus compañeros para evitar que Bunny eche todo a perder por su falta de control y ausencia de lealtad hacia los demás.

En ocasiones a lo largo de la lectura, como ya comentaba, la forma supera al fondo: los días transcurren sin acontecimientos destacables, nos perdemos en descripciones de las rutinas de estudio y los ratos de perezoso ocio de los amigos, pero constantemente se nos van poniendo, como la zanahoria frente al hocico del burro, la muerte de Bunny que conocemos desde las primeras paginas del libro, y se nos insiste en que Richard no supo apreciar los detalles, interpretar las señales, se dejó engañar y no descubrió qué es lo que estaba ocurriendo y así nos dejamos arrastrar por la lectura, tratando nosotros de detectar esas señales que se le pasaron a él, adivinar qué es lo que está ocurriendo y cómo va a acabar la historia. que, afortunadamente, va haciéndose más inquietante por momentos, sin llegar a ser, en mi opinión, una historia de suspense ni un thriller frenético, estando más centrado en conocer el pensamiento de los jóvenes, sus relaciones y reacciones, sí que logra mantener esa tensión, una vez que aparece y aunque es cierto que tal vez pudiera haberse contado la historia en menos páginas, es una buena lectura al fin y al cabo, más por su valor literario puramente dicho que por una trama espectacular. 

miércoles, 7 de septiembre de 2016

Circo Máximo: la ira de Trajano

Habitualmente aprovecho el verano para emprender la lectura de alguno de esos libros gordos, gordísimos que llevo tiempo queriendo leer pero que me dan como respeto, precisamente por su gran extensión y que ahí van quedando rezagados en la lista de espera hasta que me encuentro inspirada para lanzarme a su lectura aprovechando, generalmente, las fechas veraniegas en las que son más las horas diarias dedicadas a la lectura. Hace ya algunos veranos, precisamente, que leí la primera parte de la Trilogía de Trajano, "Los asesinos del emperador" y reconozco que, no siendo por lo general muy dada a las historias "de romanos" la disfruté enormemente, así que ya era hora de ponerme con su continuación, con este "Circo Máximo" en el que Santiago Posteguillo continúa contándonos la vida del emperador de origen hispano Trajano y haciéndonos revivir una época histórica fascinante en todos los aspectos.

Es de destacar el equilibrio perfecto que el autor logra entre los diferentes elementos de la novela; no es posible hablar del imperio romano sin hacer hincapié en las guerras y batallas constantes que el ejército romano llevó a cabo en su misión de ampliar hasta lo imposible sus fronteras y, por tanto, a combatir incansablemente contra los pueblos recién conquistados o con los vecinos más inmediatos que temían, con razón, ser el próximo objetivo en esa continua extensión del imperio. En esta novela, estas batallas se centran en las campañas llevadas a cabo en el entorno de la Dacia, en los enfrentamientos militares, los combates y la planificación de las estrategias, Pero, como decía, estos escenarios se combinan en buen equilibrio con las tramas que tienen lugar en la propia ciudad de Roma, que, a mi entender, son las que más atractivo tienen, en las que nos muestra la vida cotidiana de los habitantes del imperio, la de los ciudadanos de a pie y, por supuesto, de aquellos cercanos a los círculos de poder, en un ambiente plagado de conjuras, de luchas entre distintas familias o bandos, los que añoran los tiempos del odioso Domiciano, el cruel emperador que sembró Roma de terror e injusticias, pero que también compró el favor de muchos con privilegios que no les correspondían. Estos personajes favorecidos por Domiciano serán los que se opongan al nuevo emperador, Trajano, un hombre completamente diferente a su antecesor, forjado en el campo de batalla, un hombre de honor y en esencia justo que se rodeará de un grupo reducido de hombres leales y tratará de recompensar a aquellos que realmente cumplan con lealtad con el imperio. La tercera línea argumental gira en torno a la vestal Nemenia, elegida siendo niña para formar parte de las vírgenes que han de velar por la llama sagrada de la diosa Vesta, símbolo de la pervivencia del mismísimo imperio. El origen secreto de la joven vestal, las acusaciones de que ha faltado a su voto de castidad al relacionarse con un exitoso auriga, amigo de la infancia de la joven, lo que pone en riesgo su propia vida y las intrigas que se mueven a su alrededor, desde los intereses de aquellos que se juegan sus fortunas en las carreras del Circo Máximo a la relación que une a Nemenia con la persona del emperador, son algunos de los asuntos que nos tendrán en vilo a todo lo largo de la novela.

