viernes, 27 de noviembre de 2015

Las hermanas Romanov

Existen a lo largo de la Historia una serie de episodios por los que siento especial atracción, que me apasionan y sobre los que no me canso leer una y otra vez; son esas historias de la Historia que nunca se agotan, sobre las que constantemente aparecen nuevas versiones o nuevos datos y que no pierden nunca su poder de fascinación. Uno de estas historias es la de "Las hermanas Romanov", las hijas del último zar de Rusia, las archiduquesas Olga, Tatiana, María y Anastasia Romanov que en esta biografía de Helen Rappaport se nos muestan con gran profundidad, protagonizando un libro que se centra en sus figuras en lugar de en sus padres e incluso en su hermano, el joven zarevich. En esta ocasión son las cuatro hermanas las que se presentan como personajes fascinantes, como las últimas princesas de un imperio ruso que desapareción con su propia muerte y que, por tanto, siempre conservarán un aura de mito inevitable.

Las jóvenes Romanov eran miembros de la realeza por nacimiento, por descender de unos antepasados cuyos orígenes se enraízan en las familias reinantes europeas por siglos, lo que las convertía en princesas de purísima sangre real. Para ellas tanto sus privilegios como la responsabilidad que supone su posición y de representar a su familia venía de nacimiento, como algo natural, un derecho de origen divino que no podían, ni siquiera se les ocurría que pudiera ser puesto en duda. Cierto es que la familia imperial rusa vivía anclada en un pasado que los movimientos sociales de su época querían ver aniquilado, que no supieron adaptarse a lo que el pueblo reclamaba, y para su desgracia lo reclamaron de la manera más violenta, por lo que fueron víctimas de su propia educación y de su falta de visión política.

Lo cierto es que a través de esta biografía de Helen Rappaport nos acercamos a la figura de las cuatro archiduquesas Romanov, a su vida personal más íntima, conocemos datos que nos iluminan sobre su forma de ser, sus hábitos cotidianos, su educación, las relaciones personales y familiares, su devoción religiosa, su gran sentido de la familia. El libro nos permite verlas como las niñas y jóvenes que fueron, asistir a su crecimiento, ver como desarrollaban cada una su propia personalidad en medio de un estilo de vida poco propio de princesas, fundamentalmente aisladas con respecto al mundo exterior, no sólo a la realidad de su país, sino alejadas de toda vida social y cortesana propia, no ya de unas princesas casaderas, sino incluso de lo que se espera de cualquier joven de su edad. Su vida cotidiana se encontraba centrada en su círculo familiar más reducido, en una especie de microcosmos cerrado en el que su madre las mantuvo durante años, deseosa de vivir una existencia sencilla, alejada de lujos y boatos (en el marco de la lógica abundancia y comodidad irrenunciable de la que disponían el pertenecer a la familia imperial) pero dentro de su nivel social no puede negarse que llevaron una vida esencialmente recluída, sencilla, rutinaria y virtuosa.

El libro está intensamente documentado pero en ningún momento resulta abrumador por la cantidad de datos, fechas o documentos que se citan. Al contrario, fluye muy ligero, lleno de interés en todos los capítulos y retratando a toda la familia Romanov, pero en especial a las cuatro archiduquesas, de una manera cercana y dándonos la versión del lado más humano de las jóvenes y de su dramático destino.

viernes, 20 de noviembre de 2015

Misterioso asesinato en casa de Cervantes

Me llamó la atención este libro desde que supe que había recibido el premio Primavera de Novela de este año 2015, tanto por el atractivo título que promete ya de inicio una historia de misterio en una época y con un personaje central que no pueden resultar más atractivos, como por el hecho de que al autor, Juan Eslava Galán, lo llevo viendo hace ya mucho tiempo mencionado en las recomendaciones de muchos lectores como genial retratista de la sociedad y la Historia, tanto española como mundial, con un estilo que combina lo divulgativo con el entretenimiento, el humor con la investigación histórica y antropológica. Lo cierto es que nunca había tenido ocasión de acercarme a su obra y he tenido que esperar a que cambiara su estilo de divulgación histórica por la novela propiamente dicha y se trasladara en el tiempo algunos siglos atrás para decidirme a conocerlo a través de este "Misterioso asesinato en casa de Cervantes"

