domingo, 15 de septiembre de 2019

Extraños en un tren

"Extraños en un tren" fue la primera novela publicada por Patricia Highsmith y en ella nos cuenta la historia de Guy Haines, un joven arquitecto que se dirige en tren a su localidad natal para tratar de poner fin a un matrimonio breve y poco satisfactorio con Miriam, su primera novia de juventud, una chica inmadura e irresponsable, además de infiel. Una vez deje atrás esa etapa de su vida, Guy tiene grandes planes de futuro: le ha sido ofrecido un importante proyecto urbanístico que puede suponer su despegue profesional, además de que planea rehacer su vida sentimental con la encantadora y adinerada Anne.

Durante el trayecto en el tren coincide en su vagón con Charles Bruno, un joven permanentemente insatisfecho, ansioso de experiencias nuevas y al límite, odia a su padre porque le impide disponer de la fortuna que le corresponde, y que el joven estaría dispuesto a fundirse rápidamente en fiestas, alcohol y planes alocados. Bruno siente inmediatamente gran simpatía por Guy y tras compartir experiencias personales le plantea la hipotética posibilidad de intercambiar unos asesinatos que a ambos les convendrían, eliminaría cada uno a la persona que se interpone en el futuro del otro; así Bruno mataría a Miriam y Guy al padre de aquel. Serían dos crímenes perfectos, nadie les podría relacionar al uno con el otro, ya que no se conocen más que de esa ocasión. Guy no tiene muy en cuenta el descabellado plan considerándolo un delirio de borracho hasta que Miriam aparece asesinada. Se verá inmerso a partir de entonces en una autentica pesadilla donde están en riesgo su futuro personal y profesional por la amenaza de ser acusado de la muerte de Miriam si no cumple con su parte en un trato que nunca acordó.

Resulta muy interesante la contraposición de los dos protagonistas que convierte la novela en un auténtico thriller psicológico: Bruno es oscuro, desequilibrado, maquiavélico mientras que Guy es recto, responsable, limpio, pero el influjo de Bruno lo va acercando peligrosamente a zonas de sombra en las que le aterra adentrarse. La relación que se establece entre ellos es opresiva, angustiosa y no presagia nada bueno.

Mientras leía la novela no he podido evitar "visionarla" constantemente recreando las imágenes de la mítica (que no la única) versión cinematográfica que Hitchcock hizo de ella. Unido esto a que me ha sorprendido comprobar que los personajes principales de la historia son tremendamente jóvenes, apenas llegan a los treinta años, mientras que mi recuerdo cinematográfico me los representaba como personas de mediana edad, no he sido capaz de crearme una imagen de ellos que no fuera la que traía ya formada de la citada película. Y es que sigue cumpliéndose la regla de que es difícil leer un libro y disfrutarlo plenamente cuando se ha visto previamente la película, aunque hayan pasado un montón de años desde entonces. En mi caso al menos, esa regla casi siempre se cumple.

2 comentarios:

  1. Tienes razón en cuanto a lo de ver la película y luego leer el libro. Una vez que les pones rostro a los personajes o visionas un escenario ya no hay quien los cambie.
    Respecto a la edad de los protagonistas,la novela es de los años 50. Los veintitantos de esa época no son para nada los de ahora. A esa edad estabas casado y con hijos, eras un adulto. Ahora un veinteañero está en casa dando la tabarra a sus padres.
    Igual eso explica el aspecto maduro de los actores.

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    1. Es cierto: yo veo a un veinteañero de ahora más pendiente de irse de festivales que de asesinar a su exesposa, ja, ja!! Sí que han cambiado los tiempos y la madurez de las personas en genral.
      Saludos.

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