La lectura de esta entrega de la trilogía vuelve a ser apasionante, una experiencia fascinante en la que nos moveremos entre la alternancia de escenas de variada temática en la que se pasa de la magna tarea de construcción de un puente imposible sobre el Danubio a las electrizantes carreras de cuádrigas en el Circo Máximo, de la vida en las domus de los patricios a la de los militares que van de batalla en batalla, cada escenario conlleva su dosis de pasión y luchas, de conjuras, traiciones y matanzas, que tienen lugar tanto en el corazón de la propia ciudad de Roma como en los confines más apartados del mundo conocido. Una lectura magnífica para revivir el imperio romano en toda su grandeza. Yo la recomiendo, no cabe duda, incluso para aquellos que consideren, a priori, que "las de romanos" no les van mucho. Seguro que esta sí que les va.

miércoles, 31 de agosto de 2016

Juego de espejos

Vuelvo a Andrea Camilleri, como suelo hacer de vez en cuando, al gran escritor italiano y a su veterana serie protagonizada por el inspector Montalbano, un clásico ya de la novela policíaca, de lo que los italianos llaman "giallo" que en realidad significa "amarillo", nombre derivado del color predominante en las portadas de las novelas clásicas de policías de este país. Pero es que en realidad la novela policíaca italiana no es tan negra, figuradamente hablando, como en otros lugares. Este género tiene en Italia mucho de humor, de novela costumbrista, de crítica social, de situaciones absurdas. Y las novelas de Camilleri son de esas, sin duda. 

Nuevamente, por tanto, me traslado con este "Juego de Espejos" a la pequeña ciudad de Vigàta, en Montelusa, localizaciones ficticias pero que se encuentran claramente ubicadas, geográfica y socialmente, en la costa sur de Sicilia. En este caso nos encontramos con un supuesto ajuste de cuentas de la mafia que coincide con un extraño caso de sabotaje al coche de la nueva vecina del propio inspector Montalbano, vecina que resulta ser una donna italiana atractiva y seductora, como suele ocurrir casi siempre con alguno de los personajes de cada novela de Montalbano, gran admirador de las mujeres hermosas. Este es uno de los citados aspectos de crítica social a los que me refería anteriormente, el papel de la mujer en las novelas de Camilleri, siempre con una visión claramente machista, es una constante, pero no es más que un reflejo de la sociedad italiana meridional, en cualquier caso es un elemento puramente Camilleri.
"Llevaba un vestido ligerísimo, cortísimo y ajustadísimo. Parecía pintado sobre la piel. Montalbano la siguió como un autómata, completamente hipnotizado por la armoniosa ondulación de la esfera andante. Otra esfera celeste para añadir a las cantadas por los poetas."
Acompañado de sus siempre leales Mimì Augello, Gallo y Fazio, Montalbano conserva en esta entrega sus elementos característicos: desde sus pantagruélicas comidas típicamente sicilianas, a sus razonamientos algo caóticos que tienen lugar habitualmente a lo largo de sus frecuentes paseos por la playa que le ayudan tanto a realizar la digestión como a aclarar sus ideas y reunir los cabos de la investigación, pero que siempre, en cualquier caso, terminan por destapar las motivaciones que mueven a los criminales a los que persiguen, la relación a distancia con su amada Livia que en esta entrega apenas se asoma por el argumento, todo el universo Montalbano se conserva en este caso enmarañado de engaños varios, "juegos de espejos" que tratan de confundir a la Policía pero que finalmente vendrá resuelto con éxito.

