Por cuarta vez tengo el placer de reencontrarme con el que ya casi considero como un viejo amigo, el detective Víctor Ros, personaje creado por el escritor murciano Jerónimo Tristante que está triunfando con sus novelas protagonizadas por este ingenioso investigador decimonónico y que enganchan por su sencillez en el lenguaje, su fácil lectura y sus tramas siempre complicadas, con multitud de historias entrelazadas y en las que vamos desenmascarando a los culpables siempre de la mano de los razonamientos lógicos y las deducciones sorprendentes del protagonista.
En esta ocasión, en "La última noche de Víctor Ros" nos encontramos de nuevo con una trama enrevesada donde un asesinato cuenta con varios sospechosos probables, todos ellos con razones o motivaciones suficientes para haber cometido el crimen que se investiga. El agudo detective Víctor Ros será llamado a acudir a la ciudad de Oviedo para auxiliar a la policía en la investigación del complicado caso y allí, en la ciudad donde comenzó su exitosa carrera de investigador, tendrá que reencontrarse con su pasado, del que no siempre se ha sentido orgulloso, ya que en aras de obtener su primer gran éxito como policía se vió obligado a traicionar a aquellos activistas entre los que se había infiltrado y que lo consideraban uno de los suyos. El detective contará, entre otros colaboradores, con la ayuda de su hijo Eduardo, el chico al que sacó de la calle y adoptó y en el que Víctor ve a su muy probable continuador en las tareas de resolución de los más complicados misterios. Junto con el fiscal y el jefe de la policía, Ros tendrá que ir desliando la trama de enemistades y antiguos secretos que van saliendo a la luz en torno a la familia del joven asesinado, hijo mayor de un destacado ciudadano que concita a su alrededor odios diversos por muy variados motivos. Será necesario ir ahondando en las distintas posibilidades hasta descubrir quién y por qué razón fue asesinado el joven y a lo largo de la investigación nuevas muertes irán complicando el asunto hasta que, finalmente, la vida del propio Víctor se vea en serio peligro.
Al igual que en las anteriores entregas, he disfrutado mucho con la lectura de esta novela en la que el protagonista hace gala de su talento para el razonamiento y la deducción lógica al igual que el conocimiento de la naturaleza humana y de las motivaciones que inducen a actuar a cada uno. Esta versión hispana del inspector Poirot que a partir de los más insignificantes detalles es capaz de deducir los secretos más ocultos de las personas es el héroe perfecto: inteligente, honrado, amante de la justicia y defensor de los desposeídos. Es cierto que en ocasiones hay algo de reiteración en la narración al ir recopilando los datos y pistas obtenidas o al ir reconstruyendo los hechos en base de los descubrimientos o testimonios que se van produciendo, pero así y todo la novela se lee con agrado, con la seguridad de que, por muchos problemas a los que tenga que enfrentarse el protagonista, al final resolverá el caso con brillantez y la justicia acabará imponiéndose y los villanos recibirán su merecido escarmiento. Y eso siempre se agradece, aunque sólo sea en la ficción.
Todavía no me he estrenado con el autor. Y mira que le tengo ganas a estas novelas.
ResponderEliminarBesotes!!!
Pues verás qué agradable lectura te encuentras. No creo que te defrauden. A ver cuándo consigues conocer al afamado detective Víctor Ros.
EliminarSaludos.
Tampoco yo he leído nada del autor, espero poder hacerlo pronto y más, con opiniones tan positivas como la tuya. Besos.
ResponderEliminarYa nos contarás qué te parece. Espero que te guste.
EliminarSaludos.