Miss Marte

La pequeña Yulia desaparece la misma noche de la boda de su madre Mai Lavinia con un joven de Xaxebe, un pueblo costero de Finisterre. Con este suceso se inicia "Miss Marte", del periodista y escritor gallego Manuel Jabois.  Veinticinco años más tarde, hasta el mismo pueblo se desplaza una joven periodista dispuesta a grabar un documental sobre aquella desaparición, recogiendo declaraciones de los que vivieron los hechos. Irá entrevistando a aquellos que conocieron a Mai y a su hija para tratar de reconstruir lo que sucedió. Pero esta no es una novela de misterio como tal cuyo principal objetivo sea desentrañar la desaparición de Yulia. Muy al contrario, el gran valor de la novela es la recuperación de un tiempo perdido que sólo pervive en la memoria de los protagonistas: la pandilla del verano, las largas tardes gallegas en las que parece que nunca se ponga el sol, la playa, los primeros amores, las amistades para toda la vida que no superan el paso de los años y la vida adulta que continúa su avance arrasando con todos los sueños.

La llegada de Mai al pueblo revolucionará a los jóvenes del lugar, es una novedad casi exótica y diferente. Ese verano todo gira en torno a Mai y a su pequeña hija. Santiago Galvache, un chico del lugar, cae rendido a sus pies; ambos viven una intensa e inesperada historia de amor que terminará rápidamente en boda, en esa boda en que la niña desaparecerá y con su desaparición se terminará también el ensueño del grupo de jóvenes.

Ante la cámara de la reportera desfila todo un plantel de personajes contando su versión de los hechos y de paso mostrando sus propias interioridades "Le van a hablar mucho y le van a contar poco", pero sí que cuentan, aunque no sea sobre lo que le preguntan, cada uno tiene un recuerdo diferente de May, que nunca dejó de ser un misterio para todos. La forma de contar de Jabois es un elemento importante en el proceso de lectura de esta novela; con un torno pausado y recreándose en la emociones, crea una atmósfera llena de nostalgia por el pasado, por los años en que la juventud prometía un futuro brillante y el desengaño que supone la madurez, con sus desilusiones y sus amarguras. Y la forma de retratar a May, un personaje lleno de contrastes que no es, en absoluto, una heroína pero que nos conquista tal y como conquistó, hace muchos años, a todo un pueblo al que llegó como un soplo de aire fresco y novedoso, como una promesa de que la felicidad era posible.