Cada entrega de la serie supone sumergirse en el mundo de la Sicilia más típica, con todos los elementos de novela costumbrista que nos muestra el modo de vida de estas pequeñas localidades costeras, con su particular dialecto (que en esta ocasión, al tratarse de una versión traducida al castellano no he podido disfrutar plenamente como en anteriores ocasiones de este peculiar habla, en particular en boca del inefable Catarella), su machismo ancestral, la Mafia como parte integrante de modo natural de la sociedad o la gastronomía local, gran debilidad y pasión de Montalbano, por encima incluso de las mujeres:
"Degustar los arancini de Adelina era una experiencia absoluta, existencial; una vez que uno los había probado, conservaba recuerdo eterno de ellos como de un paraíso perdido."
A Montalbano nos lo encontramos ya algo madurito, muestra de que los inevitables síntomas de la edad no perdonan ni siquiera a los personajes de ficción: por momentos se siente mayor, no es tan rápido y su agilidad mental no es la que solía, no en vano, pasan ya de 20 las entregas de la serie. Así y todo, conserva todo lo mejor del personaje: su estilo no propiamente humorístico pero sí generalmente burlón, que hacen que la novela se lea con una media sonrisa permanente, que no se toma a nadie en serio, ni a los propios detectives protagonistas ni, por supuesto, al resto de personajes. Sigue teniendo ese aire relajado y reflexivo que le caracteriza, esa mezcla de hombre normal y de ligón en horas bajas que le proporciona mucho encanto. En definitiva, yo diría que va madurando correctamente. Será cosa de que soy muy fan. Será.

viernes, 26 de agosto de 2016

Mi año con Salinger

¿Qué necesita tener una novela para que te enamore? ¿Qué es lo que hace que nos fascine una historia, por pequeña que esta sea? Supongo que esas son preguntas que no tienen una respuesta sencilla, ¡Ojalá!, dirían los editores, ¡Ojalá existiera la fórmula del éxito! Aunque también deberíamos de tener en cuenta que lo que llega al corazón de un lector, lo que hace que te enamores de un libro, tal vez pase inadvertido para otro montón de lectores para los cuales este no sea más que otra novela cualquiera. Pero lo cierto es que cuando eso ocurre, cuando das con un libro que te conquista y te encanta, lo reconoces al instante, aunque seas incapaz de explicar las razones que te han llevado a ese enamoramiento. Eso es lo que me ha ocurrido con "Mi año con Salinger", esta obra autobiográfica de Joanna Rakoff, una pequeña joya que descubrí casi por casualidad, donde el título fue el primer punto que me atrajo hacia su lectura y donde he descubierto una historia sencilla pero llena de encanto, sinceridad y que me ha llevado al interior de un mundo fascinante y desconocido por mí: el mundo editorial de Nueva York de los años 90, de la mano de una protagonista, la propia autora, por la que sentimos una simpatía inmediata nada más conocerla y terminamos la lectura debiéndole un enorme agradecimiento por haber compartido con los lectores una parte de su vida y de hacerlo, además, con generosidad, humildad y brillantez.

