miércoles, 31 de mayo de 2017

No soy un monstruo

No podía dejar pasar la lectura de la primera novela de la periodista televisiva Carme Chaparro, no tanto por la fama de la autora como personaje mediático sino por la cantidad de comentarios favorables que ha recibido por su ópera prima "No soy un monstruo" que además le ha hecho ganar el premio Primavera de novela 2017 y quería comprobar de primera mano si eran efectivamente merecidos tantos elogios y reconocimientos. Lo cierto es que debo confesar que la novela engancha desde el minuto cero, con un argumento trepidante desde su inicio y un estilo narrativo muy fresco, una trama ágil que mantiene el buen ritmo a todo lo largo de la novela que transcurre en escenarios totalmente actuales, entre centros comerciales, urbanizaciones de barrios residenciales y redacciones de informativos de televisión. El tema central de la trama también está tristemente de plena actualidad pues se centra en el delicado asunto de la desaparición de niños, en el terror cotidiano que irrumpe en las familias de unos niños que son sustraídos por algún desconocido, sin que se cuente con ninguna pista a la que aferrarse y que les de esperanza alguna a los padres de si van a recuperar prestamente a sus hijos perdidos.

Los protagonistas principales de la novela son dos mujeres: Ana Arén, inspectora jefe del grupo de menores, atractiva e implacable en su actividad profesional e Inés Grau, periodista, popular reportera de las noticias de un canal televisivo y escritora de éxito en busca de un argumento impactante para arrancar una futura novela que ya le exigen ansiosos desde su editorial. La desaparición de un niño en un centro comercial hará coincidir a estas dos mujeres, que además son amigas, en el mismo lugar y tiempo: la una para investigar la desaparición y la otra para informar sobre el caso. No es el primer niño que es secuestrado en ese lugar y pronto el pánico se extiende entre las familias.

La acción de la historia es trepidante desde el inicio y se acelera y complica según avanza la trama. El argumento incide en el dolor desgarrador provocado por la pérdida de un hijo, la forma de amor más intenso que existe es capaz de provocar, en consecuencia, el dolor más inabarcable y esta intensidad esta muy bien reflejada en la novela en la que destaca también el aspecto metaliterario que supone que una de las protagonistas, que es, además, la que narra la historia, sea una famosa periodista televisiva metida a novelista de éxito, lo que provoca la sensación de que fuera la propia autora la que nos hablara en primera persona, confundiendo realidad y ficción y dándole así mayor realismo a la historia. 

Sólo le pondría un pero a esta lectura y es que aún me queda la duda de si el final me cuadra completamente; lo cierto es que el desenlace me dejó pensando un buen rato tratando de encajar las piezas del argumento para cuadrar ese final que no es descabellado pero me supuso dedicarle una pequeña reflexión. Pero dicho esto, lo cierto es que he disfrutado de una intriga muy bien contada, con un ritmo implacable y totalmente actual. Bastante recomendable.

sábado, 27 de mayo de 2017

Calle de las tiendas oscuras

Llevo una racha intensamente francesa en los escenarios y autores de mis ultimas lecturas; sin buscarlo expresamente, llevo todo un mes anclada en la literatura francesa y con esta novela "Calle de las tiendas oscuras" continúo por ese camino. Fue precisamente una de mis ultimas lecturas la que me creó la necesidad de releer a Patrick Modiano, al que sólo había conocido brevemente con anterioridad pero que supongo que era necesario que volviera a él para culminar con honores esta fase mía de "afrancesamiento" literario.

De Modiano sabemos que es un autor eminentemente parisino, en sus obras la ciudad tiene tanto protagonismo como los propios personajes y también sabemos que los argumentos no son tanto de acción como de reflexión, más centrados en la introspección y el papel de los recuerdos y el pasado que en la recreación del momento presente. Todo esto lo tenemos en esta obra donde nuestro protagonista, Guy Roland, aparece como un hombre sin pasado ni recuerdos, ni su nombre es verdaderamente el suyo, lo ha olvidado todo y trata de descubrir su verdadera identidad preguntando, indagando entre aquellos que pudieron conocerlo, recorriendo bares u hoteles que pudo frecuentar, trazando el discurrir de otras vidas que pudieron rozar la suya, una existencia que pudo ser la suya, pero se encuentra solo, todos aquellos que lo conocieron han desaparecido. Acompañamos a Roland en su constante incertidumbre sobre propia identidad y lo que fue de la vida que vivió, a donde fue a parar aquel tiempo y todos los que lo habitaron.

