Hacía tiempo que le tenía echado el ojo a esta novela del escritor norteamericano Ivan Doig titulada "Una temporada para silbar". Ya desde la portada me tenía medio ganada, como suele ocurrir con las acertadas ediciones de Libros del Asteroide, en esta caso con esa imagen de dos chicos de camino al colegio atravesando el campo, el libro evoca ese ambiente rural propio de los tiempos de los primeros colonos norteamericanos y sus pequeños pueblos de frontera, y promete una historia con niños que, siempre que no deriven hacia tintes dramáticos, me suelen atraer bastante.
Y, efectivamente, la historia que cuenta la novela se desarrolla en el estado de Montana, a principios del siglo XX, cuando éste era todavía un territorio prácticamente desconocido, que iba poblándose poco a poco con valientes que decidían dar un giro a su vida, dejar atrás todo lo que tenían hasta el momento y lanzarse a la aventura de ocupar esas nuevas tierras que acababan de incorporarse al país. Nos encontramos, por tanto, con unos personajes que llevan una vida dura, de intenso trabajo físico, en contacto directo con una naturaleza que no siempre es favorable, que oscila entre crudísimos inviernos y veranos de sequía. Unos campos donde los granjeros no lo tienen fácil para arrancar el fruto de la tierra, sacar adelante a sus familias y luchan cada día para alcanzar un futuro mejor a través de su propio esfuerzo. Y sin embargo, las comunidades de colonos mantienen un alto grado de moral, de justicia, creen en la necesidad de la educación para los niños, confían en la justicia y conservan las buenas costumbres, no son salvajes alejados de la civilización, sino que mantienen y aplican las más básicas normas de convivencia social.
Y en este entorno se desarrolla la historia del protagonista, Paul Milliron. Es el propio Paul, ya adulto, el que nos narra su infancia, recordando el mundo en el que creció, ahora que vuelve a su casa convertido en superintendente a cargo de las escuelas unitarias del estado de Montana. En la novela se evoca la figura del maestro rural y de aquellas modestísimas escuelas en las que convivían en el mismo aula todos los alumnos de una localidad y sus alrededores, desde los seis hasta los catorce años, y a los que el maestro debía proporcionar las bases del conocimiento elemental, ajustando sus enseñanzas al heterogéneo grupo de estudiantes, despertando su interés y siendo generalmente su única referencia intelectual y el encargado de abrirles los ojos a la Historia, a la cultura y al mundo más allá de sus praderas y montañas. Pero esta idílica figura está a punto de desaparecer, ya que Paul tiene como misión comunicar a las juntas escolares del condado la intención del gobernador de clausurar las escuelas untiarias para sustituirlas por grandes centros en los principales núcleos de población. Y él mismo sabe que con las escuelas unitarias desaparecerá también todo un mundo, toda una organización social.
Según recorre los paisajes que decoraron su infancia, Paul revive aquella época y las vivencias que compartió con sus hermanos y su padre, un viudo preocupado por el buen funcionamiento de su hogar, que se decide a contratar un ama de llaves que se ocupe de gobernar el caos en su casa y del cuidado de sus hijos. Así es como Rose Lewellyn llega a la diminuta localidad de Marias Coulee. Rose es una viuda reciente que viene acompañada de su hermano Morrie procedentes de Chicago. Desde luego, ambos son toda una novedad en aquella localidad tan alejada de la sofisticación de las grandes ciudades. Mientras que Rose se dispone eficientemente a poner orden en el hogar de los Milliron, Morrie acabará hacíendose cargo del puesto de maestro, resultando ser una persona de enorme capacidad, amplísima cultura e inesperadas dotes docentes, lo que abrirá todo un mundo de conocimiento para el joven Paul, que no tardará en destacar en la escuela.
La novela me ha gustado mucho, indudablemente. Tanto el aspecto de la vida más salvaje en las tierras de frontera, con sus paisajes de inmensas praderas y horizontes infinitos, como el mundo de la escuela y la capacidad de un buen maestro para inspirar a sus alumnos, para hacerles amar el estudio, me ha parecido magníficamente contados. Y ya fuera de lo puramente literario, también diré que me ha parecido excelente el ensalzamiento de la figura del maestro rural que desarrolla su oficio en las más precarias circunstancias, teniendo que adaptar las enseñanzas a los distintos niveles de sus alumnos, a las diversas capacidades, ver como aplica los aprendizajes significativos implicando a los chicos en la adquisición de sus propios conocimientos, su forma de trabajar por proyectos que precisan la implicación de los alumnos, haciendo que los niños disfruten mientras aprenden y entiendan la utilidad de aquello que se les enseña y deseen seguir aprendiendo. Magnífico retrato, por tanto, de un maestro en esencia que desarrolla su profesión sin precisar de muchos medios materiales, sino valiéndose de su amplia cultura, de una verdadera vocación, de gran ilusión y amor por el conocimiento para llevar así a cabo su oficio de la manera más eficaz posible. Aspectos muchos de estos que sería deseable que los maestros actuales trataran de valorar, de incrementar y conservar como sus mejores herramientas de trabajo.
La tenía entre mis pendientes pero un tanto olvidada. Y tu reseña la rescata. Me has dejado con ganas.
ResponderEliminarBesotes!!!
Lo tenía ya anotado por la misma razón que tú comentas: la portada, tan evocadora. Además Libros del asteroide está sacando historias muy majas que no me defraudan. Y ahora veo que además el libro es más que portada. Aúpa con él. ;)
ResponderEliminarGracias y un saludo!
Lo ví el otro día en la biblioteca y estuve a punto de sacarlo pero no me decidí. Acabará cayendo. Un beso
ResponderEliminarQué buena pinta!!
ResponderEliminarGracias por la reseña, no lo conocía =)
Besotes
A mí también me encantó esta novela. Todo: el ambiente, los personajes, el argumento, porque no me esperaba para nada lo que pasa; todo.
ResponderEliminarYa está entre mis autores favoritos, de hecho, jeje.
Imprescindible.
Coincido contigo, me gusta cómo te hace acercarte a una sociedad bastante alejada de la nuestra en muchos aspectos. Realmente aconsejable.
EliminarSaludos.
Inmaculada llego a tu blog a través de María y mientras iba leyendo tus entradas más antiguas he tenido que parar aquí. Había oído muy buenas opiniones, entre ellas la de Isi, y tu has terminado de convencerme con tu reseña.
ResponderEliminarUn placer haber llegado hasta tu rincón.
Un saludo.
Bienvenida Marie. Me alegro de que estés por aquí y espero que compartamos nuestras lecturas.
EliminarSaludos.