En este relato que ahora nos ocupa, nos encontramos con un poeta que decide, en una hermosa mañana, salir de su casa y dar un paseo para disfrutar del soleado día. Su destino final será acudir a la invitación para almorzar que le ha hecho una tal señora Aebi, pero antes nos irá detallado su recorrido con gran detalle. "Al fin y al cabo, se trata más de un suave y delicado pasear que de un viaje y caminata, y más de un fino vagar que de un fuerte paso y marcha." Va compartiendo todo lo que se le cruza al paso, paseantes, trabajadores, algún conocido. Para ante comercios de lo más variado: de una tienda de sombreros a una carnicería; una joven canta desde una ventana, una taberna le tienta. El paseo le lleva también a recorrer un tramo de camino rural y adentrarse en un pequeño bosque. Durante el paseo aprovecha para pasar por el sastre a probarse un traje, para acercarse al ayuntamiento a pagar unos impuestos o echar una carta al buzón. "Se ve cuánto tengo que hacer y cómo este en apariencia tan holgazán y agradable paseo está lleno de ocupaciones prácticas profesionales." El relato nos deleita, finalmente, con una extensa exposición de los beneficios que para el escritor tiene el paseo, lo necesario que lo considera para acrecentar su creatividad, para ser capaz de seguir escribiendo; se carga de razones para hacer del paseo un elemento clave de su existencia y esencial para su profesión. "sin pasear estaría muerto, y mi profesión, a la que amo apasionadamente, estaría aniquilada."
El narrador se dirige directamente a los lectores en repetidas ocasiones, justificando o disculpándose por algunas de sus expresiones; "Quizá nunca un autor haya pensado en el lector, de manera constante, tan tierna y gentilmente como yo." Va describiendo lo que se le cruza al paso, los lugares que recorre y las reflexiones que le provocan las personas y situaciones. El poeta observa, escucha y medita mientras camina y llena su cabeza de ideas que luego volcará en su obra. En unas pocas decenas de páginas condensa el mundo a su alrededor, su amor por la Naturaleza, su precaria situación económica, sus intereses y aquello que le proporciona placer o le hace enojarse. Todo ello expresado por medio de un lenguaje rico, casi diría exuberante, que me plantea la gozosa experiencia que debe suponer ser capaz de leerlo en su versión original y el mérito de la traducción de este relato tan breve como intenso.

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