El relato cuenta con escasas descripciones, los diálogos no cuentan con referencias previas, traza las escenas con breves apuntes dibujando un ambiente propio de cine negro, aunque se puede deber a la época en que transcurre la acción, los oscuros años de la ocupación, con tantos muertos,  tantos huecos en la memoria, tantas personas que Guy conoció y que ya no están: han muerto o han escapado o se ocultan, parece que no queda vivo ninguno de los que podían haberle conocido en otra época y que podían hacerle saber quien fue él mismo. Roland callejea por París tratando de encontrar un lugar que le resulte familiar o a alguien que le reconozca y le recuerde, una calle, un portal, pasea por avenidas, cruza puentes esperando que los recuerdos de la que fue su vida, los momentos que transcurrieron por aquellos lugares regresen a su memoria, algo que le devuelva sus recuerdos que van volviendo inconexos, poco a poco, a través de fogonazos de momentos vividos, de lugares que no logra ubicar. Mediante encuentros con aquellos que pudieron conocerle, a través de las vagas referencias que va descubriendo se nos presenta un relato creado a base de escenas en muchos casos inconexas, no hay una narración común ni un claro hilo argumental sino que nos lleva saltando de un lugar a otro, de un recuerdo a otro de personaje en personaje, lo que ayuda a compartir la sensación de inseguridad, de no tener un suelo firme en el que apoyarnos, en no poder, como no puede el protagonista, reconstruir su vida de manera completa, sino que vamos cosiendo retazos de momentos y personas con las que creamos un puzle que refleja de algún modo esa vida que se le escapó con la perdida de la memoria pero también la vida que perdieron todos con los oscuros años de la ocupación, con la vergüenza del colaboracionismo y el drama interminable de la guerra.

Una lectura intensa y en la que el lector tiene que tomar parte activa, no se lee con comodidad dejándonos llevar por el relato, sino que debemos trabajar para reconstruir el pasado de Roland, investigar con él y descubrir quién fue y qué fue de su pasado.

lunes, 22 de mayo de 2017

Tres días y una vida

Tenía ganas de conocer a Pierre Lemaitre fuera de su faceta de gran autor de novela policíaca, con lo que tenía por fuerza que leerme esta otra obra suya titulada "Tres días y una vida" en la que el genial autor francés demuestra que, independientemente del género que toque, su capacidad para retratar personajes de manera profunda no queda afectada en absoluto, tenga como protagonista de sus relatos a adultos involucrados en asuntos policiales o niños envueltos en hechos dramáticos.

En este caso nos presenta a un protagonista infantil llamado Antoine, un niño de doce años algo solitario y bastante sensato pero al que la vida le da un vuelco total cuando, a causa de un arrebato acaba involuntariamente con la vida de Rémi, su pequeño vecino y decide ocultar su cuerpo en una zona boscosa cercana a su casa. A partir de aquí, el niño no conocerá ni un minuto de paz; la desaparición de Rémi sacude el pequeño pueblo de Beauval, la población en pleno se vuelca en ayudar a los padres en la búsqueda del niño, el ambiente se tensa rápidamente ante falta de pistas, las dudas, los rumores, las antipatías y rencillas entre vecinos surgen a la hora de señalar a los posibles sospechosos potenciales de la desaparición, todo el mundo duda de todos, buscan posibles culpables, la desconfianza también se vuelve hacia las autoridades y su incapacidad de dar con el pequeño de manera eficaz.

Antoine observa todo el trajín de gente desde su ventana, observa a las fuerzas vivas del pueblo que pasan por el jardín de los vecinos para mostrar su apoyo, prestar ayudar, criticar la acción de la policía o del alcalde o simplemente cotillear sobre las ultimas novedades de la búsqueda. Al mismo tiempo que se ve obligado a acompañar a las partidas de búsqueda que remueven el estanque, que recorren el bosque en busca de Remí, Antoine va planificando en su mente la huida del lugar; ve que su única opción es escapar antes de que lo detengan, al tiempo que su viva imaginación va recreando futuras escenas de detención por parte de la policía, se ve confesando el crimen y también se ve huyendo, escapando del país, viviendo una vida de prófugo. La mala conciencia, los remordimientos y el miedo no le deja descansar y ni siquiera el transcurso de los años logrará librarle del peso de la culpabilidad que arrastrará constantemente.