Nos encontramos, por tanto, en Nueva York, en el año 1996, en un escenario donde, ¡bendito sea el Cielo! nos rodean libros por todas partes, literalmente. Joana entra a trabajar en la oficina de una importante agente literaria de la ciudad. Recién terminado un posgrado en Literatura, con veintipocos años, no tiene muy claro hacia donde quiere dirigir sus pasos profesionales ni personales. Casi sin pretenderlo se encuentra en la gran ciudad donde consigue su primer trabajo, con un sueldo ínfimo que apenas le permite sobrevivir decentemente, pero que la llevará a rodearse de autores y editores, a las órdenes de una excéntrica y exigente jefa, cuyo nombre real nunca que cita pero que existe en realidad, como casi todos los personajes con los que se relaciona la joven e inexperta Joanna que se introduce en el mundo de la Agencia, así, sin nombre, donde se vela por los intereses de numerosos autores entre los que destaca por encima de todos el Autor, también con mayúsculas, al que todos nombran como Jerry y el resto del mundo conoce con J. D. Salinger. Los habitantes de la Agencia deambulan entre tomos de libros, originales por publicar, pilas de cartas de fans, de los propios autores o de editores que desean publicar alguna de las obras de los representados. La novela refleja con muchísimo encanto el ambiente de los últimos años previos a la actual época hipertecnológica, unos años donde aún era posible gestionar un negocio a base de telex, máquinas de escribir eléctricas y muchas llamadas telefónicas desde unas oficinas atestadas de pilas de papeles sobre los escritorios, donde el correo electrónico se considera una extravagancia innecesaria. De hecho, no hace tantos años que muchos de nosotros vivíamos sin necesidad de estar constantemente conectados a la red, se escribían cartas a mano y se empleaba el papel carbón para hacer copias y estas se echaban a los buzones en las oficinas de Correos y un autor podía tardar ocho años en decidirse a aceptar una propuesta de un editor con el que se intercambiaba interminable correspondencia. Este escenario, iluminado con lámparas de pantalla, suelos enmoquetados y estanterías de madera oscura combadas por el peso de los volúmenes, resulta hoy día casi romántico en su sencillez y es el mundo al que nos transporta la novela de Rakoff y que me ha hecho añorar unos años que no están tan lejanos en el tiempo pero que parecen casi parte de otra vida.

Todo esto se une a una narración sencilla que refleja una personalidad discreta y tranquila, la de una joven bastante inocente, sencilla en su humildad, con muchas ganas de descubrir, de aprender, de formar parte del mundo de la edición, de la literatura en general, una escritora en potencia que se avergüenza de sus propios poemas y a la que vemos dar el paso para entrar definitivamente en la edad adulta debiendo decidir cómo encauzar su vida profesional y también personal, convertirse en una persona autónoma, poner fin a la etapa de estudiante, romper el lazo de dependencia económica con sus padres y afrontar su propia vida. Una maravilla de novela que tal vez no se convierta en éxito de ventas pero que a mí me ha cautivado absolutamente por permitirme asomarme de una manera diferente al universo de los libros, de la lectura, de la edición y del mundo de los escritores.

domingo, 21 de agosto de 2016

El libro de los Baltimore

Resulta contradictorio que el verano, siendo la época de lectura por excelencia, los meses del año en los que más tiempo dedico a leer, resulte que se traduce en unas fechas de escasas reseñas en este blog, pero es que durante el periodo estival, entre el calor, las escapadas a la playa, los muchos ratos dedicados al ocio y, por supuesto, a la lectura como tal, me queda poco espacio y menos ganas de sentarme frente al teclado para componer un comentario sobre aquello que voy leyendo y así pasan bastantes días entre publicación y publicación. La única ventaja de este retraso en elaborar las entradas es que me permiten aposentar algo más la opinión o las impresiones que me causaron en su momento las lecturas; cuando me siento a escribir me viene en mente una primera sensación, una idea general, en la que no entran los detalles del argumento ni los datos concretos de la historia y que en el caso concreto de "El libro de los Baltimore", la última obra del exitoso autor suizo Joël Dicker, se traduce en un agradable recuerdo sobre una historia familiar, unos personajes que se quieren y se admiran, un libro con el que el autor logra despertar nuestra empatía por esos personajes y lo que les ocurre, nos lleva a sentirlos muy cercanos e interesarnos por su devenir. Es de esas novelas que te dejan un recuerdo placentero y te apetece recomendar a tus amigos.