Tal y como se desprende del título, esta es una novela detectivesca con un curioso protagonista principal: el joven caballero Teodoro que no tardará en sorprendernos con su auténtica identidad como la dama Dorotea de Osuna que debe emplear el disfraz de mozo para llegar a lugares y a personas con las que una mujer en esos años no podría ni pensar en relacionarse o frecuentar. La joven es reclamada por la duquesa de Arjona a acudir a Valladolid, donde reside la Corte real y, por tanto, la ciudad más activa del país por aquellos tiempos. La razón de su visita a la ciudad es la de realizar pesquisas sobre un asesinato ocurrido justamente frente a las puertas de la casa familiar de Miguel de Cervantes, de manera que sobre el escritor y sus familiares, sus hermanas, sobrina e hijas, conocidas popularmente como "las Cervantas", han recaído las sospechas de tener algo que ver con el crimen, por lo que han sido todos hechos presos mientras se dilucida los ocurrido. La duquesa de Arjona, como otras grandes personalidades de la ciudad, es gran admiradora del escritor, por lo que pretende que se investigue el asesinato y se pueda exculpar prestamente de toda sospecha a Cervantes. 

La trama de la novela nos adentra en la vida privada del genial Cervantes, en su triste situación lejos de la riqueza o la fama que le podríamos suponer al mejor escritor castellano de todos los tiempos. Nos situamos a principios del siglo XVII en la corte vallisoletana de Felipe III, comenzando por el estilo y el lenguaje de la novela que reproduce fielmente el habla y la jerga de la época y siguiendo por la misma forma de narrar, se nos permite trasportarnos directamente a un revivido escenario donde respiramos el ambiente y nos codeamos con los personajes típicos de la época, con los habitantes de la ciudad, los comerciantes, las prostitutas, los nobles de mayor o menor riqueza que, al igual que muchos artesanos y demás oficios, se trasladan siguiendo al rey y a su corte, con lo que se mezclan con los desoficiados, los buscavidas, los pendencieros que buscan su provecho a la sombra de los cortesanos. Abundan las detalladas descripciones de vestimentas, armas, herramientas, comidas de aquellos años, apreciándose en toda la novela la amplia documentación que sostiene el relato.

En cuanto a la trama de la investigación en sí, no es de demasiado interés, si bien las pesquisas llevadas a cabo por Dorotea desvelarán una compleja red de intereses del más alto nivel en medio de la cual Cervantes no será más que una pequeña pieza manejada por otros. Son de más interés los retratos de los personajes y el modo en se refleja la sociedad de la época, especialmente las Cervantas a través de cuyas conversaciones se muestran las ideas avanzadas que defendían en relación con el papel de las mujeres en la sociedad, su necesidad de libertad e independencia que merecen alcanzar sin el sometimiento a sus maridos o familiares, sino pudiendo vivir de su propio trabajo, ideas muy alejadas de las costumbres y hábitos de aquellos tiempos, lo que les valió la fama de mujeres de mala vida entre sus convecinos. También son de interés la aparición de los diversos personajes históricos reales que intervienen en el relato. En conclusión,diría que se trata de una aproximación amable a la figura del gran escritor y a su época histórica, amable en el sentido de que se nos plantea a través de una novela de fácil lectura y muy entretenida pero con gran carga de información y muy bien documentada. Bastante recomendable, por tanto, para los amantes de la novela histórica, de la de detectives y, por supuesto, para los que quieran tener una imagen más humana y menos académica del gran Miguel de Cervantes.

viernes, 13 de noviembre de 2015

Ritos funerarios

En Islandia hace frío, mucho frío. Y el viento azota constantemente, arrastrando las lluvias desde el océano con tal intensidad que ni siquiera se está a cubierto de ellas en el interior de las humildes casas donde el frío y la humedad conviven con la oscuridad casi constante del invierno. Este ambiente se ha de trasladar necesariamente al carácter de las personas y a los hábitos de convivencia de los habitantes de la isla. Con Hannah Kent y su novela "Ritos funerarios" nos trasladamos hasta Islandia en los oscuros tiempos de principios del XIX. Estamos en 1828 y conocemos a Agnes Mágnusdóttir, una mujer condenada junto a otras dos personas por asesinar a dos hombres y después incendiar su casa. Mientras espera el día de su ejecución, Agnes es alojada en la casa del alguacil en la granja de Kornsá, una mísera casa de turba donde convive la familia del granjero con los criados y sus empleados en condiciones precarias. La familia que la custodia y más aún los vecinos de estos la temen como la despiadada asesina que ha probado ser. Pero Agnes guarda silencio, nada puede hacer para cambiar la idea que se han hecho de ella, nadie escuchó en el juicio lo que ella tuviera que alegar, a nadie le interesaba su versión de los hechos. 

