domingo, 3 de septiembre de 2017

Nieve en otoño

En lo más alto de mi pódium de autores favoritos figura en un lugar de privilegio la escritora ucraniana Irène Némirovsky desde el momento en que descubrí, hace ya bastantes años, su magistral "Suite Francesa" y desde entonces voy leyendo, sin prisa pero sin pausa, sus restantes obras en las que siempre encuentro esa maravillosa forma suya de narrar y, especialmente, el retrato de unos personajes que cobran vida en unas pocas y acertadas pinceladas y en cuyo interior profundiza con intensidad al tiempo que nos muestra un mundo que dejó de existir pero que sigue vivo gracias a obras como la que hoy comento, "Nieve en otoño", un breve retrato a la altura de lo que acostumbra la autora en la que pone en el primer plano protagonista la figura de la vieja Tatiana Ivanovna, criada de la aristocrática familia rusa de los Karin a los que sirve desde que era una jovencita. Muchas guerras y enfermedades que durante años han asolado Rusia se han llevado a numerosos miembros de varias generaciones de la familia y mientras tanto ella persevera en su entrega a su trabajo con una lealtad a toda prueba, sufriendo como propios los dramas de sus señores y siempre confiando en la voluntad de Dios en cuyas manos pone el destino de la familia y el suyo propio que siente unido irremisiblemente a lo que les suceda a ellos.

El relato nos muestra como Tatiana abandona el palacete de los Karin y sigue a la familia en su huida de Rusia tras el estallido de la revolución hasta París donde a la vieja criada le impactan los modos de vida con los que se encuentra, tan distintos a lo que le marca su talante religioso y sacrificado y a lo que estaba acostumbrada la antigua y tradicional sociedad rusa. Mientras que los miembros más jóvenes de la familia tratan de habituarse a los nuevos aires y modas y los mayores se esfuerzan por su parte en olvidar los malos momentos vividos y hacerse a su nueva situación, la vieja criada conserva la memoria de aquellos días, el lujo de los viejos tiempos en los que su condición de miembro de la servidumbre no le impedía sentirse parte de algo importante, una más de la familia y la única encargada de conservar las costumbres y maneras de ese mundo que ya nunca volverá y que tal vez sólo ella lamenta realmente haber perdido.

Una nueva muestra de la maravillosa obra de Nemirovsky que siempre supone un placer reencontrar y disfrutar.

2 comentarios:

  1. A mi también me impresionó mucho "Suite francesa", un relato muy recomendable.
    Este verano he leído "Jezabel", una historia corta pero muy bien tramada.
    Un abrazo

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    1. Para mi "Suite francesa" está en el top de los tops. Me apunto "Jezabel" para cuando se me cruce por el camino.
      Saludos.

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