viernes, 26 de abril de 2019

La retornada

Una mañana de verano, la pequeña protagonista de "La Retornada", de Donatella de Pietrantonio, es llevada sin más explicaciones por su padre de vuelta a la casa de la familia en la que nació, donde se encuentran sus verdaderos padres y hermanos: una familia numerosa, humilde y tosca a la que no conoce y a los que casi ni entiende cuando hablan en dialecto y cuya vida en el pueblo en nada se parece a la de la moderna ciudad costera de la que la chica procede, al mundo de comodidades y atenciones en el que se ha criado hasta ese momento como hija única de unos padres que resultan no ser los suyos.
"Fui la última en usar el baño. Los varones habían salpicado el suelo de agua y la habían pisado, se superponían huellas de suelas y de pies descalzos. En mi casa nunca había visto las baldosas en aquel estado. Resbalé sin hacerme daño, como una bailarina. Seguro que en otoño no retomaría las clases de ballet, ni la natación."
Desde su primera mañana en la nueva casa con la que es su verdadera familia ya entiende que su vida ha cambiado para siempre. Recién entrada en la pubertad, la niña se ve obligada a dejar atrás una vida feliz y descomplicada, sus planes de verano con su amiga Patricia, los días de playa, el primer bikini... y comienza una nueva existencia con el alma dividida entre la añoranza por los padres que siente como suyos a los que no vuelve a ver y la nueva cotidianeidad en esa nueva familia donde debe aprender a ayudar en las tareas domésticas, a convivir con hermanos que no siempre se muestran amables y con unos padres poco habituados a profesar muestras de cariño.
"Yo no sabía lo que era el hambre y vivía como una extranjera entre los hambrientos. El privilegio que traía de la vida anterior me distinguía, me aislaba en la familia. Era la Retornada. Hablaba otra lengua y ya no sabía a quién pertenecía. Envidiaba a mis compañeras de colegio del pueblo e incluso a Adriana por su certidumbre sobre sus madres."
La historia está contada en primera persona por esta niña que trata de entender su nueva realidad, muy centrada en la figura de las madres, porque a la verdadera no es capaz de reconocerla como tal, nunca la llama mamá, siempre es la madre y a la de siempre, que evita toda comunicación con ella, la necesita entender. "Me quedaba huérfana de dos madres vivas". Ese vacío le genera rabia, dolor, pero también afán de superación, necesidad de aprender a vivir en sus nuevas circunstancias; ella quiere entender, se debate entre la incertidumbre, la tristeza y la lucha por sobreponerse y seguir adelante. La protagonista es una víctima del egoísmo de sus mayores que la llevan y la traen como si se tratara de un mero peón en una partida en la que nadie le pregunta su opinión ni se ha planteado qué es en realidad lo mejor para ella. Además de las madres, otro personaje a destacar es la hermana recuperada, Adriana, una niña dura y sabia a pesar de su corta edad que sabe manejarse en un mundo de escasez y dureza, alma de la casa, la que tira para adelante cuando ni los adultos son capaces de responsabilizarse del cuidado apropiado de sus hijos, con lo que la pequeña Adriana se erige en protectora y guía de su hermana mayor en su adaptación al nuevo entorno. 

Es esta una lectura intensa que plantea una interesante reflexión sobre la maternidad, la fortaleza de los lazos familiares, la capacidad de resiliencia, de afrontar el sufrimiento que la vida plantea y de seguir adelante, todo ello desde la mirada de una niña todavía inocente que no juzga ni condena, sólo busca conocer la verdad y aprender a vivir con ella. Muy recomendable historia contada sin dramatismo pero con profundidad, no hay duda.

2 comentarios:

  1. Este tipo de novelas suele gustarme así que tomo buena nota.
    Besotes!!!

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    1. Es una muy buena historia con grandes personajes. Espero que la disfrutes.
      Saludos.

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