El relato de "
La trenza", obra de la autora francesa (y también guionista, actriz y directora de cine)
Laetitia Colombani, está compuesto por tres historias totalmente independientes entre sí que se van alternando ordenadamente, sin otro punto en común más que el de estar protagonizadas por mujeres de distinta condición social situadas en diferentes países y continentes: así Smita pertenece a la casta de los intocables, los más marginados entre los pobres de la India. Pero ella está empeñada en que su hija Lalita no sufra el destino al que está condenada por nacimiento; ella no se dedicará a recoger las inmundicias de otros, no será para siempre una paria a la que no está permitido que nadie toque ni se le hable directamente, pero es que tampoco se le puede pagar un sueldo, por lo que sólo subsisten a base de limosnas, de las ratas de campo que cazan, de restos de comida ajena y de ropa usada; Lalita irá a la escuela y para ello Smita emplea sus escasos ahorros para convencer al maestro local para que admita a la niña en la escuela. Pero las cosas no salen como habían planeado y entonces decidirá que la única salida para ambas es huir lejos de su ciudad, escapar del destino que les espera a todos los de su casta. Giulia, por su parte, vive en Palermo. Desde los dieciséis años ayuda en el negocio familiar donde fabrican pelucas y postizos con cabellos suministrados por peluquerías locales y también de particulares que venden su pelo. Desde niña ha estado convencida de que se dedicaría a trabajar, no ha estado nunca interesada en casarse, sino en suceder a su padre al frente del taller. La única escapada del trabajo que se permite es acudir al mediodía a la biblioteca comunal donde un día se encuentra con un hombre diferente a todos los que ha conocido hasta entonces con el que inicia una relación imposible. Sarah es una exitosa abogada canadiense. Dos veces divorciada, se ha entregado de manera absoluta a su profesión, logrando alcanzar un notorio triunfo a base de supeditarlo todo al trabajo, incluso el tiempo que debiera haber dedicado a sus hijos o a su vida personal. Todo lo sacrificado le merece la pena hasta que una enfermedad altera el equilibrio de sus prioridades y su situación profesional.
Vemos avanzar cada una de las historias mediante capítulos alternos en los que, cada una a su manera, las tres protagonistas se enfrentan a la realidad de ser mujer en sus distintas sociedades, algunas en circunstancias extremas como es la tremenda situación de las castas inferiores en la India, así como la total desprotección frente a la violencia y los abusos a los que se encuentran sometidas las viudas y las mujeres en general. Otra se enfrentará a la enfermedad que derrumba la organizada y planificada vida que tenía montada y deja al descubierto toda su debilidad humana y descubre lo fútil de todo aquello sobre lo que hasta ese momento se fundamentaba su mundo. La tercera deberá afrontar el riesgo de sacar adelante, sin ningún apoyo masculino, una empresa de la que dependen muchas otras mujeres, empezando por su propia madre y hermanas y siguiendo por sus empleadas, al tiempo que descubrirá el amor en un hombre muy alejado del prototipo machista y protector al que está acostumbrada a frecuentar.
Las tres historias transcurren en paralelo sin ninguna relación entre ellas hasta que al final se acaben entretejiendo como ocurre con la trenza del título, en la que un cabo sujeta al otro y juntos son más fuertes que por separado. Las tres mujeres se convierten en ejemplos de tantas otras que luchan a diario por subsistir, por llegar a todo en su trabajo, en su familia, en tratar de hacer bien todo y todo a la vez, algunas en unas circunstancias más duras que otras, pero todas unidas por su condición de formar parte del sexo débil que en muchas ocasiones resulta ser el más fuerte de los géneros.
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