viernes, 31 de mayo de 2019

El dolor de los demás

 "Hace veinte años, una Nochebuena, mi mejor amigo mató a su hermana y se tiró por un barranco. Esa frase contenía una historia. El pasado del que toda mi vida he estado intentando escapar."

Cuando a alguien le ocurre en su vida real algo así y encima ese alguien se dedica a escribir novelas, está claro que al final es inevitable que esa historia real acabe convertida en un libro de un modo u otro. Eso es lo que ha ocurrido en este caso con Miguel Ángel Hernández y este  libro "El dolor de los demás", una no-ficción novelada que nos muestra el proceso de creación de la misma novela, al estilo que popularizó en España hace algunos años Javier Cercas, influencia directa que el propio autor reconoce en el texto. El resultado es una autobiografía llena de idas y venidas pero siempre girando en torno a aquellos hechos del pasado que quiere contar y que son el eje central de todo. En ese proceso de creación literaria asistimos a la evocación de los recuerdos de infancia, adolescencia y juventud del autor con una mezcla de nostalgia y amargura, con los dramas y el sufrimiento haciendo sombra a lo que de hermoso pudo haber en ese pasado, "Los instantes sepultados por el desconsuelo, los recuerdos luminosos acallados por el rumor de la aflicción." porque cuando Nicolás mató a su hermana Rosi nada pudo volver a ser igual para su amigo Miguel Ángel. A lo largo del relato vamos viendo como el pasado se impone al presente y le acompaña, le obsesiona, se cuela en sus sueños El autor se dispone por tanto a desenterrar recuerdos, reabrir heridas, volver a sus años de niño y adolescente, a su familia, vecinos y amigos, a ese entorno de donde salió para convertirse en el primer universitario de la familia, un intelectual para sus convecinos y conocidos de entonces. El recorrido vital alcanza a sus años ya de adulto, como profesor experto en Arte, escritor de cierto renombre, hombre cultivado y urbanita que regresa a unos orígenes que ha tratado de olvidar o al menos dejar atrás pero siente que ahora tiran de él, pidiendo que aquel suceso sea contado. El pasado regresa, así, en forma de fantasmas, recuerdos y muertos que exigen su lugar: el amigo asesino, la madre sumisa y sacrificada, el padre y los hermanos mayores sencillos y trabajadores, todos ellos sepultados en vida en aquella huerta que es el escenario que actúa como elemento fundamental en la trama y su configuración: bajo su nuevo escrutinio la huerta se despoja de todo rasgo de romanticismo o bucólica idea sobre la vida en el campo que pueden tener los habitantes de la ciudad y se convierte en un entorno duro, sin comodidades, donde abundan los habitantes con escaso horizonte vital. La huerta, los campos de limoneros, los caminos de tierra son el escenario de un pasado no tan lejano, sólo nos remontamos a los años ochenta y noventa, pero que para el adulto que se mueve ahora entre escritores, aulas universitarias y estancias en los Estados Unidos resulta muy ajeno. Igualmente esos paisajes de su infancia aún quedando geográficamente muy cercanos a su mundo actual parece que pertenecieran a un lugar muy lejano, a otra vida completamente desaparecida.

Si bien el autor comienza la escritura de este libro desde su propio dolor, tratando de dar sentido al vacío dejado por el amigo, intentando entender lo que ocurrió, acaba comprendiendo que lo más importante que debe reflejar su libro no es su propio dolor sino que debe cederle el protagonismo a ese dolor de los demás que le da título a la novela: debe esforzarse por entender cómo afectará a la familia de Nicolás y Rosi lo que él pueda escribir sobre ellos, además de que se propone la misión de recrear la figura de Rosi, de restituirla dejando al lado el mero papel de victima que ha tenido hasta el momento, a la sombra de su asesino y convertirla en un personaje real, vivo, central de la historia. Y ciertamente los personajes recreados por Hernández tienen auténtica vida, tal vez por el hecho de que el cariño con que los trata no está exento de realismo, de crudeza en ocasiones, resalta sus virtudes pero tampoco se abstiene de mostrar sus fallos, lo que hace que se les sienta a todos ellos como las personas de verdad, los auténticos seres humanos que protagonizaron aquel drama real y que siempre les seguirá acompañando, por mucho tiempo que pase. Al menos ahora alguien lo ha contado y les ha homenajeado con ello, aunque algunos no puedan y otros no se interesen siquiera por leer lo que de ellos se ha contado.

4 comentarios:

  1. Bien pinta ese libro que no conocía, lo buscaré

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    1. Vale la pena, te lo aseguro. Un ejemplo de crónica de la realidad convertida en literatura.
      Saludos.

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  2. Lo veo anunciado en el club de lectura de una de las bibliotecas a la que voy. Creo que me gustaría. Espero que lo tengamos pronto en mi club de lectura.
    El pasado que vuelve por cualquier detalle, un pasado no tan lejano en el tiempo como en la memoria.
    Saludos.

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    1. Es un buen libro para un club de lectura, muy rico en temas, planos narrativos, tiene mucho que comentar. Espero que lo puedas disfrutar pronto.
      Saludos.

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