Victoria Velarde, nuestra protagonista, está recién llegada a Madrid tras residir durante años en Viena, donde su padre ejercía de embajador. Acostumbrada a la activa vida social y cultural de la capital austriaca y a la libertad que allí disfrutaba, le cuesta adaptarse a las pacatas costumbres españolas donde las mujeres no pueden participar en tertulias o actividades que no sean estrictamente femeninas. Ni hablar, por supuesto, de desarrollar una actividad profesional o disfrutar de ninguna independencia económica. A través de su tía, entra en contacto con grupo de mujeres literatas que tratan de conseguir que su voz se escuche en igualdad de condiciones con sus colegas varones. Ella también tiene aspiraciones como escritora, pero deberá ocultarse tras un seudónimo masculino para poder publicar en prensa y así opinar o informar públicamente sobre cualquier tema que no sea considerado estrictamente femenino, como son los asuntos culturales o los ecos de sociedad. La vida que se espera de ella como joven casadera de buena familia le resulta aburrida y poco satisfactoria. No desea convertirse en esposa y ama de casa sino que sueña con poder continuar con su formación y desarrollar su trabajo como escritora.
Un segundo protagonista es Diego Lebrija, joven estudiante de Derecho al que le tienta el mundo del periodismo y le atrae la política; frecuenta los círculos más liberales y colabora con algunos de los numerosos periódicos de diferente tendencia política que cada día nacen y mueren en la capital. Procedente de una familia propietaria de una imprenta, todo alrededor de la vida de Diego gira entorno a la palabra impresa: periódicos, novelas por entregas, folletos, libros de texto y de poesía, autores populares y desconocidos, todo el mundo del papel impreso, desde lo más culto a lo más popular, de lo más artístico a lo utilitario, aparece reflejado en esta novela en la que además nos trasladamos a la bulliciosa vida de las calles de Madrid, a sus teatros y tertulias, al Ateneo y la redacción de los numerosos periódicos, desde salones a imprentas, de cafés elegantes a barrios miserables donde viven hacinados los más pobres, a lo largo de estas páginas se nos presenta una amplía variedad de escenarios y tipos sociales, desde los que frecuentan la Corte a los sindicalistas clandestinos o los miembros del recién fundado partido Socialista hasta las damas que meriendan chocolate y organizan labores caritativas. Todo un amplio espectro de personajes que hacen de esta una novela sumamente atractiva y en la que, afortunadamente para mi gusto, la esperable historia romántica entre los dos protagonistas no sobresale sobre el resto de temas y argumentos mucho más interesantes, lo que hace mucho más a favor de la lectura que si se hubiera centrado todo en torno a una mera historia de romance de época.
Pues me gusta mucho lo que cuentas. Pero si no me falla la cabeza, creo que tengo el primer libro esperando en la estantería, así que tardará éste un poquito en caer. Me alegra ver que lo hayas disfrutado.
ResponderEliminarBesotes!!!
La verdad es que la he disfrutado mucho y no me he enterado de que era parte de una serie hasta que la he terminado, así que supongo que serán historias casi independientes. Espero que tú también las disfrutes cuando te pongas con ellas.
EliminarSaludos.