La narración es absolutamente correcta, los personajes y sus sentimientos están muy bien retratados, los distintos habitantes de Beauval cobran vida ante nuestros ojos y nos atrapa la narración, pero es cierto que he echado en falta ese efecto que he sentido con la lectura de otras novelas de Lemaitre de que la historia te agarra las tripas y te las revuelve, esa sensación de no poder dejar la lectura a pesar de la crueldad y la irracionalidad que se muestra, esa aceleración constante en la trama que te hace seguir leyendo de manera compulsiva, aunque sí es verdad que en este caso el autor logra transmitir la angustia, la incertidumbre, la inquietud del culpable que espera ver caer la espada de la justicia sobre su cabeza en cualquier momento, el tono general del libro no es exactamente el de la serie del detective Verhoeven, pero, así y todo, se puede decir que esta es igualmente una novela notable, dejando al margen las siempre odiosas comparaciones.

miércoles, 17 de mayo de 2017

La mujer de la libreta roja

¿Qué cuenta el contenido de un bolso sobre su propietaria? ¿Es posible conocer a una mujer por lo que atesora en él, es posible enamorarse de ella sin haberla visto nunca, sólo por lo que sus pertenencias revelan de ella? Esta es la propuesta que nos hace Antoine Laurain en esta novela, "La mujer de la libreta roja", un libro breve pero que creo que debe ser así, donde una maravillosa historia queda concentrada en unas pocas páginas, como escasos son los objetos a través de los cuales el protagonista descubre todo el mundo de una desconocida. Desde un incidente fortuito como es el hallazgo de un bolso abandonado en un contenedor por parte de Laurent, un librero de París, se despliega el retrato que éste va creando sobre su propietaria; la imagina, la idealiza, le obsesiona. Sólo dispone de unos pocos efectos personales, pero ni documentación, ni un teléfono a través del que contactar con alguien de su entorno, no hay manera de conocer su nombre, edad o domicilio. Pero todo es posible si se posee curiosidad y creatividad. La historia sólo dura veinticuatro días, pero no hacen falta más para entrelazar la vida de estas dos personas y unirlas por medio de las pequeñas cosas.

La librería de Laurent se llama Le Cahier Rouge (el cuaderno rojo) y será precisamente un cuaderno rojo el objeto que más atraerá su atención de entre todo el contenido de aquel bolso; una libreta en donde Laure anota sus pensamientos, sus ideas, sus planes y sus sueños, lo que ama y lo que teme. Y a través de esa libreta Laurent se asoma a lo más íntimo del corazón de Laure y allí queda conquistado por ella.

La historia que se cuenta es magnífica pero es que además está plagada de referencias literarias, mención a autores y obras. Los oficios de ambos protagonistas nos acercan a unos mundos cargados de sensibilidad, amor por el arte y la cultura. El escenario en el que transcurre la acción es puramente contemporáneo pero también es cierto que rezuma nostalgia de otra época en la que la tecnología no nos sometía absolutamente, en que las relaciones personales eran directas, más humanas, en la que los libros no eran digitales sino que podías tocarlos y olerlos, en la que los adolescentes eran inocentes durante más tiempo, tardaban más en descubrir el mundo. O así nos parecía entonces al menos

Nos regala el autor, además de todo esto, una sorpresa añadida a este delicioso ambiente tan evocador con la aparición de Patrick Modiano, el genial escritor parisino, como personaje literario con una breve pero decisiva participación en la trama de la novela. Una guinda que remata el pastel de esta auténtica maravilla de libro, de esta completa gozada que nos presenta una historia preciosa contada de manera magistral y que no tengo más remedio que recomendarte que no esperes ni un momento para descubrirla si no lo has hecho ya: léela ya mismo, no pierdas más tiempo. Y además te advierto de que te generará la necesidad de volver a leer a Modiano o de descubrirlo si aún no lo conocías y te hará desear caminar por París o al menos revivir su ambiente cautivador, recorrer sus calles aunque sólo sea a través de los libros, empaparte de esa ciudad que tan bien describe Modiano y en lo que Laurain no le anda muy a la zaga. Ya lo verás.

jueves, 11 de mayo de 2017

The Paris wife

La narración de "The París wife" de Paula McLain se inicia en Chicago, en 1920. Cuando Hadley Richardson conoce a Ernest Hemingway este es un vibrante muchacho de veintiún años que ya ha tenido ocasión de participar en la guerra europea y regresar a casa convertido en casi un héroe de guerra. Su simpatía y energía lo convierten en un chico popular allá por donde va, arrasando con su desbordante vitalidad. Hadley, en cambio, es una chica sencilla e inexperta en la vida, criada en un hogar plagado de dramas familiares donde la joven creció sobreprotegida y donde desarrolló poca confianza sus propias capacidades. A pesar de los ocho años que le saca al chico, no puede evitar caer rendida al encanto del joven Ernest, ese muchacho tan vehemente, entusiasta, cargado de ilusión y planes de convertirse en un gran escritor, en un poeta famoso, en una gran figura del periodismo y la literatura.

