En esta ocasión nos encontramos en "Quédate conmigo" al reverendo Tyler Caskey que se encuentra al frente de una congregación humilde en West Annett, una pequeña localidad de Maine. Viudo reciente, su hija pequeña Jeannie ha quedado al cuidado de la abuela Caskey mientras que Katherine de cinco años permanece en la rectoría a cargo de su padre. La niña no parece haber superado la muerte de su madre ocurrida hace ya más de un año y está teniendo problemas de comportamiento y adaptación en la escuela. Tyler es esencialmente bondadoso, un verdadero hombre de fé, buen orador y entregado a su congregación, pero últimamente siente que se ha debilitado su relación con Dios; ha perdido la alegría y la paz que le proporcionaban la oración y el servicio y reza por seguir sintiendo la presencia divina a su lado. "Sin la capacidad de ver la vida como un don recibido de Dios, todo es vanidad y correr tras el viento."
De cualquier modo, Tyler supone un soplo de aire fresco en esa comunidad rural de los años 50, en una América que vive bajo en temor de la guerra fría y la amenaza nuclear. La celebración dominical es la mejor excusa para socializar y reforzar los lazos de la comunidad pero también el momento en que se destapan los conflictos entre la feligresía, se expandan los rumores y se exacerban las luchas de poder. En esa rígida y conservadora comunidad la hermosa y demasiado moderna Lauren Caskey, ahora difunta esposa del reverendo, nunca llegó a encajar ni tuvo tampoco intención de hacerlo. Cuando comienzan a propagarse rumores mezquinos, el reverendo Caskey verá como se pone en telas de juicio su reputación y su capacidad de liderar a la comunidad.
"Su deber consistía en estar en la iglesia con la espalda recta y el mentón bien alto, y en hacer entender a su congregación que ser cristiano no era un pasatiempo. Ser cristiano era algo muy serio. Significaba preguntarse en cada paso del camino: ¿cómo puedo servir mejor al amor? Su deber consistía en ser su líder, su maestro, su ejemplo. Una parroquia pequeña, quizá. Pero no así su deber."
A lo largo del libro nos introducimos en una atmósfera que gira en torno a un mundo de silencios, de contemplación y reflexión. La autora se adentra en cada personaje, nos desvela sus secretos sin grandes artificios, en un tono bajo, abrumador, nos carga con los dolores y problemas de todos ellos. Este es tal vez el libro más reflexivo de la autora, cargado de introspección en torno a conflictos morales y crisis de fe. Un conmovedor relato sobre la asunción de la perdida, la culpa, la fe y la relación personal con Dios, la compasión y el amor.
"Donde hay un ser humano, existe siempre la esperanza del amor."
Este no lo he leído , he leido otros de ella , me gusta mucho la autora
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