Los protagonistas de la novela de Dicker forman parte de las dos ramas de la familia Goldman: los Goldman-de-Montclair, clase media normal americana, y los Goldman-de-Baltimore, adinerados, exitosos, tocados por los dioses. Marcus, el narrador, forma parte de la primera de esas ramas pero adora a sus familiares de Baltimore, le fascinan. No los envidia ni mucho menos a pesar de ser mucho  más afortunados en todos los aspectos que sus propios padres, sino que desea ser parte de ellos. El joven Marcus pasa largas temporadas de vacaciones junto a sus tíos, su primo Hillel y a Woody, un amigo de Hillel que es acogido por los Baltimore como uno más de la familia; los tres chicos forman lo que ellos mismos denominan la Banda de los Goldman y disfrutan durante esos días en que están juntos del estilo de vida de lujo y comodidades de los Baltimore. Esos momentos en su compañía son como el sol que ilumina la vida de Marcus, acostumbrado por fuerza a la pequeña existencia mediocre de los Goldman-de-Montclair, para él Hillel y Woody son los hermanos que siempre quiso tener, el tío Saul y la tía Anita, los padres soñados: guapos, cariñosos, forrados y generosos, frente a los cuales la vulgar normalidad de sus propios padres que le resulta casi humillante en comparación. Junto a los Baltimore transcurren años de ensueño, la infancia y primera juventud de la Banda a la que se incorporarán Scott Neville, el amigo leal y enfermizo de los chicos y posteriormente su hermana Alexandra que enamorará a los tres primos por igual. Los Baltimore son una familia brillante con un futuro esplendoroso ante ellos. Hasta que ocurre el Drama, del que se nos habla a todo lo largo de la novela a través de la cual vamos realizando un recorrido por aquellos años de gloria que nos dirigen directos hacia la decadencia, hasta el momento en que todo se desmorona, un trayecto que, de la mano de un Marcus adulto convertido en escritor de fama, nos llevará a saber qué ocurrió para que aquella vida idílica se viniera abajo, cambiara por completo el destino de los miembros de aquella familia, el tío Saul terminara sus días de manera discreta en una modesta casa en Florida y Marcus renunciara para siempre al amor de Alexandra.

El relato fluye constantemente con una ligereza que atrapa al lector que, a pesar de conocer el final de la historia, de saber que todo el maravilloso mundo que nos muestran acabará en drama, no puede dejar de quedar atrapado en una historia perfectamente engarzada, con idas y venidas en el tiempo y que nos hacen fluctuar suavemente entre lo que sabemos y lo que desconocemos, que es lo mismo que le ocurre a Marcus, que irá descubriendo al mismo ritmo que el lector qué es lo que ocurrió con su propia familia. A través de lo que le irán contando los distintos protagonistas, iremos conociendo de su mano a los personajes en profundidad y nos irán resultando cautivadores todos ellos, cada uno en su estilo, a lo largo de una historia emotiva, intensa y digna de dedicarle unos buenos ratos de lectura. 

jueves, 11 de agosto de 2016

El castillo

Hace tiempo que no me encontraba ante una novela histórica de la entidad de "El castillo", obra del escritor, pero fundamentalmente historiador, Luis Zueco. Si no fuera porque siempre triunfan por goleada todas aquellas novelas que vienen avaladas por una intensa campaña publicitaria a nivel global, no me extrañaría que esta novela pudiera alcanzar el nivel de la popularísima "Los pilares de la tierra" ya que no le tiene nada que envidiar en cuanto a fidelidad e interés histórico ni en lo que se refiere al relato de la gesta de la construcción de un edificio monumental, a su capacidad de transmitir emociones, a sus personajes con capacidad de convertirse en legendarios y a su calidad literaria.

El argumento de esta novela nos lleva a la Edad Media en el norte de España, lo que entonces eran los reinos de Navarra y Aragón, donde las alianzas matrimoniales y las muertes convenientemente planificadas hacían cambiar de manos las coronas, avanzar o retroceder las fronteras, donde ni tan siquiera la lucha contra el infiel que dominaba los territorios circundantes lograba poner de acuerdo a los reinos cristianos en la incipiente Reconquista que se extendería todavía durante casi cinco siglos más. En estos tiempos de lucha constante contra amigos y enemigos, contra infieles o familiares, en estos tiempos fundamentalmente violentos es donde se enmarca la acción de la novela. En el año 1024 Sancho el Mayor, rey de Pamplona, decide levantar un gran castillo en la frontera de la cristiandad, un mascarón de proa para lo que serán sus futuras incursiones en la Tierra Llana, lo que sería la zona de Huesca y Zaragoza y hasta el mar, territorios dominados por los musulmanes donde brillan las prósperas y lujosas cortes de Al Andalus y que ansían conquistar los cristianos, habitantes de las zonas montañosas que subsisten en condiciones durísimas, donde la vida humana apenas tiene valor, los medios son escasos y la violencia es la tónica general.

