Será Aurora, la mujer de Gabriel y cuñada de Sonia y Andrea, la narradora de esta historia de desamores, enfrentamientos y despechos ya que es ella la que recibe las confidencias de los miembros de la familia, con la que se sinceran todos, ante la que se confiesan y la que reúne, por tanto, en su mano todas las versiones de las complicadas relaciones de su familia política. Comprensiva, paciente y discreta, Andrea escucha a todos sin juzgar ni apoyar a ninguno de los bandos. A través de interminables conversaciones telefónicas se van narrando esos episodios que son como batallas de esa guerra fría que enfrenta a los hermanos y a la madre y en medio de la cual se encuentra atrapada Aurora que actúa como juez de paz, como testigo mudo que recibe relatos, versiones, acusaciones mutuas, miles de palabras que una vez pronunciadas no desaparecen nunca, que cargan con el peso del dolor, de la culpa, de la enemistad, el corazón de la buena de Aurora.
Esta novela ha sido incluida en la mayoría de las listas de los mejores libros de 2019 y es innegable su gran calidad literaria y el verismo de sus personajes y de las situaciones en él retratadas pero, así y todo, no puedo compartir esa valoración al cien por cien, porque considero que una lectura tan triste, tan desesperanzada, que presenta personajes tan cargados de desilusión, reproches e incluso perversiones nunca podrá estar entre mis lecturas favoritas. Me ha incomodado en especial el personaje de Andrea por la cantidad de sentimientos negativos que sufre desde muy corta edad, tanta rabia, tantas recriminaciones contra todos, una mujer desgraciada por vocación, como si llevara permanentemente una nube negra de desesperanza sobre su cabeza. Pero a la vez es el personaje en cuya boca pone el autor los mejores discursos, las imágenes más poderosas, las más poéticas y las más duras a la vez.
"Odiaba su mirada siempre acusadora, su moño puesto allí como para recordarme mis culpas, su manera de sentarse, como si estuviera en la antesala de una consulta o esperando un tren que aún tardaría mucho en llegar, sus quejas a todas horas por el precio de las cosas y por las desgracias venideras y por la tortura misma de vivir."Sólo me quedaría reflexionar conmigo misma sobre si no es justamente algo de eso lo que buscamos en la lectura: el hecho de que un libro nos haga sentir intensamente aunque los sentimientos que nos provoquen no tengan que ser necesariamente agradables o amables. Tal vez ese sea el mayor valor de esta novela: el retorcerte un poco las tripas, el hacerte compadecer de la desgracia de los protagonistas, el sentir su tristeza y amargura como si fueran propias, el transmitir al lector sus padecimiento y sufrir por ellos como si fueran personas de carne y hueso con las que se ha convivido realmente durante el tiempo que ha durado la lectura.
Lo tengo entre mis pendientes que solo veo buenas opiniones de este libro. Me gustan estos libros que te duelen, que te hacen sufrir, que hacen a los personajes tan reales que es imposible no sufrir con ellos. Caerá.
ResponderEliminarBesotes!!!
Seguro que lo vas a disfrutar No lo dudo.
EliminarSaludos
Me gusta la literatura intensa, así que me lo apunto. No conocía tu blog, me quedo de seguidora y te invito a que te pases por el mío si te apetece. Puedes hacerlo a través de mi perfil.
ResponderEliminarMuchas gracias y un abrazo.
Ciertamente, intensidad no le falta. Ni calidad literaria tampoco.
EliminarMe alegro de que te quedes por aquí. Me pasaré por tu blog igualmente a descubrirlo.
Saludos.