Como gracia antes de morir, a los condenados se les permite contar con un sacerdote que los guíe y consuele en este su último viaje, que les ayude a reconciliarse con Dios antes de morir, pero el reverendo segundo Tóti, encargado de acompañar a Agnes, es joven e inexperto en su profesión y en la vida en general, la tarea impuesta lo supera, se ve sobrepasado por la responsabilidad asignada. En lugar de oración y penitencia, el reverendo descubrirá que lo que Agnes necesita para liberar su espíritu es ser escuchada, contar su historia, el oír de su propia boca la desgraciada historia de su vida le permitirá entrar en lo profundo de su alma y conocerla verdaderamente. Tóti desea salvar a Agnes y más cuando va adivinando a la mujer que padece bajo la máscara de la cruel asesina.
"No importa cuánto te esfuerces por llevar una vida temerosa de Dios. En este valle, si cometes una equivocación, nunca se olvida. Y da lo mismo que en tu fuero interno susurres: «¡No soy como decís!». Lo que piensan los demás de ti determina quién eres."
Todo esto transcurre en medio de un paisaje inhóspito donde ronda la muerte en cada esquina, donde la vida late de la manera más salvaje y a través de un relato desgarrado se muestra la naturaleza humana en una sociedad en donde convive el amor con la envidia, la compasión con el desprecio absoluto, todas las emociones humanas dibujadas diestramente, con un lenguaje rico, descriptivo, que emociona con su afilada precisión, que transmite la frialdad del ambiente islandés y también del corazón de muchos de sus habitantes y la crudeza de sus condiciones de vida y de las relaciones humanas que se establecen entre ellos.
"Aquí vienen el cielo ensombrecido y un viento frío que te atraviesa, como si no estuvieras ahí, te atraviesa como si no le importara si estás viva o muerta, porque cuando te hayas ido el viento seguirá allí, lamiendo la hierba hasta pegarla en el suelo, sin importarle si la tierra está helada o ha empezado el deshielo, porque volverá a helarse y a fundirse y pronto tus huesos, ahora calientes por la sangre y espesos de jugoso tuétano, estarán secos y quebradizos y se descascarillarán y se congelarán y se fundirán con el peso de la tierra sobre ti, y la hierba de la superficie chupará hasta la última gota de tu cuerpo y vendrá el viento y la echará abajo y te arrojará contra las rocas o te arañará con sus uñas y te llevará hasta el mar en un grito salvaje de nieve."

domingo, 8 de noviembre de 2015

Beautiful ruins (Benditas ruinas)

En Beautiful Ruins, novela del escritor norteamericano Jess Walter, que ha estado durante muchas semanas entre los libros más vendidos en los Estados Unidos, me he encontrado con una muy agradable historia con la que he disfrutado de uno de esos viajes en el tiempo y el espacio que tanto me gustan gracias a una lectura entretenida, muy bien ambientada, con unos personajes que se hacen de querer y que te traslada a uno de esos lugares que estás deseando conocer algún día, en este caso a los encantadores pueblecitos costeros de las Cinque Terre italianas y todo eso no es poco para una novela, ¿verdad?

Pues el argumento del libro nos lleva de viaje desde uno de aquellos minúsculos pueblitos de pescadores en las escarpadas laderas de las Cinque Terre italianas durante los años 60, cuando Italia era escenario predilecto para rodar las grandes superproducciones cinematográficas norteamericanas, hasta Los Ángeles de la actualidad en donde el show bussines ha perdido aquella antigua magia y su maravillosa misión de convertirse en máquina de crear sueños y sólo se centra en el beneficio empresarial, obsesionado por vender miserias humanas mediante cutres programas de telerrealidad. A esto se dedica un decadente productor que conoció tiempos mejores y cuya joven y desilusionada ayudante está a punto de abandonar su propio sueño de hacer algo importante en el mundo del cine. Y persiguiendo sus sueños precisamente llega hasta Los Ángeles un joven escritor convencido de que el cine será el que le dé la fama y el éxito que desde niño supo que alguna vez alcanzaría. Estos tres personajes se cruzarán con el anciano Pasquele Tursi que hace cincuenta años conoció a la que para él fue su gran amor, Dee Moray, una incipiente estrella cinematográfica norteamericana que participaba en Roma en el rodaje de la superproducción Cleopatra y con la que tanto tiempo después busca reencontrarse.

