viernes, 26 de octubre de 2012

Alcazaba

 Si en la muy exitosa “El alma de la ciudad” el escritor Jesús Sánchez Adalid recreaba la Plasencia medieval, ahora en “Alcazaba” le ha tocado el turno a Mérida, volviendo así a unir en una obra dos de sus grandes pasiones: la novela histórica y su amor por Extremadura, su tierra natal. En esta ciudad, por tanto, se desarrolla esta novela que nos presenta, de manera muy documentada y al tiempo amena, el periodo de la invasión musulmana sobre la península ibérica, y en particular los acontecimientos acaecidos en este enclave estratégico fundamental desde el tiempo de los romanos, gracias a su situación y a sus formidables murallas.

Corre por tanto el siglo IX y las tres religiones monoteístas conviven en precario equilibrio en esta importante ciudad donde gobiernan los musulmanes sometidos al califa de Córdoba, Abderraman II. El valí es la máxima autoridad, si bien debe tener en consideración a los distintos grupos religiosos, empezando por los musulmanes de origen africano, los beréberes, además de los judíos que conservan cierta autonomía y los cristianos o dimmíes que mantienen como autoridad religiosa a su obispo y también al duc, antigua figura de poder político con origen en el extinto reino godo. Los poderes religiosos y políticos se entremezclan y los conflictos son abundantes en este entorno complejo. La ciudad de Mérida conserva, a pesar de la conquista, cierta independencia derivada de la fuerza que le otorga ser una ciudad estratégica y bien defendida. Ni siquiera el califa es capaz de someterla por completo y la población se resiste a soportar los gravámenes abusivos que pretenden imponerles y dejan de lado sus diferencias para unirse en la defensa frente a los ataques del emir para evitar caer bajo el poder absoluto de Córdoba.

La novela constituye un retrato de la época y del lugar, mostrando la gran complejidad religiosa, política, cultural y social del momento y a pesar de la abundante información que se proporciona es bastante fácil de leer y de seguir. Es una novela absolutamente coral, con muchos protagonistas que representan la variedad de comunidades que habitan la ciudad de las cuales se nos cuentan sus orígenes, su papel en la vida ciudadana, su situación con respecto a los gobernantes, etc., si bien sobresale por encima de las demás la trama que desarrolla la historia del romance entre la judía Judit y el moro Muhamad, hijo del rico comerciante Marwan, símbolo de la convivencia entre religiones, pero tampoco se puede considerar a estos como los protagonistas del libro, ya que son muchas las tramas que se desarrollan y muchos los acontecimientos y personajes que desfilan por la novela. Diría, aunque no suene muy original, que la auténtica protagonista es la propia ciudad, su papel como baluarte inexpugnable por el que combaten los distintos gobernantes durante siglos, como bien se refleja en los apéndices que acompañan a la novela que proporcionan una abundante y rica información complementaria para terminar de dibujar el momento histórico.

Concluiría, pues, que como novela histórica es  muy interesante y que proporciona profunda y detallada información, aunque es cierto que, para mi gusto, le falta algo de enjundia narrativa a la hora de adentrarse en las historias más personales que enriquecerían la lectura desde el punto de vista novelístico al margen del aspecto puramente historicista. Una novela, en cualquier caso, muy recomendable y entretenida.

4 comentarios:

  1. No conocía esta novela. Tiene muy buena pinta a pesar de que no haya conseguido encontrar ese equilibro entre historia y novela. Tendré que leerla, no sé cuando, pero tendré que leerla.
    Besotes!!!

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  2. Uy a mi tanto el periodo como la temática no me interesa demasiado. Así que la dejo correr.

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  3. Me gusta que la novela histórica se desarrolle en España y que la escriban autores españoles, pero por ahora estoy un poco saturada de este genero y por ahora lo voy a dejar un poco de lado.
    Un saludo.

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  4. Por lo que cuentas, Inmaculada, no creo que me gustaría. Además, este periodo histórico no me atrae especialmente...
    Besos,

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