viernes, 1 de junio de 2018

Rezar por Miguel Ángel

Christian Gálvez nos ofrece con esta novela "Rezar por Miguel Ángel" la segunda entrega de su serie de las "Crónicas del Renacimiento" que ya inició con "Matar a Leonardo da Vinci"; en esta ocasión la trama está centrada nuevamente en la figura de otro genio italiano: Michelangelo Buonarroti, al que descubrimos durante sus años de aprendizaje en la Academia de Florencia bajo el amparo de Lorenzo de Medici "El magnífico" en los años anteriores a que el monje Savonarola irrumpiese en la ciudad con su mensaje apocalíptico y radical y que con su hoguera de las vanidades acabara, al menos de manera temporal, con la floreciente época de mecenazgo de las artes y del libre pensamiento en la ciudad.

Acompañamos a Miguel Ángel cuando entra por primera vez en Roma en 1492 dispuesto a trabajar para el cardenal Riario y descubrimos con él los monumentos y las calles así como el ambiente de la primera ciudad del mundo, de la Ciudad Eterna, donde pronto triunfará y alcanzará fama y prestigio el genial escultor a pesar de su juventud. El Papa Borgia Alejandro VI, seguido de Julio II della Rovere le encargarán sus grandes obras. Otros Papas vendrán: León X, el breve Adriano VI, otro Médici de nombre Clemente VII... unos más proclives a Michelangelo que otros, pero el genio no dejó de crear, ora en Roma, ora en Florencia, su inmortal obra, bien a las órdenes de los Papas, bien en su ciudad natal bajo la protección de las grandes familias florentinas.

Otro elemento interesante que muestra la novela es la rivalidad encarnizada con Leonardo da Vinci, el exitoso y brillante genio que supone el contrapunto del joven y hosco Michelangelo que tampoco congeniará con Bramante, el arquitecto papal que reconstruye la basílica de San Pedro mientras que el florentino decora la capilla Sixtina ni con el joven Rafael Sanzio que, a pesar de todo, lo admira sin límites. Igualmente mantendrá por años una enemistad manifiesta con el escultor Torrigiano desde que, siendo muy jóvenes, se enfrentaran en el jardín de la Academia donde ambos se formaban. Pero a pesar de su conocido mal carácter, reflejado en su moto cotidiano: «Desde que amanece estamos obligados a pensar: hoy me encontraré con un indiscreto, un ingrato, un insolente, un envidioso y un egoísta», Michelangelo contará con unos pocos amigos como Giuliano da Sangallo o Nicolò Macchiaveli e igualmente sentirá afinidad con Copernico, cuyas teorías enfrentan ciencia y religión y están cerca de la concepción del mundo que defendía el florentino. Y es que el paso de la idea antropocéntrica según la cual el hombre, como criatura predilecta del Dios creador, es la medida de todo, se opone a los descubrimientos que la observación del cielo y los astros le proporcionan al astrónomo polaco según los cuales todo gira en torno al sol, el hombre deja de ser el centro del universo, idea que no agrada a los dirigentes de la Iglesia

En paralelo con el relato principal, vemos como en 1573, diez años después de la muerte del genio, las dudas sobre la posible condición herética de Michelangelo y, por consiguiente, de toda su sublime obra recorren Roma y empañan su valor artístico. Figuras como Giogio Vasari, escultor y biógrafo de artistas, el Papa Gregorio XIII, el cardenal Gulli o monseñor Carlo Borromeo son algunos de los que analizarán con ojo crítico la obra dejada por el florentino en busca de símbolos ocultos o señales conspirativas que indiquen su distanciamiento e incluso oposición a los dogmas de la iglesia. Los temores de que en sus pinturas se oculten mensajes heréticos ponen en riesgo la misma subsistencia de la monumental capilla Sixtina.

Aunque ya había leído otras novelas en torno a la vida de Miguel Ángel, destacando el magnífico retrato que de él hace en "La agonía y el éxtasis" Irving Stone, hay que reconocer que esta biografía es bastante amena, muy bien documentada y nos muestra un vivo retrato del artista, del hombre y de su tiempo ya que no se limita a centrar la acción en Italia, sino que recorre toda Europa y nos presenta a los protagonistas políticos de la época, a los gobernantes de los distintos estados y sus complejas relaciones, dando lugar en ocasiones a una novela cercana a lo que se conoce como "thriller histórico" a pesar de no hacer más que reflejar hechos reales. Esta lectura me confirma nuevamente que su autor es algo más que un simpático presentador de televisión y que se ha convertido en un autor fundamental para a todos aquellos interesados en adentrarse en los apasionantes años del Renacimiento y sus protagonistas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario