El libro está compuesto por escenas de fuerte carga onírica, como si se tratara de pequeños relatos donde conviven la cotidianeidad más prosaica con los hermosos paisajes británicos descritos a través de imágenes de gran fuerza evocadora y todo ello combinado con la nueva realidad originada en el país por el Brexit.
En este escenario nos encontramos con una extraordinaria y peculiar historia de amistad que se extiende a lo largo del tiempo protagonizada por Elisabeth Demand y Daniel Gluck y que se inicia cuando ella no es más que una adolescente enfadada con su madre y con el mundo y él un extranjero poco integrado en el vecindario "El vecino no es frágil. No es extranjero. No es viejo. Y no parece un recluso." Está relación de prolonga durante años a base de largas conversaciones, paseos y aprendizajes, hasta que muchos años después ella le acompaña junto a la cama de la residencia donde él está esperando a morir.
"¿Por qué no puedes tener amigos normales como las niñas normales de trece años?
Depende de cómo definas normal, dijo Elisabeth. Que será diferente de cómo lo defino yo, ya que todos vivimos en la relatividad y sospecho que la mía no es como la tuya ni nunca lo será.
¿Dónde has aprendido a hablar así?, dijo su madre. ¿Es eso lo que hacéis en vuestros paseos?"
La estructura de la novela no es lineal: se van alternando escenas situadas en diferentes momentos temporales que van y vienen del pasado al presente; a veces no se aprecia la conexión entre ellas. Pero tampoco pretende ser un relato ordenado o seguir una única línea argumental, es más una colección de flashes que iluminan a los dos personajes y su amistad en diferentes momentos de su vida, que los muestran de algún modo sin tratar de explicarlos.
Debo reconocer que he perdido bastante el interés por la lectura cuando el relato se ha desviado hacia las historias de dos personajes reales cuyas peripecias se entrelazan en el relato: Pauline Boty, una desconocida pintora y actriz de los años 60 y de Christine Keeler, modelo involucrada en el escandaloso caso Profumo. espionaje Me ha parecido que sus historias interrumpía la trama central sin aportarle más valor. Es con esa historia de amistad y sentimientos protagonizada por la peculiar pareja que forman Elisabeth y Daniel con la que me quedo y la que recordaré con cariño y emoción.
No me termina de llamar esta vez así que prefiero dejarla pasar. Los pendientes lo agradecen.
ResponderEliminarBesotes!!!
Me alegro al menos por no cargarte con más compromisos lectores. Pero si te la encuentras delante en alguna ocasión, dale una oportunidad, vale la pena.
EliminarSaludos.