La Luciana que da nombre a "La muerte lenta de Luciana B.", novela del argentino Guillermo Martínez, es bastante poca cosa: una joven estudiante más bien insulsa, sin grandes virtudes, pero que logra sin embargo obsesionar a dos escritores al mismo tiempo: uno joven con ansias de triunfo que es además el narrador de esta novela y otro el maduro Kloster, estrella indiscutible de las letras argentinas, un misterioso autor que permanece ajeno a la vida pública y social. Durante un breve periodo de tiempo ambos escritores le dictan a Luciana sus novelas y surge entre ambos un amago de competición por conquistar a la joven mecanógrafa. Pero un avance demasiado atrevido por parte de Kloster lleva a Luciana a iniciar un pleito en su contra que tendrá repercusiones absolutamente indeseadas en la vida familiar del autor.
Diez años más tarde Luciana vuelve a ponerse en contacto con el joven escritor. Su decadencia física es innegable, la juventud la ha abandonado, todo rasgo de frescura y alegría se ha desvanecido. Según revela la joven, el gran Kloster está arruinando su vida poco a poco, acabando con todos sus seres queridos, con su novio, sus padres, su hermana... todos muertos, según ella cree por voluntad del autor ¿Es algo así posible? A Luciana le persiguen efectivamente las muertes violentas en su entorno, ninguna con aparente relación con Kloster pero su obsesión es enorme, siente que el escritor ha planeado todas y cada una de ellas como una venganza total, cada fallecimiento es parte de un plan a mayor nivel cuyo fin ultimo es provocar la muerte lenta de la propia Luciana.
Junto al narrador nos preguntaremos si estamos verdaderamente ante un asesino maquiavélico que ha diseñado una terrible venganza o tal vez ante una mujer desequilibrada obsesionada con su antiguo patrón. Con profunda y minuciosa observación de los hechos narrados, el autor entra en detalle en las acciones, pensamientos, sensaciones de los protagonistas de cada una de las dos versiones de los hechos; primero Luciana nos convence de la existencia de una trama criminal y a continuación Kloster nos la presenta como la creación de una mente enferma. Pero aún queda una posibilidad más retorcida: que estemos ante una novela en proceso de ser escrita cuya trama va convirtiéndose en realidad al margen de la voluntad del mismo autor. Nos enfrentamos a una intriga donde podemos llegar a dudar de la existencia de los propios crímenes, achacar las muertes que se van sucediendo al azar o a las leyes de la probabilidad, pero de lo que no podemos dudar es de que en toda esta historia llena de obsesiones y dramas hay víctimas reales, las muertes se producen pero a veces es peor la manera en que cada uno decide asumir las pérdidas que la misma pérdida en sí. Y cuando un autor argentino decide reflexionar sobre este tipo de temas, el interés está más que garantizado.
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