Castillo de Loarre
La construcción del castillo de Loarre será el hilo conductor a través del cual seguiremos la existencia de un grupo de personajes encabezados por Fortún, el que se convertirá en maestro constructor del castillo, pero no es él el único protagonista, la novela es básicamente coral y en ella nos encontramos con otros personajes apasionantes como Eneca, experta en hierbas y remedios naturales, el sacerdote del enclave, Javierre, amigo y posteriormente enemigo de Fortún, Juan el carpintero, padre de Fortún y que junto al maestro lombardo que inicia la construcción del castillo serán sus referentes, la indómita arquera Ava y junto a ellos los personajes históricos reales, los gobernantes, nobles y religiosos que se enfrentan constantemente en conflictos militares, políticos y religiosos. No podemos olvidar que en esta época y bajo el mandato del Papa de Roma, la orden de Cluny inició un proceso de unificación del rito católico que llevó a desautorizar a los habitantes que hasta entonces practicaban el tradicional rito mozárabe y de ese modo sometieron a toda la cristiandad bajo el poder único del Vaticano. Y es que, como repiten en la novela, en esa época se batallaba con la cruz en una mano y la espada en la otra. Así, mediante la construcción de iglesias y abadías por toda Europa y especialmente a lo largo del Camino de Santiago, los monjes extendieron los nuevos ritos e impusieron el sometimiento a Roma.
"Loarre no era un simple edificio, no sólo era un castillo en la frontera. Aquella fortaleza significaba más, era un sueño. El de un viejo constructor, el de un tenaz carpintero, el de un ambicioso rey, el de todo un pueblo."
Es sorprendente comprobar cómo en una época donde los medios eran tan escasos y elementales y los conocimientos arquitectónicos estaban al alcance de unos pocos privilegiados, se logró construir un castillo tan imponente como el de Loarre, que mil años después todavía se alza majestuoso frente a la Tierra Llana que finalmente se consiguió conquistar. Algo de lo que Fortún y el maestro lombardo estaría enormemente orgullosos.
"- Un castillo debe ser sólido, sus cimientos deben resistir hasta el fin de los días, mil años si es necesario.
- Ningún castillo podría resistir tanto.
 - Eso ya lo veremos - musitó el lombardo-, ¿crees que el mundo no durará mil años más, ¿verdad?
 - Yo no entiendo de eso."

viernes, 5 de agosto de 2016

La última salida

Este de Federico Axat es uno de esos libros cuyo arranque te deja enganchado sin remedio a la lectura, sin poder dejar de pasar páginas, porque necesitas saber cómo continúa la increíble historia que tenemos entre manos. Tal vez este sea uno de los puntos fuertes de "La última salida": la incertidumbre más allá del suspense clásico que te fuerza a continuar leyendo para entender qué es lo que está ocurriendo. Y que cuanto más lees, menos entiendes. Comenzando a apuntar el argumento, podemos contar que Ted, el protagonista, ha decidido suicidarse; lo tiene todo bien pensado y organizado. Ha descubierto recientemente que sufre un tumor cerebral y está dispuesto a evitar a su familia el sufrimiento de verle agonizar. La suya es una huída hacia adelante, su propia versión de una muerte digna. Pero en el mismo momento en que se apunta con una pistola a la sien, el timbre de su casa comienza a sonar con insistencia. Cuando abre la puerta un desconocido le ofrece un trato: darle un nuevo sentido a su muerte, hacerla de utilidad uniéndose a una cadena de suicidas que, de paso que se ayudan mutuamente a morir, eliminan a indeseables que merecen abandonar este mundo tras haber escapado a la justicia humana.

