miércoles, 20 de junio de 2018

El coronel Chabert

Existe multitud de autores clásicos que no he tenido ocasión de leer, son muchos, demasiados, a algunos supongo que nunca llegaré a descubrirlos, seguramente son más los que se me escaparán que los que lograré leer, por ello es un inmenso placer cuando tengo la ocasión de encontrarme con una novela como "El coronel Chabert" del francés Honoré de Balzac, y conocer a un personaje que ha superado el marco de la novela en la que nació y se ha convertido en un símbolo universal del hombre que vuelve de la muerte y al que nadie reconoce; ha sido llevado al cine y mencionado como referencia por autores contemporáneos, como Javier Marías que reflexiona sobre el protagonista de esta novela en su libro "Los enamoramientos". Esta es una obrita corta, una lectura perfectamente asequible y que me ha permitido estrenarme con uno de los genios de la Literatura al que no me importaría continuar descubriendo, por lo que aceptaría gustosa sugerencias para nuevas lecturas dentro de su abundante producción.

El señor Derville, procurador ante los tribunales de París y los numerosos pasantes que para él trabajan y que componen un ruidoso coro de charlatanes entre los que se cruzan comentarios, bromas, puyas y apuestas, reciben con sorpresa a un nuevo cliente en su despacho. El extraño cliente pretende ser Chabert, un famoso coronel caído en la batalla de Eylau, el más bravo soldado que a las órdenes de Napoleón luchó en el combate que enfrentó a los franceses con el ejército ruso. Dado por muerto, el coronel sobrevivió sin embargo a sus heridas pero, perdida la memoria y su posición, vagó durante años por Europa, recuperados poco a poco los recuerdos pero convertido en un mendigo sin salud ni belleza. Ni su esposa, ni los amigos, nadie le reconoce o quiere reconocerle una vez que todos han seguido adelante y rehecho sus vidas sin él.
"—Caballero —díjole Derville—, ¿con quién tengo el honor de hablar?—Con el coronel Chabert.—¿Con cuál?—Con el que murió en Eylau —respondió el anciano.Al oír estas singulares palabras, el pasante y el procurador se lanzaron una mirada que significaba: «Es un loco»."
Chabert se enfrenta a farragosos procesos ante la justicia civil y militar llenos de enrevesados vericuetos mientras sobrevive en la miseria y apartado de la sociedad que un día lo aclamó como héroe de guerra. Se nos presenta en estas páginas la vida del París de la Restauración, una enorme y despersonalizada ciudad donde la riqueza decadente convive con la pobreza más cruel, donde la ciudad crece sin control ni planificación, donde la burocracia del sistema lo enreda y complica todo. Con una enorme vitalidad en los diálogos, una maravillosa riqueza en la descripción de los personajes, desde el protagonista al menos principal, con una ambientación descriptiva plagada de detalles significativos, Balzac demuestra su capacidad para crear todo un mundo en unas breves páginas, en un relato corto en extensión y profundo en su calidad literaria y en su misión de mostrar un retrato humano extensible a otros lugares y momentos históricos, un modelo humano intemporal.

Magníficamente se nos exponen la desilusión de nuestro protagonista, el desencanto, el abandono de toda esperanza a pesar de conservar intacta su altura moral y sus principios. Chabert ve brillar brevemente una luz de esperanza entre las endemoniadas gestiones que le devolverán su patrimonio, su vida anterior y sobre todas las cosas, su identidad. Pero la realidad terminará aplastándole con el peso de su implacable injusticia.
"Hay felicidades en las que uno ya no cree; llegan, son como el rayo, consumen"

2 comentarios:

  1. De literatura francesa muy poco he leído. Y con este autor nunca me he atrevido. Me has dejado con curiosidad por éste, que pinta bastante bien. Lo tendré en cuenta.
    Besotes!!!

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    1. Es una novela breve pero riquísima en todos los aspectos. Creo que merece la pena dedicarle atención.
      Saludos.

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