domingo, 3 de diciembre de 2017

Cabaret Biarritz

El escenario de "Cabaret Biarritz", novela con la que José C. Vales se hizo con el Premio Nadal 2013 es, obviamente, la alegre y elegante ciudad de Biarritz del año 1925 en plena temporada de baños, la "belle saison" como la llaman allí, donde aparece, tras una terrible galerna, el cadáver de una joven, presunta suicida, arrastrado hasta el puerto. Pero no es la única muerte violenta o accidental que se da en esos días en la ciudad y hay que reconocer que esa no es la mejor publicidad para una población que vive del lujo, la fiesta, el desenfreno y la alegría de vivir, así que el caso se despachará a prisa por parte de la policía y a la chica se le dará rápida sepultura y el resto de muertes serán consideraras como tristes sucesos esporádicos y sin ninguna conexión entre ellos.

Pero siempre hay alguien a quien le favorecen los muertos, como por ejemplo a los periódicos sensacionalistas que saben que los crímenes pasionales, los suicidios, las jóvenes muertas en extrañas circunstancias e incluso los trágicos ahogamientos atraen el morbo de los lectores. Así, al periodista Paul Villequeau, más conocido como Vilko, le será encomendado por el diario para el que trabaja la cobertura de esta noticia a la cual deberá de sacar el mayor jugo posible. Acompañado por el fotógrafo Marcel Galet, enviado desde Burdeos y una excéntrica inglesa con el complicado nombre de Beatrix Ross Buttgereit-Dientzenhofer, que no es preciso tratar de pronunciar del tirón, convertirán la cobertura del suceso en una auténtica investigación criminal. Pero el relato que tenemos entre manos es la reconstrucción que de aquellos hechos trató de realizar bastantes años más tarde el escritor Georges Miet que emprendió la ingente tarea de recabar la mayor cantidad de testimonios sobre aquellos sucesos con el fin de elaborar una novela. De este modo, el autor se propone entrevistar a una gran variedad de personajes que rondaron la ciudad aquel verano y que van contando su propia versión de los hechos: el propio periodista Vilko, el fotógrafo Galet, el policía a cargo del caso, las sirvientas, familiares o amigos de los involucrados son entrevistados tantos años después de los hechos para tratar de reconstruir lo que realmente ocurrió. Cada uno dará su visión de los sucesos y también irán retratando los distintos aspectos de aquel mundo de lujo y depravación de la tentadora ciudad costera, polo de atracción tanto de la realeza mundial de aquéllos años de entreguerras como de la nobleza arruinada, de actores, modistos y gente del espectáculo, bailarinas y buscavidas.

La novela presenta una magnífica recreación del ambiente de lujo y decadencia donde los placeres y los vicios conviven con los baños de sol y las cenas lujosas frecuentadas por nobles y artistas. Pero el relato al comienzo resulta algo deslavazado, cada capítulo podría ser un relato independiente de los demás, un pequeño cuento completo, al tratarse de la visión por parte de los distintos implicados en un hecho que les une: la trágica muerte de la joven. Sólo hacia el final logramos recomponer el puzle completo de los hechos. En cada intervención, los personajes se retratan a sí mismos a través de sus propias palabras, según van refiriendo el papel que tuvieron en los dramáticos hechos sucedidos en Biarritz, cada uno va mostrando lo más ridículo de su propia personalidad, sus obsesiones, sus opiniones sobre el mundo, sus pretensiones y prejuicios, todo punteado de un humor más bien negro cargado de mala uva que convierte cada retrato de personaje en una parodia, como si de un enorme desfile de esperpentos se tratara. La estructura de la novela es bastante compleja, con testimonios cruzados en distintos momentos temporales, voces diversas y datos ciertos o falsos que se combinan correctamente hasta alcanzar un final que da sentido a todo lo leído. Una lectura poco complaciente que presenta una imagen bastante pesimista del género humano en general pero contado con maestría y acierto..

2 comentarios:

  1. Me encantó, las historias dentro de otras, el narrador y su mala uva a la hora de explicarse... lo disfruté. Y mucho
    Besos

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    1. Sí, es cierto, la mala uva constante aligera mucho el tono. Y todas las historias convergen muy bien al final. Buena lectura.
      Saludos.

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