Anna es una mujer fuerte, independiente y de sólidos principios, con inquietudes sociales y culturales, gusto por la lectura y que desea trabajar, tal vez poder retomar su profesión de maestra. De modo que, cuando queda vacante el puesto de cartero local, Anna no duda en solicitar la plaza y se convierte en la primera mujer cartera de Italia, ante la sorpresa y el rechazo de todos aquellos que consideran que el sitio de una mujer debe ser en su casa y al cuidado de su familia y rechazan que pueda ocuparse de trabajos considerados masculinos. Durante años Anna recorrerá en su bicicleta el pueblo y sus alrededores y se convertirá en un personaje al que todos conocen, muchos critican pero a quienes otros muchos reconocerán y agradecerán su ayuda constante a cualquiera que se encuentre en necesidad, su preocupación, sobre todo, por apoyar a las mujeres que no han tenido oportunidades en la vida, que han sufrido violencia, soledad e incomprensión.
La novela va repasando, si bien bastante someramente, los sucesos históricos más relevantes de la historia de Italia entre los años 30 y 60 del pasado siglo, pasando por los años del fascismo, la guerra mundial y los cambios sociales que siguieron en los años sucesivos, especialmente en relación con la adquisición de los derechos de las mujeres así como las revueltas de campesinos reclamando derechos laborales. Pero el centro del argumento girará siempre en torno a los acontecimientos familiares y sentimentales de Anna y el resto de los personajes entre los que se darán amores imposibles, amistades duraderas, conflictos y pasiones que atraviesan los años y marcarán la existencia de sus protagonistas. El resultado es un bonito homenaje a una bisabuela peculiar y por extensión a todas las mujeres que en algún momento de la Historia han luchado por sus derechos y, de paso, por los de todas las demás mujeres que vendrían detrás.
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