"Esto es un intento por encontrar sentido al tiempo que siguió, a las semanas y meses que desbarataron cualquier idea previa que yo tuviera sobre la muerte, la enfermedad, la probabilidad y la suerte, la buena o la mala fortuna, sobre el matrimonio y los hijos y el recuerdo; sobre el dolor y los modos en que la gente se plantea o no el hecho de que la vida acaba; sobre la precariedad de la cordura y sobre la vida misma."
Una noche de diciembre de 2003 el marido de la autora, el también escritor John Dunne, cae muerto sobre la mesa donde cenaba la pareja. La minuciosa descripción de este momento y sus horas posteriores son el dramático inicio de esta obra autobiográfica breve pero muy intensa a lo largo de la cual la Didion oscila entre la negación de la realidad, la ilusión de que John va a volver en cualquier momento de allá donde quiera que se encuentre y la investigación casi obsesiva que desarrolla sobre el asunto de la gestión del duelo en manuales y publicaciones de psicología cuyas teorías va alternando con los sentimientos de la propia autora, analizando si sus reacciones son adecuadas o no al comportamiento que los especialistas establecen como habituales en personas que, como ella misma, han sufrido una perdida dramática.
En ese recorrido detallado por los hechos y circunstancias que rodearon la muerte de John, destaca el hecho de que en ese mismo momento la hija de ambos, Quintana, permanecía ingresada en un hospital de la ciudad en estado de coma a raíz de una septicemia causada por una pulmonía mal tratada. Cuando pocos meses después su hija, aparentemente recuperada de su enfermedad, recae en un nuevo estado de coma, es sorprende cómo nuevamente la autora se documenta sobre el estado de su hija, se informa mediante libros especializados para tratar de entender, comprender qué le pasa a su hija y cómo ayudarla a superarlo.
Nos introducimos en esta obra en el universo más íntimo de la Didion, en su vida matrimonial, sus recuerdos más felices, la complicidad que siempre tuvo con su esposo, los detalles del léxico familiar, sus bromas privadas, la relación con su marido, la infancia de su hija, el trabajo de la pareja en el mundo del cine, Hawaii, Los Angeles, París, Nueva York, sus viajes, las películas en las que participaron, los amigos, las alegrías y tristezas, todo revisado y repasado a la luz de la nueva vida que le espera ahora sin John a su lado. Una inmersión total en un universo personal lleno de humanidad, sinceridad y riqueza narrativa.
"Somos imperfectos mortales, conscientes de nuestra mortalidad aun cuando tratemos de eludirla, vencidos ante nuestra propia complejidad, tan acorralados que cuando nos dolemos por los que hemos perdido, también nos dolemos, para bien o para mal, por nosotros mismos. Por lo que fuimos. Por lo que ya no somos. Por la nada absoluta que un día seremos."
Me queda claro que con esta autora tengo que estrenarme. Y con este libro me tientas muchísimo.
ResponderEliminarBesotes!!!
Te la recomiendo totalmente. Para mí era una completa desconocida y me ha resultado un descubrimiento fascinante, como autora y en su faceta personal. Ojalá te ocurra igual a ti.
EliminarSaludos.