Y todo parece indicar que setenta años más tarde de aquellos Trenes de los Huérfanos las cosas han cambiado bien poco para los niños que han perdido a sus padres o que cuentan con unos que no están en situación de ocuparse de ellos. Ahora ya nadie se plantea poner a trabajar a Molly, una adolescente algo conflictiva que ha pasado ya por varias casas desde que su miserable hogar se desintegró, pero las familias que la han acogido, normalmente motivados en exclusiva por la compensación económica que reciben del estado a cambio de alojarla, no han logrado constituir para la joven nada que se parezca a un verdadero hogar. Cuando Molly es obligada a realizar tareas sociales al ser descubierta hurtando un libro de la biblioteca, se le asigna la misión de ayudar a Vivian, una anciana que vive sola en una enorme casa en cuya buhardilla se acumulan los recuerdos de toda una vida. La joven y la anciana emprenden la tarea de poner orden en los chismes y también en los recuerdos de Vivian, lo que provocará que entren en contacto estas dos mujeres con unas vidas que no tardarán en descubrir que cuentan con tantos elementos en común que no pueden por menos que conectar, convertidas en dos versiones, una antigua y otra actual, del mismo problema: unas niñas sin hogar, ni amparo, ni esperanza de ser sinceramente amadas. Pero la superación de todas esas vicisitudes por parte de Vivian servirá de inspiración y esperanza para la desarraigada Molly.
La novela es altamente emotiva, sin ser lacrimógena en ningún momento. Recorre las vidas de las dos protagonistas, larga vida en el caso de Vivian y breve aún en el de Molly, retratándonos muy vivamente ambas épocas, dibujando los caracteres de las protagonistas y resto de los personajes con acierto, y confirmando, por otro lado, la importancia en el crecimiento de los niños del calor del hogar, del sentirse amados y apoyados ante la vida, de lo primordial que es para los ellos el que alguien se ocupe y se preocupe sinceramente por su bienestar. Y que eso es algo que no cambia a pesar de que pasen los años. Que en cualquier tiempo y lugar la adecuada atención de los menores es fundamental para su desarrollo como personas adultas felices y equilibradas. Lástima que eso no siempre sea posible de lograr, ni antes ni tampoco hoy día.
Este libro lo tengo que leer.
ResponderEliminarBesotes!!!
Yo te lo recomiendo. Es una historia conmovedora y bien contada.
EliminarSaludos.
Me llama la atención. Lo dejo anotado en la recamara de libros que esperan...tal vez tarde, porque hay muchos más en avanzadilla y leer algo emotivo no es el momento en el que más me llame la atención.
ResponderEliminarGracias por contárnoslo tan bien. Besos
Sí que te digo que, siendo emotiva, no es una novela lacrimógena, al menos eso me ha parecido a mí. Espero que en algún momento te cruces con él y ya nos contarás.
EliminarSaludos.