Un escritor que nunca pasó del primer capítulo en la gran novela de su vida, una actriz incipiente que cambió su profesión por criar a su hijo, varios personajes que se cruzan en distintas épocas, van dibujando el paisaje de esta novela que se lee con avidez, en la que aparecen, como estrellas invitadas Liz Taylor y especialmente Richard Burton que se configura como un personaje de peso dentro del argumento. La mezcla de historias, del pasado y del presente, del mundo del cine actual y del clásico, el guión de un proyecto de película que tiene su propio espacio en el relato, todos esos y más elementos hacen de esta novela una historia llena de encanto, con un montón de hilos narrativos a cuál más interesante y que se lee del tirón. Una buena lectura, sin duda, para desconectar de la realidad y soñar con los tiempos en que Hollywood creaba sueños al por mayor.

lunes, 2 de noviembre de 2015

También esto pasará

Me sorprende enormemente que Milena Busquets no haya escrito ninguna otra novela de importancia antes de esta "También esto pasará". Cómo es posible que la primera vez que te enfrentas a la escritura seas capaz de desnudar el alma y mostrar el dolor de esta manera tan maravillosa. E incluso teniendo en cuenta que, según afirma ella misma, el libro no es puramente biográfico, porque no nos confiesa la autora en ningún momento que hable de su propia vida ni de su propia madre, sino de una hija y una madre cualesquiera, sin duda la muerte de su propia madre es la que la ha empujado a esta forma de escritura, a mostrar al desnudo, en forma de extensa carta, todo lo que debe contener el corazón de una hija que acaba de perder a una madre con la que siempre tuvo sus tiras y aflojas, a la que nunca creyó llegar a satisfacer totalmente, con la que mantuvo una relación libre de respeto y mucho amor. En definitiva, una madre como todas y como ninguna. Me admira la manera de plasmar con las palabras justas el tono exacto que nunca es sensiblero ni lastimero, pero que es capaz de exponer los sentimientos que se acumulan en su corazón: el dolor, la soledad, el arrepentimiento por lo que no fue o fue mal, al reparar en todos los momentos en que la va a echar de menos de ahora en adelante, en los buenos y malos ratos compartidos, especialmente malos durante los meses de la enfermedad que le arrebató a la mujer valiente, decidida y vital que siempre fue esa madre. Fundamentalmente expresa la extraña sensación de tener que afrontar el resto de su vida sin esa figura que siempre estuvo ahí, sin el apoyo, la crítica, el consuelo y la seguridad que le proporcionó en todo momento. Estoy segura que nadie que no haya pasado por ese trance puede escribir un libro como este.

Transcurrido poco tiempo desde el fallecimiento, la protagonista se traslada con sus hijos, un par de amigas y sus dos exmaridos a Cadaqués, donde también veranea su actual amante junto a su esposa. Este pueblo pesquero, refugio tradicional de hippies y figuras de la cultura de izquierdas de Barcelona, es el escenario ideal para esta partida de gente desinhibida y libre que disfruta de la vida y sus placeres, que crían a unos hijos más responsables y conscientes que sus propios padres y que se mueven por la vida con absoluta falta de pudor, sin temas tabú, con lo que la autora nos abre su casa y su mundo sin ocultarnos sus debilidades y conflictos, ni su azarosa y variada vida sexual, ni su contacto habitual con el alcohol y las drogas. Pero la falta de pudor más sorprendente es la que le permite abrir en canal su corazón y describir sus sentimientos, su desconsuelo, su añoranza por lo que no volverá, poner en palabras la tristeza, verbalizar el dolor sin sentimentalismo, con desgarro, amargura y al tiempo sin abandonar un toque de humor y desenfado de la joven que nunca ha pasado necesidades ni le ha faltado de nada, que acompañan siempre a la sombra de la pena, que no entiende de riqueza, educación o cultura. Y todo esto con un lenguaje limpio, sencillo, con frases claras y llamando a las cosas por su nombre. Un cóctel perfecto de simpleza y profundidad.

Y con todo esto, lo que queda a la protagonista es continuar adelante: no hay más camino por seguir que superar el duelo, asumir la pérdida, entender que se portó con su madre lo mejor que supo y pudo y que a continuación le tocará convertirse definitivamente en la mujer adulta que a sus cuarenta años ya le corresponde. Y tendrá que hacerlo apoyada en el constante recuerdo y sometida al peso enorme de la ausencia de su madre.
"Hice lo que pude, a veces hice lo que tenía que hacer, no siempre, no soy demasiado buena para enfrentarme a la miseria"