Un grave error en un diagnóstico le llevará ante un tribunal médico que se planteará la corrección de su comportamiento profesional. Todo comienza cuando acude a su consulta Ralph Meier, un famoso actor y entre ellos se inicia una cierta amistad que se extiende a las esposas de ambos: Caroline y Judith. Los dos matrimonios coincidirán en varias ocasiones y se inicia una relación a cuatro donde se conjugan el deseo, la seducción pero también la repulsión y el rechazo. En la casa de verano de los Meier se reunirán los Schlosser, los hijos adolescentes de ambas familias y otra pareja de invitados. Allí se sucederán una serie de episodios que marcarán la relación entre los personajes.
Las novelas de Koch se caracterizan por crear un ambiente de desasosiego en el lector, tratando temas tabú y retratando con crudeza a sus personajes y situaciones. En este caso nos encontramos con un protagonista bastante despreciable con el que es difícil empatizar. El ambiente que describe se irá cargado de algo turbio que no se puede definir pero que te mantiene en una actitud de incómoda expectativa a la espera de lo que ocurrirá. La lectura ofrece un montón de reflexiones sobre una gran cantidad de asuntos que resultan políticamente incorrectos y en ocasiones de mal gusto pero, para sorpresa propia, a veces no podemos dejar de entender la postura y las decisiones del protagonista.
Se trata, en fin, de una novela que no deja indiferente al lector, que le hace sentir intensamente, aunque lo que sienta sea desagrado por sus escenas escatológicas de ojos infectados y todo tipo de humores y padecimientos descritos con excesivo realismo, pero también por los asuntos que se abordan sobre el deseo inapropiado, las relaciones con menores y otras encrucijada morales. Una novela con ambientación veraniega pero que no es, en absoluto, una lectura ligera.
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