En esta obra se nos va narrando la vida de Juan Belmonte mediante breves capítulos que reflejan escenas de su infancia, juventud y todo su recorrido vital, desde unos orígenes humildes del niño que pierde pronto a su madre y debe enfrentarse al duro mundo de las calles de Triana hasta convertirse en la gran figura del toreo que llegaría a ser. El relato viene contado directamente de labios del propio protagonista que fue compartiendo sus recuerdos con el periodista para que éste los convirtiera en un relato biográfico para ser publicado en la prensa por entregas; el resultado final acabó convertido en una enorme obra literaria.
Así se nos cuenta cómo el pequeño Juan descubre la vida en las calles de Triana acompañando a su padre a los cafés o trabajando junto a él desde los ocho años cuando lo sacan de estudiar, lo que no impide su amor temprano por los libros que lo acompañará siempre. El joven sin aspiraciones que se conforma con torear a la luz de la luna junto a su pandilla de soñadores sin más ambición que lograr escapar de los guardias, termina imponiendo su talento natural y llegando así a ser el enorme torero en el que nunca imaginó convertirse, exaltado por los aficionados de España y América, adorado por las mujeres y considerado un ídolo nacional.
Es una auténtica maravilla cómo describe Chaves Nogales las calles de Sevilla, los ambientes populares, los mercados, la vida de los pilluelos que torean a escondidas en las dehesas, mezclando en su relato la tradición y los atisbos de modernidad que conviven en este inicio de siglo XX en España. No hace falta añadir que nos es necesario en absoluto ser aficionando a la tauromaquia para gozar con este retrato de un torero que sorprendió al mundo, que creó sin pretenderlo una nueva manera de enfrentarse al toro y que se convirtió para su propia sorpresa en una leyenda del arte y la cultura.
"«Tiene que morir irremisiblemente. O se quita de donde se pone o lo mata el toro». Yo no me quitaba, el toro tardaba en matarme, y los entendidos, en vez de resignarse a reconocer que era posible una mecánica distinta en el juego de la lidia, que era lo más sencillo y razonable, se pusieron a dar gritos histéricos y a llamarme hiperbólicamente «terremoto», «cataclismo», «fenómeno» y no sé cuántas cosas disparatadas más."
Pues me estaré perdiendo una muy buena obra, pero es que no me tienta. Prefiero estrenarme con el autor con otro libro.
ResponderEliminarBesotes!!!
Yo no tenía éste en el primer puesto para estrenarme con él, pero me ha sorprendido para bien. Tampoco será el último del autor que lea, eso lo tengo claro.
EliminarSaludos.