David Foenkinos es un nombre que, en base a mi experiencia con obras suyas anteriores, promete una lectura llena de emoción y sensibilidad. Pero es que, además de todo eso, en esta ocasión demuestra con este título,"Charlotte", que es extremadamente hábil jugando con el lenguaje, con su forma y con su fondo, creando un estilo de prosa poética que se atreve a tomar forma de poema aunque no se trate de versos. Y es que lo primero que nos llama la atención nada más ojear (y hojear) este libro es la estructura del texto con apariencia de verso, compuesto por frases cortas terminadas en punto y aparte, ninguna ocupa más de una línea. Pronto la lectura se adapta a esta peculiar forma escribir y de contar con un lenguaje sencillo pero muy cuidado que acompaña a la sensación de estar leyendo poesía. Nada sobra en esta manera de escribir, no hay palabras superfluas ni exceso de nada porque, sencillamente, no lo permite la estructura.
Charlotte Salomon, la protagonista de esta biografía novelada, es una chica sensible y solitaria, que pierde a su madre muy pronto y cuyo padre vuelve a casarse, en esta ocasión con una diva del canto. Pero las cosas se complican para los judíos en Berlín a partir de 1934: las prohibiciones y los limites comienzan a reducir sus movimientos y actividades. Charlotte logran acceder, a pesar de todo, a la escuela de Bellas Artes debido a sus grandes dotes para la pintura. Muchos amigos y conocidos del circulo artístico e intelectual deciden escapar de la amenaza que se cierne sobre los judíos, pero la familia Salomon permanece en su ciudad confiando en que las cosas mejorarán, como bien se cita a Billy Wilder: "Los pesimistas acabaron en Hollywood y los optimistas en Auschwitz"
A fin de cuentas, Charlotte es una mujer joven que, a pesar de las circunstancias, no podrá evitar descubrir el amor, ansiará vivir en libertad y soñará con hacer de la pintura su modo de vida. Pero su entorno más cercano es otro acicate en su camino hacia la felicidad: la sombra del suicidio recorre la familia de la artista, la muerte de tantos seres queridos la persigue, la envuelve y la alcanza pronto, demasiado joven.
Charlotte Salomon, la protagonista de esta biografía novelada, es una chica sensible y solitaria, que pierde a su madre muy pronto y cuyo padre vuelve a casarse, en esta ocasión con una diva del canto. Pero las cosas se complican para los judíos en Berlín a partir de 1934: las prohibiciones y los limites comienzan a reducir sus movimientos y actividades. Charlotte logran acceder, a pesar de todo, a la escuela de Bellas Artes debido a sus grandes dotes para la pintura. Muchos amigos y conocidos del circulo artístico e intelectual deciden escapar de la amenaza que se cierne sobre los judíos, pero la familia Salomon permanece en su ciudad confiando en que las cosas mejorarán, como bien se cita a Billy Wilder: "Los pesimistas acabaron en Hollywood y los optimistas en Auschwitz"
A fin de cuentas, Charlotte es una mujer joven que, a pesar de las circunstancias, no podrá evitar descubrir el amor, ansiará vivir en libertad y soñará con hacer de la pintura su modo de vida. Pero su entorno más cercano es otro acicate en su camino hacia la felicidad: la sombra del suicidio recorre la familia de la artista, la muerte de tantos seres queridos la persigue, la envuelve y la alcanza pronto, demasiado joven.
El autor va recorriendo, en auténtico peregrinaje, aquellos lugares donde vivió Charlotte y donde el nazismo tomó forma y actuó, aquellos donde la artista pintó, desde Alemania hasta el sur de Francia, va siguiendo sus huellas. El escritor se declara obsesionado por la mujer y por la gran artista y su obra que es ni más ni menos que el relato de su vida hecho pintura. Se va alternando la biografía de la protagonista con el proceso creativo que dará lugar a esta novela, haciendo desaparecer la frontera entre la obra y su elaboración.
El resultado es una obra muy personal, diferente y original, cargada de toda la sensibilidad a la que ya nos tiene acostumbrados el autor y una nueva mirada a la atrocidad de la guerra y del nazismo que no resulta reiterativa porque cuenta otra historia más, otro caso más, otra vida más y eso justifica por sí mismo que se vuelva a contar.
El resultado es una obra muy personal, diferente y original, cargada de toda la sensibilidad a la que ya nos tiene acostumbrados el autor y una nueva mirada a la atrocidad de la guerra y del nazismo que no resulta reiterativa porque cuenta otra historia más, otro caso más, otra vida más y eso justifica por sí mismo que se vuelva a contar.