Los que disfrutamos en su momento de "
La librería ambulante", la anterior novela de
Christopher Morley, ya conocemos al librero Roger Mifflin y a su esposa Helen de los tiempos en que ella se hizo cargo de la librería errante
El Parnaso y recorría con ella los pueblos repartiendo historias e ilusiones. Ahora los reencontramos a ambos establecidos al frente de "
La librería encantada", un negocio de libro antiguo bajo el lema de "
El Parnaso en casa" en el corazón de Brooklyn en las fechas posteriores a la finalización de la I Guerra Mundial. Y no es preciso haber leído la anterior novela para conectar de inmediato con los protagonistas, advierto a los lectores que se encuentren esa circunstancia, a pesar de la broma metaliteraria que el autor nos plantea cuando Mifflin se lamenta de su aparición en aquel libro: "
nos sacó a ambos en un libro llamado La librería ambulante, que ha sido un auténtico tormento contra mi persona."
El argumento de la novela gira en torno al misterio de un libro que aparece y desaparece, con una incipiente historia romántica de por medio pero fundamentalmente la historia se sustenta en los personajes y sus relaciones, en las reflexiones del librero Mifflin sobre los libros, las librerías, la necesidad de expandir la cultura y también sobre otros asuntos en torno a la condición humana, en las tertulias literarias que se celebran algunas noches en el local, sus peculiares clientes y en el ambiente cargado de amor por la lectura que se respira entre las paredes del establecimiento, un templo del conocimiento, del amor a los clásicos y de la creencia en el poder renovador que la lectura puede tener en las vidas de los lectores.
"Pues el Paraíso en el otro mundo es una cosa incierta, mientras que aquí en la tierra existe sin duda un cielo, el cielo en el que entramos a vivir cuando leemos un buen libro."
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