viernes, 31 de julio de 2020

El latido de la tierra

En "El latido de la tierra" la escritora aragonesa Luz Gabás vuelve a ofrecernos, como en sus anteriores novelas, una historia intensa centrada en una protagonista femenina fuerte, ubicada esta vez en un escenario que, sin corresponder a ninguna localidad real, recuerda fácilmente a cualquiera de los muchos pueblos de Huesca o de cualquier otra zona de la España rural que han ido siendo abandonados lentamente a lo largo de los últimos cincuenta años. El argumento gira, en principio, en torno a la investigación de una desaparición y la aparición, algunos meses después, de un cadáver que podría corresponder a la persona desaparecida. Pero no será la trama policíaca la que centre el interés del relato, sino el grupo de amigos que protagonizan la historia y las relaciones personales que se establecen entre ellos, de amistad, románticas o de enfrentamiento personal. El grupo está encabezados por Alira, una mujer que siempre ha vivido conectada con la tierra, ayudando y aprendiendo desde jovencita de su padre los trabajos del campo y de mantenimiento de la finca y heredando de su madre la preocupación por conservar en buen estado el legado familiar transmitido durante generaciones. La pieza fundamental de esa herencia se materializa en la casa familiar, Villa Elegía, conocida en Aquilare como la mansión y que es la única vivienda que permanece habitada en la actualidad en la aldea después de que la mayoría de la población se trasladara forzosamente al cercano pueblo de Mongraín.

Aunque Alira estudió en la universidad y conoció la vida de la ciudad, finalmente decidió volver a Aquilare e instalarse en la mansión y allí vive con su madre y uno de sus hermanos, soltero como ella, y llegados ambos a una edad en la que ya no abrigan esperanza alguna de establecer una relación sentimental o formar su propia familia. A Alira le pesan el trascurso del tiempo y la soledad, aunque sigue manteniendo relación con sus buenas amigas de la infancia, Amanda e Irene, así como con un medio novio de juventud, César, que acabó casado con Irene y ahora ejerce de guardia civil en Mongraín. A ellos se unirá Adrián, el que fue gran amor de Alira y su relación más duradera; tras vivir fuera muchos años, unos asuntos familiares le traen de vuelta al pueblo junto a su mujer, Dunia, lo que provoca que los amigos se vuelvan a reunir tras mucho tiempo en la mansión donde revivirán los buenos tiempos de su juventud y sus recuerdos. Si bien todos han madurado y muchas cosas han cambiado, otras permanecen y se han fortalecido; antiguos sentimientos se remueven, los recuerdos de la infancia y juventud compartidas les unen pero junto a la amistad y la confianza también existen rencores y traiciones que no se olvidan. Cuando uno de los residentes en la mansión desaparece, se pondrá al descubierto la complejidad de los hilos que mantiene unido entre sí al grupo de amigos.

La lectura de la novela resulta de lo más agradable ya que, además de la trama centrada en las relaciones interpersonales que se establecen en el grupo, se tratan muchos otros asuntos de gran interés, en especial la situación de los pueblos abandonados en las últimas décadas, la despoblación rural causada por la migración hacia las grandes ciudades, en ocasiones como búsqueda de mejores oportunidades pero muchas veces obligada por la falta de medios de vida en el campo. Pero también aparece en los últimos tiempos el movimiento contrario: el de grupos de personas que regresan al campo persiguiendo el sueño de poner en práctica un ideal de vida sencilla, en contacto directo con la tierra, desando huir del ritmo implacable de la vida urbana y recrear una idílica nueva sociedad que regrese a las raíces y a lo básico, a lo natural y a la autosuficiencia.

De todos esos temas y sobre todo de la enorme complejdad de las relaciones humanas se habla en esta novela en la que la autora nos permite descubrir su preocupación por la subsistencia de la vida rural, su amor por la tierra personificada en la protagonista de la historia y la confianza en la posibilidad que la vida ofrece siempre para empezar de nuevo, para reinventarse y salir adelante pese a las dificultades que nos plantea la vida. Un mensaje optimista y estimulante, sin duda, el que podemos extraer de esta lectura.

2 comentarios:

  1. El tema de reinventarse, para superar problemas, es un poco lo que estamos viviendo. Mensajes positivos es lo que necesitamos.
    Solo he leído de esta autora Palmeras en la nieve, que me gustó bastante por la propia historia y los personajes.
    Un abrazo

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    1. La verdad es que esta es una buena novela si buscas una lectura ligera y, como bien dices, con mensaje positivo.
      A mí también me gustó mucho Palmeras en la nieve, la que más de las cuatro suyas que he leído
      Saludos.

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