Al mismo tiempo que ocurre el suicidio colectivo, está de regreso en Madrid Berta Gigliani, una antigua reportera de sucesos muy popular en la televisión a nivel nacional que huyó del país hace once años escapando de un escándalo que amenazaba su reputación y su vida. Ahora, tras el fallecimiento de su madre, debe encontrar a su hermano recién salido de la cárcel y tratar de recomponer el pasado.
La novela se desarrolla a base de diálogos ágiles con lenguaje fresco, muy real, muy de la calle. Reconozco que la lectura me ha resultado extremadamente ágil, me la he bebido en unos pocos días y aunque hacia el final la historia se vuelve algo truculenta con escenas bastante morbosas, creo que si se enfrentan con ánimo de disfrutar de un thriller vertiginoso sin entrar a analizar la veracidad de cada detalle, es una opción óptima como lectura de evasión. Esto no quita para que la autora nos ponga en el punto de mira algunos de los asuntos más desagradables de nuestra sociedad como son el turismo de tragedias, el modo en que algunos medios de comunicación exprimen las desgracias ajenas por hacerse con la audiencia y copar el prime time, o los tertulianos que sientan cátedra opinando sobre cualquier asunto de actualidad. Pero también hay una mirada positiva hacia otros aspectos como el programa nacional de donaciones de órganos o la profesionalidad de los médicos de la sanidad pública. El resultado es una novela fresca, dinámica y emocionante que sirve perfectamente como lectura veraniega.
PUes sí, se ve perfecta para estos días de calor. Tomo nota.
ResponderEliminarBesotes!!!
Es una lectura para bebérsela sin plantearse mucho su verosimilitud, pero de ese modo se disfruta a tope.
EliminarSaludos.