No es esta la primera novela en la que Axat crea un argumento que resulta en ocasiones desquiciante para el lector, también en Benjamin nos encontrábamos con una historia en la que se entremezclaba la realidad tal y como parecía estar ocurriendo con la vida interior de una mente desconectada de tal realidad. A lo largo del relato con frecuencia nos vemos al borde de confundir la realidad con la paranoia, o tal vez la confundimos realmente; no sabemos si lo que se nos cuentan son delirios del protagonista o si hemos entrado con él en un bucle temporal donde se crean recuerdos de un pasado que no ha existido y una realidad que no ha ocurrido más que en la mente de Ted y que se reviven una y otra vez. Y es que entendemos que algún tipo de trauma ha provocado que Ted olvide su pasado, que los recuerdos que va recuperando estén desordenados que ni siquiera sean auténticos recuerdos y tendrá que ir reconstruyendo esas memorias ayudado (¿o no?) por Laura, su terapeuta. Por momentos sentiremos que estamos atrapados junto a él en una conjura en su contra, que todos se han puesto de acuerdo en hacerle perder la razón, nos volveremos con él un poco paranoicos, viendo enemigos en todas partes. O tal vez sea ciertamente un loco que necesita que le ayuden a lograr enfrentar su pasado y asumir aquello que provocó su caída a los infiernos. 
"El ajedrez es de por sí un juego un poco paranoico, estás todo el tiempo anticipándote a amenazas que quizás nunca llegarán, y las posibilidades son virtualnente infinitas. Estas mentes analizan variaciones, que son jugadas posibles, una tras otra, con ramificaciones que no tienen límite."
En cualquier caso, la lectura de esta novela no dejará indiferente a nadie, aunque sólo sea por tenernos en vilo pensando en cómo acabará esto, en si finalmente terminaremos por comprender lo que ocurre dentro de la cabeza del protagonista. No podemos negar que Axat se trabaja intensamente sus argumentos, y eso siempre es de agradecer.

domingo, 31 de julio de 2016

Todo lo perdido y encontrado

En "Todo lo perdido y encontrado" Lucy Foley nos transporta a lo largo de distintos escenarios y épocas siguiendo los pasos de Kate, una joven fotógrafa inglesa que tras la muerte de su madre, una famosa bailarina durante los años 60, se embarca en un periplo que la lleva a descubrir los verdaderos orígenes de su madre y la relación que esta tuvo con un notable pintor, Thomas Stafford, cuando ambos no eran más que dos jóvenes cargados de sueños e incertidumbres. A partir de un dibujo inédito del artista donde aparece una joven Alice, Kate recorrerá el camino que siguió su madre en su primera juventud y reconstruirá su desconocido pasado. Al tiempo que vamos siguiendo a Kate que nos narra en primera persona este viaje de descubrimiento, conocemos también la historia de amor y desencuentros entre Tom y Alice, sus avatares personales y el desarrollo de sus carreras profesionales y como sus vidas tomaron caminos separados.

Toda la novela está impregnada de atmósferas cautivadoras y escenarios atrayentes, desde el París de los años 30 hasta la salvaje isla de Córcega, el apasionante mundo de la creación artística, de la danza y de la fotografía se entremezclan en una historia de amor que transcurre al hilo de grandes acontecimientos históricos desde los años 20 hasta los 80, un romance imposible lleno de secretos, sacrificios y renuncias. El libro nos cuenta muchas historias, diríamos que incluye muchos libros en uno sólo; cuando nos encontramos en lo más crudo de la guerra mundial cuesta trabajo pensar que se trate de la misma historia que poco antes transcurría en la soleada Córcega o en la ingenua Inglaterra de los años 20, o nos podemos pregunta qué tiene que ver la joven aristócrata que vive de su trabajo como camarera en París con la rica anciana de East Side Park en el Nueva York de la actualidad. Tal vez se dé una sobreabundancia de escenarios y circunstancias para una sola vida o tal vez no, a lo mejor es excesivo denominarla, como dice la portada, de "libro del año", pero es bien cierto que uno de los objetivos de las novelas debe ser hacernos soñar de vez en cuando con vidas maravillosas, llenas de sucesos memorables, con personajes ricos en vivencias y emociones y esta novela lo logra, atrapándonos desde la primera línea nos lleva a un viaje intenso y magnífico que merece la pena disfrutar. Eso hace que valga la pena su lectura.