"Betibú" es mi segunda experiencia con la escritora argentina Claudia Piñeiro, con la que tuve un buen estreno gracias a su estupenda novela "Las viudas de los viernes". Nuevamente se nos presenta una historia de investigación criminal en la que se repite en parte el escenario de aquella otra novela, también en este caso el fallecido vivía en una de esas urbanizaciones de superlujo con verdísimas praderas ocupadas por amplias casas con personal doméstico y seguridad privada y donde los vecinos se desplazan en carritos de golf o haciendo jogging. La víctima en esta ocasión es Pedro Chazarreta, un notorio empresario cuya mujer fue asesinada también tres años antes y si bien el caso nunca fue resuelto, la opinión pública culpó sin dudarlo al esposo de aquella muerte. De este nuevo asesinato y de los que se sucederán se va a ocupar periodísticamente hablando un jovenzuelo inexperto que trabaja para el diario El Tribuno, "el pibe de Policiales" como le conoceremos a todo lo largo de la novela, que ahora sustituye a Jaime Brena, el experimentado reportero que se ocupó en su momento de la muerte de la esposa de Chazarreta; con muchos años de periodismo a la espalda, desplazado a la sección de Sociedad, poco reconocido y pensando ya en el retiro, Brena se convetirá en el ejemplo vivo de lo que es chico querrá llegar a ser algún día en la profesión periodística.
Nurit Iscar, conocida entre según qué íntimos como Betibú, es una novelista que conoció tiempos mejores antes de que la crítica hundiese su última novela. Ahora, abandonada por el público y los editores, se encuentra buscando hacia donde dirigir su obra cuando se entera de la muerte de Chazarreta; sus crónicas noveladas para El Tribuno sobre el caso pueden suponer su oportunidad de reconquistar a su antiguo público además de revivir su antigua relación con el director del diario, quien, por cierto, fue el que por primera vez la llamó a Nurit con el apodo de "Betibú".
La autora retrata magníficamente los ambientes en los que se desarrolla la historia: el "country" de lujo La Maravillosa y sus habitantes, la redacción del periódico y el mundo del viejo periodismo de reporteros frente a las nuevas tecnologías y el reinado de Google y la información rápida de usar y tirar, la incertidumbre de la novelista siempre al acecho de una buena historia que de lugar a una nueva novela o las reflexiones sobre los estragos de la edad de unos personajes que ya dejaron atrás la juventud hace años pero a los que les queda todavía mucho por hacer y por vivir. El lenguaje, en argentino puro, con lo que ello supone de giros, expresiones y entonación propia, es muy vivo, con diálogos veraces y ágiles que se combinan con reflexiones por parte de los protagonistas y de los numerosos secundarios que se expresan con soltura y viveza resultando cercanos y reales y todos ellos conforman un fresco retrato de la sociedad argentina y del mundo actual en general, de las diferencias entre clases, del eterno descontento de los argentinos por su clase política y, en definitiva, el resultado es una novela muy visual, de las que es fácil imaginar hecha película, pero película argentina, claro, de esas en las que el diálogo supera a la acción, básicamente el tipo de películas que a mí me gustan.
Vi hace poco la reseña en el blog de Ale y lo apunté. Ayer lo tuve en la mano en la biblioteca pero al final lo dejé para otra vez no creo que tarde en leerlo. Besos.
ResponderEliminarLa próxima vez ya sabes: te lo llevas para casa. Creo que, siendo periodista, te puede gustar más que a mí incluso
EliminarSaludos.
Me dejas con muchas ganas de leer este libro.
ResponderEliminarBesotes y feliz año!!!
A añadirlo a la inacabable lista de lecturas pendientes.
EliminarSaludos.
Este me lo han recomendado un par de veces =)
ResponderEliminarBesotes
Pues aquí tienes una recomendación más. Al final te le vas a tener que leer, ¡je, je!
EliminarSaludos.