Esta narración del primer matrimonio de Hemingway podría ser la versión de Hadley de "París era una fiesta", su visión de aquellos años desde el punto de vista más doméstico, entrando en los detalles de la vida familiar, su matrimonio, el nacimiento de su hijo, la relación de la pareja con los artistas que, como ellos, establecieron en París su cuartel general. Nos habla del descubrimiento de los toros en España, el trabajo de reportero de Ernest y sus primeras publicaciones literarias, de los veraneos en la costa azul en Antibes junto con grandes escritores como Scott Fitzgerald y pintores como Gerald Murphy y sus esposas y todo ello combinado con los aspectos más cotidianos de su vida privada, su adaptación a la sociedad cultural de París , las amistades que allí hicieron y la evolución de su relación matrimonial.

El relato en la voz de Hadley resulta muy ágil y profundiza en la personalidad de los protagonistas, con sus virtudes y defectos. No realiza valoraciones ni culpabiliza a Hemingway por su conducta sino que incluso muestra su egoísmo o su egocentrismo como características necesarias en un artista volcado en su trabajo creativo. El libro no pretende justificar ni ensalzar a sus protagonistas sino que muestra un retrato muy realista y vívido de un grupo complejo de artistas y su entorno, personajes excepcionales que vivieron una edad dorada en el fascinante París de entreguerras.

Me sorprende la libertad e independencia de las que disfrutan las mujeres que aparecen en la novela, no sólo las artistas, sino incluso Hadley, una mujer que se considera a sí misma anticuada y que disfruta de su papel de madre y esposa, muestra sin embargo poco interés por las opiniones de los demás en lo que se refiere a las decisiones vitales que toma, una ausencia de prejuicios o normas que la sometan necesariamente al ámbito familiar, mostrando gran capacidad para decidir libremente lo que deseaban hacer con su vida. Sin duda, esas mujeres son pioneras de una manera de vivir y pensar que comenzaba a darse en aquellos felices años en los que despertaban nuevas maneras de vivir, se abrían nuevas posibilidades para las mujeres que disfrutan de derechos y libertades hasta entonces desconocidas, aunque sin duda estamos hablando de América y de parte de Europa sin contar con los países del sur, tradicionales y atrasados en esos ámbitos, y a donde estos avances tardarían mucho en llegar, como a nuestro país donde nuestras abuelas no podían ni imaginar que esos cambios pudieran materializarse de manera inmediata.

viernes, 5 de mayo de 2017

El don

La historia de "El don" del autor chino Mai Jia es cualquier cosa menos convencional, tanto en su fondo como en la manera de contar y presentarnos la historia. Comenzamos descubriendo unos personajes peculiares, agraciados con una inteligencia excepcional, con un particular don para las matemáticas que se transmite de una generación a otra. Llegamos, siguiendo la historia familiar de los Rong hasta la figura del protagonista: Jinzhen, un joven criado al margen de la sociedad y que posee un talento sobresaliente, una extraordinaria capacidad matemática que determinará su vida. Quizás pudiera tildárseme de loca, pero voy a decir que he encontrado un punto de contacto entre el realismo mágico sudamericano y la narrativa basada en la tradición China: esas descripciones de fenómenos ancestrales, llenas de imágenes hiperbólicas, esas increíbles sagas familiares plagadas de imaginativos personajes; la misma manera de narrar da la sensación de que nos están contando un cuento fantástico en lugar de una historia casi contemporánea en el tiempo, es increíble como nos parece estar leyendo una historia fabulosa a pesar de manejar asuntos tan áridos como pueden ser las matemáticas, la criptografía o el mundo de los servicios secretos.

La historia de Jinzhen nos la cuenta un narrador desconocido que alterna su relato con una larga entrevista realizada a la Doctora Rong, tía del chico, una intelectual como tantos miembros de esta familia, que nos acerca la visión del entorno más personal y cercano del joven genio matemático que se convirtió en un héroe de la Revolución Cultural en la China comunista al poner su talento al servicio del gobierno e involucrarse en misiones secretas que implicaban asuntos como el nacimiento de la inteligencia artificial, pero que donde terminará brillando será en el ámbito de la criptografía; la misión de descifrar códigos secretos enemigos será lo que centre toda su actividad profesional y marque su extraña vida.

La lectura de esta novela amenaza con volverse árida por momentos ya que son escasos los diálogos, los párrafos son extensos y densos. Básicamente nos hallamos ante una larga narración de sucesos en la que se tocan temas en principio tan poco atractivos como la creación de códigos o problemas matemáticos, mezclados con otros de ámbito tan esotérico como la interpretación de los sueños. Pero es total la maestría del autor para combinar elementos tan dispares para acabar contándonos una historia que parece una antigua leyenda o un cuento fantástico. No cuesta, por tanto, avanzar ágilmente en la lectura entre códigos secretos, razonamientos matemáticos y hechos históricos en una novela original y arriesgada que conquista según se va uno adentrando en el peculiar mundo de Jinzhen y su extraña, obsesiva y sacrificada vida. Todo un personaje este protagonista.