seguimos las andanzas de Eddie Flynn, un abogado neoyorkino que sólo defiende a clientes inocentes aunque su ética no le ha llevado demasiado lejos en su profesión sobre todo por su manía de especializarse en destapar los manejos sucios del cuerpo de policía y sus montajes para inculpar a inocentes. Hasta que es contactado por un poderoso despacho para colaborar en un caso de gran relumbrón: defender a un famoso actor de Hollywood, Bobby Solomon, acusado de asesinar a su esposa y a su jefe de seguridad; el papel que se le asigna será demostrar que la policía manipuló pruebas en contra del acusado. Flynn ha estado anteriormente al otro lado de la ley durante su pasado como estafador antes de convertirse en abogado y conoce bien cómo funciona la maquinaria legal. Ahora parece que gracias a este caso tiene perspectivas de que el bufete le contrate de manera permanente con un empleo estable y bien remunerado y pueda así dejar sus casos peligrosos y que no le causan más que problemas, lo que le permitirá recomponer su matrimonio y recuperar a su hija.
Del otro lado tenemos a un personaje siniestro: Joshua Kane es un asesino absolutamente vocacional que mata por el puro placer de comprobar su poder y dominio sobre su víctima, disfruta del acto de acabar con la vida de otros, cosa que ha hecho ya en bastantes ocasiones aunque nunca ha sido pillado por la policía ya que planea a la perfección sus crímenes y logra escabullirse y endosar a otros las culpas. En este momento su principal interés es entrar a formar parte del jurado que decidirá sobre la culpabilidad o inocencia de Solomon para lo que manipulará de cualquier modo que sea preciso el sistema para ser elegido como miembro del jurado y una vez dentro manipulará al resto de componentes para que acaben actuando como a él le interesa.
La novela cuenta con muchos aspectos y personajes interesantes: un agresivo fiscal con fama de no perder ningún caso, abogados especializados en selección de jurados, la presión de los medios en un caso tan mediático como el que implica a estrellas de Hollywood, la complejidad del los procedimientos del sistema judicial, la corrupción policial, la intervención de investigadores externos, la intervención del FBI, el papel determinante de cada uno de los miembros del jurado y el modo en que cada parte trata de manejarlos y convencerlos, con métodos no siempre lícitos.
La trama, que arranca a gran velocidad y en todo lo alto, no frena ni baja el ritmo en toda la novela, aumentando si cabe la tensión a cada capítulo. El tener constantemente a la vista en paralelo al abogado protagonista que trata de obtener por todos los medios que su cliente sea declarado inocente y al mismo tiempo ver cómo Kane va desarrollando a las espaldas de todos su plan perfectamente organizado para conseguir exactamente lo contrario, es una lucha de fuerzas permanente que mantiene al lector en vilo de principio a fin. ¡Y cómo se disfruta una lectura como esta en plenas vacaciones de verano!
Lo leí hace un par de años y me encantó. El thriller legal está entre mis preferidos y éste es de los buenos
ResponderEliminarBesos
A mí también me gusta mucho. Hace años los leía más, con autores tipo Grisham o Turrow. Es un buen género para desconectar del día a día (salvo que seas abogado, claro)
EliminarSaludos.