domingo, 17 de agosto de 2025

Naranjas amargas

La anciana señorita Frances Jellico, desde la  cana en la que agoniza, evoca, a modo de larga confesión, el verano de 1969 cuando conoció a Peter Robertson y Cara Calace en Lyntons, una mansión señorial en Hampshire a donde acuden para inventariar y evaluar el estado de la casa y sus jardines a solicitud de su nuevo propietario americano. Este es el arranque de "Naranjas amargas", la inquietante novela de la aurora inglesa Claire Fuller .

Soltera por vocación y ya cerca de cumplir los cuarenta, Frances nunca ha tenido amigos ni siquiera cuenta con habilidades sociales. Tras el reciente fallecimiento de su madre a la que cuidó durante su larga enfermedad, se le ofrece la oportunidad de trabajar en Lyntons inspeccionando y valorando sus jardines, el puente del lago, el panteón, el huerto, el obelisco, la grupos, las estatuas y fuentes de los alrededores de la casa. La convivencia con los Robertson se limita en principio a compartir apenas la residencia y ocuparse cada uno de la tarea encomendada pero pronto se establece vínculo amistoso entre los tres. La apasionada Cara le hace participe de su tormentosa relación con Peter y del dramático pasado que ambos arrastran, de cómo ella soñaba con abandonar Irlanda y viajar a Italia y criar allí una familia y ahora recorren juntos Inglaterra a la caza de tesoros antiguos en mansiones en decadencia mientras que él no se decide a divorciarse de su esposa. Frente a su vida anodina y solitaria, Frances queda cautivada por la pareja, por la libre e irreverente Cara que oculta una faceta atormentada y desequilibrada y que se convierte en su primera y única amiga y por el seductor y reservado Peter. También trabará una relación con el párroco del pueblo, Víctor Wylde, un sacerdote falto de vocación y lleno de inseguridades sobre su capacidad de servir de ayuda a su comunidad.

Culpas y pecado, redención y expiación, mentiras y fantasías en un ambiente turbio que sobrevuela la relación a tres que se establece en Lyntons en aquel verano que se prometía ideal, donde se generará una creciente tensión sexual que no se resolverá por diversos motivos. La lúcida y clara voz de Frances Jellico nos lleva a lo largo de la larga confesión que supone el relato permitiéndonos asomarnos a su mundo interior, a sus pensamientos, traumas y deseos, asistiendo a la evolución de su personalidad desde el momento en que llega a Lyntons hasta sus últimas horas de vida. 

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