jueves, 12 de junio de 2014

Cartas a palacio

Con la I Guerra Mundial como escenario de fondo y la España de principios del siglo XX en primera línea, esta novela de Jorge Díaz, “Cartas a palacio”, nos presenta una variedad de historias de muy diverso carácter y con unos protagonistas totalmente variopintos entre los que destacan el rey Alfonso XIII a cuya figura se nos acerca de manera muy humana y entrando en muchos aspectos de su personalidad y actividad política; Blanca Alerce, hija de una noble familia que no duda en arruinar su boda con un canalla y dejar de lado su previsible futuro como esposa tradicional para perseguir sus aspiraciones de trabajar y hacer algo de interés con su vida; Manuel Campos es un obrero simpatizante de los anarquista que apoya las protestas sociales que exigen mejorar las condiciones de vida de las clases desfavorecidas aunque recela de los extremismos de algunos grupos que abogan por la violencia en defensa de sus ideales. Junto a estos protagonistas, la novela abunda en personajes secundarios, que igualmente están muy bien retratados y cuyas historias no dejan de estar bien contadas y cada una da una pincelada de las distintas caras de la sociedad no sólo  de la española sino también de otros países, de las posturas durante la guerra o, en caso de los españoles, de la relación con el conflicto desde la posición de neutralidad de España. Nos encontramos con un pintor francés casado con una gitana sevillana o un diplomático alemán enamorado de un joven de buena familia del barrio de Salamanca, ambos extranjeros son movilizados por sus países de origen para participar en la guerra y de su mano visitaremos los escenarios del conflicto bélico. Incluso conoceremos de cerca al asesino del archiduque Francisco Fernando de Austria, un patriota serbio que con su acción va a dar origen a la que se conoció como "la Gran Guerra".

Muy variadas historias, por tanto, las que conforman el complicado puzle de argumentos que van desarrollándose en paralelo construyendo una imagen completa de aquellos primeros años del siglo XX, con historias de distinto estilo, unos argumentos con un enfoque más personal y otros con mayor trasfondo político e histórico, pero todos ellos resultan de interés y están muy bien contados y se equilibran perfectamente. El autor retrata muy bien todos los ambientes, desde la corte de Alfonso XIII y los empleados del Palacio Real hasta los campos de batalla europeos, la vida en el Madrid que se beneficia del negocio de la guerra desde los palacetes de las familias pudientes y sus grandes fiestas o los barrios más míseros de la capital a los que no llega ni un ápice del incipiente progreso técnico y económico que se comienza a adivinar en el país. Desde la redacción de los periódicos a las actividades de los servicios de espionaje de los países en guerra, nos iremos moviendo por distintos escenarios de la mano de cada personaje cuyas historias se irán interconectando de forma muy acertada y fluída. Y es que todas las tramas se van alternando constantemente con agilidad, manteniendo todas el interés, conformando una novela coral en la que pasamos de Madrid a París, o del barrio de Triana a los campos de batalla sin que haya ningún argumento que sea menor, que tenga menos fuerza o resulte de relleno.

Y en medio de ese escenario, las cartas que dan título al libro se reciben sin cesar en el Palacio Real de Madrid donde el rey español, haciendo uso de su privilegiada posición de neutralidad, crea la Oficina Pro-Cautivos con el objeto de interceder por los ciudadanos de los distintos países que le hacen llegar peticiones de diversa índole, enviando ayuda a los prisioneros o, al menos, logrando que se puedan comunicar con sus familias. Esta institución que fue una precursora de las actuales misiones de paz se convertirá en el núcleo central en torno al que se mueven y terminan uniéndose las diferentes tramas de la novela.

He disfrutado mucho con esta lectura que me ha permitido trasladarme a unos años complicados de la Historia mundial y de España en particular, a través de un relato que combina certeramente un poquito de romance con un tanto de drama, relato bélico y novela histórica, manteniendo un buen equilibrio de todos estos elementos y que resulta una lectura muy entretenida y en la que todo está, en definitiva, muy bien contado. Una buena forma de echar la vista atrás cien años después de aquella guerra para conocer algo más aquellos funestos hechos que alteraron la paz mundial.

8 comentarios:

  1. Pues estoy viendo muy buenas opiniones sobre este libro pero aún no me he decidido con él. No me digas el motivo, creo que ha sido un no flechazo a primera vista
    Besos

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    1. Ja, ja!!! Me encanta lo del "no flechazo". Pues no creo que te defraudara. A mí me ha gustado bastante y no sabía de qué iba exactamente. A ver si te decides y ya nos cuentas.
      Saludos.

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  2. Lo tengo en casa pendiente de lectura pero creo que se queda para después del verano :D

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    1. Ya nos cuentas cuando te lo leas, pero no lo dejes pasar.
      Saludos.

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  3. Como me gustó este libro. Me encanta saber que tú lo has disfrutado igual. Ya somos legion.

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    1. Es de verdad uno de esos libros que no me importa recomendar porque sé que va a gustar casi con seguridad. Da gusto encontrar libros así de vez en cuando.
      Saludos.

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  4. A mi me sorprendió conocer a estas alturas la Oficina Pro-Cautivos. Curioso lo que pasó hace 100 años.
    Un abrazo

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    1. Tienes razón: que una institución así, precursora de las organizaciones de solidaridad actuales, sea tan desconocida es, cuanto menos, curioso.
      Saludos.

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